Ghwayran. Al menos 136 personas, la gran mayoría combatientes, han muerto en cuatro días de enfrentamientos que proseguían este domingo en Siria entre el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y las fuerzas kurdas, desencadenados por un ataque de los islamistas contra una prisión.
Miles de civiles fueron desplazados por los enfrentamientos en torno a la prisión de Ghwayran y sus alrededores, en el noreste del país, una de los mayores centros penitenciarios de yihadistas de Siria, custodiado por las fuerzas kurdas.
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Desde el asalto contra la prisión lanzado el jueves por la noche por unos 100 combatientes del EI para liberar a sus compañeros, “murieron 84 yihadistas y 45 combatientes kurdos”, así como “siete civiles”, afirmó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
Este ataque es el mayor desde que el EI fuera derrotado en Siria en el 2019 por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dominadas por los kurdos y respaldadas por la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos. Las FDS afirmaron en un comunicado que “los combatientes del EI se encontraban dentro del recinto penitenciario y ya no podían escapar”, puesto que sus fuerzas rodearon el área.
Miles de yihadistas están detenidos en el norte y el noreste del país, territorios en parte controlados por las autoridades kurdas. Aunque el EI sigue logrando lanzar sangrientos ataques gracias a sus células clandestinas.
“Feroces combates estallaron este domingo al alba, con las fuerzas kurdas intentado retomar el control de la prisión y neutralizar a los yihadistas que se encuentran en los alrededores” explicó el OSDH. La prisión, situada en la ciudad de Hassaké, alberga a unos 3.500 miembros del EI, incluidos los líderes del grupo, según esta ONG, que cuenta con una amplia red de fuentes en Siria.
Huida de civiles
Miembros de las FDS buscaban a los yihadistas e instaban a través de altavoces a los civiles a abandonar la zona. Los yihadistas “entran en las casas y matan a la gente” indicó uno de los civiles que huía a pie. “Es un milagro que hayamos sobrevivido”, agregó, mientras llevaba en brazos a un niño envuelto en una manta.
Estados Unidos condenó este ataque, recordando que el EI intenta liberar a yihadistas desde hace más de un año. También elogió a las FDS y las fuerzas de la coalición internacional por oponerse al asalto a la prisión. Durante los combates, en los barrios ubicados al norte de la prisión, las FDS se incautaron de cinturones explosivos, de armas y de municiones.
En un video divulgado el sábado, el EI muestra a una veintena de hombres, algunos de ellos con atuendo militar, afirmando que se trata de kurdos capturados durante el asalto. Al comentar el video, las FDS mencionaron que los cautivos eran miembros del personal que trabajaba en la cocina de la prisión.
‘Mejor oportunidad’
“Las evasiones de prisión son la mejor oportunidad para el EI de recuperar su fuerza (...) y la prisión de Ghwayran es en ese aspecto un buen objetivo, ya que está superpoblada”, explicó Nicholas Heras del Newlines Institute en Washington.
Varias prisiones en las zonas sirias controladas por los kurdos, donde están detenidos combatientes del antiguo “ejército” del EI, eran originalmente escuelas y, por tanto, están mal adaptadas para alojar detenidos durante largos períodos.
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Según las autoridades kurdas, unos 12.000 yihadistas de más de 50 nacionalidades están recluidos en prisiones bajo su control. Abdelkarim Omar, responsable de la política extranjera de la administración semiautónoma kurda, afirmó que el ataque del EI contra la prisión de Ghwayran se debió a “la incapacidad de la comunidad internacional en asumir sus responsabilidades”.
Los kurdos reclaman en vano que se repatríe a los miles de presos yihadistas que tienen nacionalidades de países occidentales. La guerra en Siria, desencadenada en 2011 por la represión de manifestantes prodemocracia, se ha complicado a lo largo de los años con la implicación potencias regionales e internacionales, en un contexto de emergencia de los yihadistas.
El conflicto ha causado medio millón de muertos, devastado las infraestructuras del país y obligado a millones de personas a abandonar sus hogares para huir de los combates.