Saná. La coalición militar liderada por Arabia Saudí lanzó este domingo ataques aéreos contra la capital de Yemen, Saná, bajo control de los hutíes, tras interceptar 12 drones disparados por estos rebeldes sobre territorio saudí, según las autoridades.
Estos ataques con drones no han sido reivindicados, pero la agencia oficial saudí de prensa SPA acusó a los hutíes, que han multiplicado los disparos contra el reino wahabita en las últimas semanas y amenazado con nuevos ataques.
Al mismo tiempo, los rebeldes reanudaron su ofensiva contra la ciudad petrolera de Marib, último bastión del norte de Yemen todavía en manos de los leales.
"La operación tiene como objetivo las capacidades militares de los hutíes en Saná y en otras provincias", informó la coalición, citada por SPA.
Los ataques aéreos de la coalición, que apoya militarmente a las fuerzas progubernamentales yemeníes desde el 2015 en su guerra contra los insurgentes, provocaron enormes columnas de humo en Saná. Los hutíes informaron de siete bombardeos sobre la capital.
Estos ataques llegan después de que la coalición anunció haber interceptado en Arabia Saudí 12 drones lanzados el domingo contra el reino por los rebeldes.
Según la coalición, los aparatos teledirigidos apuntaban a objetivos “civiles”.
Tras los bombardeos contra Saná, la alianza militar aseguró que tomar como objetivo a civiles es “una línea roja”.
Este recrudecimiento de la violencia ocurre cuando la administración estadounidense de Joe Biden exhortó a los hutíes a la desescalada tras haberlos retirado de la lista de “organizaciones terroristas” para no bloquear el suministro de la ayuda en Yemen.
Batalla por ciudad
Las “victorias” de las fuerzas progubernamentales frente a los hutíes en Marib, llevaron a los rebeldes a intensificar sus ataques contra el reino, agregó.
El sábado, fuentes militares gubernamentales registraron al menos 90 combatientes muertos en 24 horas en violentos enfrentamientos en Marib. Los hutíes tratan de arrancar esta ciudad estratégica desde hace un mes a las fuerzas leales apoyadas por la aviación saudí.
Los rebeldes tienen el apoyo de Irán, gran rival en la región de Arabia Saudí. Pero Irán desmiente que suministre armas a los hutíes.
Salidos de su bastión en el 2014 del norte de Yemen, los insurgentes tomaron el control de vastas regiones, entre ellas la capital, Saná. Surgidos de la importante minoría zaidí, se consideran marginalizados por el gobierno central.
Años de bombardeos no han logrado romper el control de los hutíes sobre Saná. La toma de Marib por los rebeldes es un revés duro para el poder y su aliado saudí.
La guerra en Yemen causó decenas de miles de muertos y millones de desplazados, según las ONG, y causó la peor crisis humanitaria actual en el mundo, afirmó la ONU.
El domingo, David Gressly, coordinador humanitario de Naciones Unidas para Yemen, viajó al puerto de Hodeida en el mar Rojo, un punto de entrada clave para la ayuda humanitaria para ese país en guerra.
“Necesito comprender la situación a nivel de la alimentación, combustible, salud, agua, educación y otras necesidades de la población”, declaró a los periodistas. “Lo que quisiéramos ver es la puerta abierta, no solo para el combustible, sino para otros productos”.
La semana pasada, la ONU advirtió contra la “pena de muerte” contra Yemen después de que una conferencia de donantes recogió menos de la mitad de los fondos necesarios ($1.700 millones en vez de los $3.850 millones esperados) para financiar una ayuda de urgencia para evitar la devastadora hambruna.
“Después de más de un año de covid-19 en el mundo, las economías están debilitadas y los que financian tienen más dificultad para dar dinero”, subrayó Gressly.