Faluya, Irak. AFP Centenares de civiles huyeron este viernes de la región iraquí de Faluya, ante los bombardeos de la coalición internacional para apoyar una intensa ofensiva terrestre contra el Estado Islámico (EI), que también fue duramente golpeado en la provincia siria de Raqa.
Unos 70 combatientes del EI, incluyendo el comandante de ese grupo yihadista en la ciudad de Faluya, murieron durante esos ataques por aire y tierra de la coalición liderada por Estados Unidos, aseguró un portavoz militar estadounidense en Bagdad.
El coronel Steve Warren, basado en Bagdad, dijo que en los últimos cuatro días, unos 20 ataques en la sitiada Faluya acabaron con depósitos de armas y posiciones de combate del EI.
“Hemos matado a más de 70 combatientes enemigos, incluyendo a Maher Al-Bilawi, el comandante de las fuerzas de EI en Faluya”, dijo Warren.
“Esto, por supuesto, no detendrá totalmente el combate del enemigo, pero es un golpe duro. Y crea confusión y obliga a que el segundo comandante tenga que ascender. Provoca otro movimiento en el liderazgo”, añadió.
La situación de los civiles atrapados en medio de los combates preocupa a la comunidad internacional.
Preocupación. El Consejo de Seguridad de la ONU debatirá el próximo viernes sobre la situación humanitaria en Siria, donde más de 280.000 personas han muerto y millones han debido abandonar sus hogares desde el inicio del conflicto en el 2011.
En apoyo a la ofensiva que lanzaron el martes en el norte de la provincia de Raqa (norte), las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), aviones de la coalición, principalmente de Estados Unidos, intensificaron los bombardeos contra posiciones yihadistas.
“Ha habido una importante intensificación de los bombardeos”, indicó el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman, quien mencionó 150 ataques en total.
Estos ataques fueron dirigidos contra posiciones del EI en los alrededores de Tal Abyad y Ain Issa, las dos únicas ciudades de Raqa que no han caído en manos de los yihadistas y están controladas por tropas kurdas.
Los bombardeos y los combates sobre el terreno han dejado, hasta el momento, 31 combatientes del EI muertos. El número de bajas de la coalición es desconocido por el momento.
En Raqa, considerada como la “capital” de facto del EI en Siria y donde viven unas 300.000 personas, los yihadistas impedían a los civiles salir de la ciudad y, según las FDS, los utilizan como “escudos humanos”.
“El EI no está dando permisos para salir de la ciudad, ni siquiera a la gente enferma o la que necesita asistencia”, dijo Abdel Rahman, del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Según Abu Mohamed, fundador del grupo de activistas Raqa is Being Slaughtered Silently, los civiles pagan a traficantes unos $400 (360 euros) por persona para salir de Raqa.
“La gente ya ni sale a las calles”, dijo otro activista del grupo, Hamud al Musa. “Se teme un gran ataque de la aviación, ya sea de la coalición, de Rusia o del régimen sirio”, todos implicados en el conflicto.
Las FDS cuentan también con apoyo terrestre de miembros de las fuerzas especiales estadounidenses, que tienen una función de “consejo y asistencia”, según el Pentágono.
Miembros de las fuerzas especiales estadounidenses fueron vistos, el miércoles, con combatientes kurdos en Fatsa, una ciudad en el norte de Raqa retomada de manos de los yihadistas.
Turquía denunció el viernes la “hipocresía” de Estados Unidos, mencionando la presencia de soldados estadounidenses, algunos de los cuales llevaban la insignia de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), una milicia kurda considerada “terrorista” por Ankara.
“No está autorizado y es inapropiado llevar la insignia de las YPG, y hemos tomado medidas correctivas” al respecto, dijo el coronel estadounidense Steve Warren.
El Estado Islámico protagonizó, en cambio, un avance inesperado en la provincia de Alepo el viernes.
Al menos cuatro civiles, entre ellos un niño, murieron por ataques con barriles explosivos del régimen en la zona, según la defensa civil.
Los ataques aéreos también mataron a 11 personas en una panadería en Hreitan y cuatro personas en Kfar Hamra, en la misma provincia, informaron rescatistas.