Jerusalén. En la mira por una serie de casos de corrupción, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu tendrá un breve respiro la próxima semana cuando viaje a Washington para reunirse con el presidente Donald Trump, un “amigo de verdad”.
En plenos preparativos de su visita a Estados Unidos, Netanyahu fue sometido el viernes a cinco horas de interrogatorios de la policía a raíz de un comprometedor caso que podría, según algunos comentaristas, provocar su caída.
La policía recomendó el mes pasado que fuera inculpado por corrupción, fraude y abuso de poder en dos casos, mientras continúan las investigaciones en otros asuntos.
El lunes Netanyahu se reunirá con Donald Trump, a quien califica como un “amigo de verdad”, mientras el presidente estadounidense ha adoptado una política de apoyo sin fisuras hacia Israel y su gobierno, desde que asumió el poder en enero de 2017.
LEA MÁS: Policía interroga a Netanyahu y su esposa por casos de presunta corrupción
Los dos dirigentes se sirven de los mismos argumentos populistas. Benjamin Netanyahu, que imita al presidente Trump, insiste en denunciar como “Fake news” (noticias falsas) las informaciones relacionadas con las sospechas de corrupción en su contra.
“Comparten la misma ideología, la ideología populista y conservadora que dice que las viejas élites liberales están contra ellos”, explicó Gayil Talshir, profesora de ciencias políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén. “Desde ese punto de vista, la reunión ayuda” a Netanyahu.
Donald Trump ha dado mucho más que apoyo moral a Israel y su gobierno.
Rompiendo con sus predecesores e ignorando múltiples advertencias, Trump anunció el 6 de diciembre su decisión de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel. Fijó para mayo la mudanza de la embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv a Jerusalén.
El presidente estadounidense también congeló la ayuda financiera de decenas de millones de dólares a los palestinos.
Estas dos medidas provocaron la ira de los dirigentes palestinos que acusaron a Trump de haberse parcializado a favor de Israel y descalificaron a Estados Unidos como mediador en el conflicto israelo-palestino.
Además, a Jared Kushner, yerno y consejero de Trump, se le prohibió acceder a las informaciones más sensibles de la Casa Blanca, lo que podría dificultar aún más su misión de relanzar el proceso de paz israelo-palestino y retrasar la presentación del acuerdo de paz “definitivo” mencionado por el presidente de Estados Unidos.
Donald Trump ha afirmado en varias oportunidades que quiere lograr un acuerdo israelo-palestino que sus predecesores no han podido alcanzar.
Sin embargo, los analistas se preguntan cómo puede avanzar en ese acuerdo cuando los palestinos están unidos contra Estados Unidos, y Benjamin Netanyahu está presionado por los partidarios de la línea más dura de su coalición para acelerar la colonización o incluso anexar a Cisjordania, un territorio palestino ocupado.
Netanyahu no debería preocuparse del retraso en el relanzamiento de las negociaciones con los palestinos.
Por ahora parece más que todo interesado por las discusiones con Trump sobre Irán, enemigo número uno de Israel, acusado de querer implicarse militarmente en Siria , país vecino de Israel.
Es probable que Benjamin Netanyahu pida de nuevo una anulación o la modificación del acuerdo sobre el asunto nuclear entre las grandes potencias e Irán, estimó Zalman Shoval, exembajador de Israel en Washington.
“Israel espera que los estadounidenses desempeñen un papel más activo para intentar bloquear y contener los avances iraníes en Siria ”, donde Irán presta apoyo militar al régimen de Bashar al Asad en la guerra, agregó.
Durante su visita a Washington, Netanyahu también ofrecerá el martes un discurso ante la conferencia del Comité Americano Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC, por sus siglas en inglés), un influyente lobby estadounidense pro israelí.
Un sondeo publicado en enero por el Pew Research Centre reveló que se produjo una fractura profunda entre los republicanos y demócratas en cuanto al apoyo a Israel. 79% de los republicanos mostraron más simpatía por Israel que por los palestinos, contra 27% entre los demócratas.
Además del importante apoyo político, Estados Unidos aporta a Israel, como su principal aliado, más de 3.000 millones de dólares anuales en ayuda militar.