En una contienda en la que parecían medir fuerzas el presidente Juan Manuel Santos y su predecesor Alvaro Uribe, los colombianos acudían de a pocos a las urnas el domingo para elegir un nuevo Congreso para el período 2014-2018, cuando se anticipa que los legisladores deberán aprobar reformas clave, en caso se alcance un acuerdo de paz con la guerrilla.
Las autoridades reportaron sólo unos pocos incidentes de orden público en el resto del país como dos hostigamientos armados de presuntos rebeldes a patrullas policiales antidrogas y del Ejército, sin que se reportaran heridos.
El registrador nacional, Carlos Ariel Sánchez, que organiza las elecciones, anticipó una abstención de 50% comparada con el 51% de los comicios legislativos del 2010.
Una encuesta de la empresa Cifras y Conceptos divulgada en febrero indicó que un 20% de los entrevistados votaría por la lista de candidatos al congreso del Centro Democrático del ex presidente Uribe, seguido con un 17% de votos por los candidatos del Partido Liberal y 11% por los del Partido Social de Unidad Nacional, de Santos.
En una de las calles del centro, a pocas cuadras de la Plaza de Bolívar, y detrás de su carreta de madera en la que vende cocos para tomar su agua o pedacitos que se consumen como dulce, John Angulo, un vendedor ambulante de 33 años, dijo que nunca había votado ni lo haría en la jornada porque era una pérdida de tiempo.
"Nunca he votado, ni lo voy a hacer nunca porque no creo en nadie... En Colombia los políticos son corruptos”, dijo. Además en la fila para votar “voy a perder dos horas de mi tiempo... (y) sino no trabajo, no como”, añadió el hombre, casado y con dos hijos.
El locutor de una emisora comunitaria al norte de Bogotá, Fernando Rodríguez, de 30 años, dijo que ganará Uribe porque “los colombianos no tenemos esa conciencia y la capacidad para mirar hacia atrás los errores que se cometieron hace seis o cuatro años y vamos derecho a cometer los mismos errores”.
Al otro extremo, en el sur, Oneida Castillo, una vendedora ambulante de 48 años, dijo que votó por Uribe (2002-2010). “Sé que él, pesé a que la gente no lo quiere, nos hizo vivir ocho años con tranquilidad”.
Tras sufragar el presidente Santos invitó a los colombianos a votar como un derecho, un deber y una forma de fortalecer la democracia.
“Estas elecciones han sido tal vez las más seguras, las más tranquilas en la historia reciente del país”, resaltó. Dijo esperar que la jornada terminara de igual forma para que "podamos dar un parte al mundo que nuestra democracia funcionó”.
De acuerdo con el Ministerio de Defensa, menos de 4% de los 1.102 municipios colombianos tiene riesgos de algún incidente relacionado con la actividad de grupos armados ilegales.
En una breve declaración y sin responder preguntas a los reporteros, Uribe dijo que votó por su movimiento que asegura representa la seguridad, un Estado austero y el apoyo a “la disidencia democrática de Venezuela. He votado contra el sanguinario *castro-chavismo*, que algunos quieren traer a Colombia, el gobierno propicia”.
Ariel Ávila, analista de la no gubernamental Fundación Paz y Reconciliación, que estudia el conflicto armado interno y las representaciones en el Congreso, dijo en diálogo telefónico que lo que ha transcurrido de la jornada ha sido sin mayores incidentes, y que lo que se ha notado en algunas zonas, especialmente de la costa del Caribe colombiano, es que los partidos tradicionales están llevando a votar a los electores en buses, una vieja práctica de las maquinarias partidistas para asegurar la elección de sus candidatos.
En las principales ciudades del país como Bogotá y Medellín, que por ser las más grandes y de mayor caudal de electores, definen victorias o derrotas, se nota por ahora baja afluencia, dijo Ávila. "Si esto no se ha compuesto (por la tarde)... va a ser difícil” que no ganen las maquinarias tradicionales frente a nuevos candidatos de otras opciones, añadió Ávila.
Bogotá es el mayor colegio electoral del país con 5,1 millones de electores inscritos, mientras el segundo es el departamento de Antioquia, cuya capital es Medellín, con 4,1 millones de inscritos en esa región del noroeste colombiano, y en tercer lugar está el departamento de Valle del Cauca, al suroeste, con 3,2 millones.
Aunque hasta ahora no hay seguridad de que concluyan en un acuerdo las negociaciones de paz que adelanta el gobierno de Santos con las guerrillas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) , en diálogos iniciados a fines del 2012 y que se realizan en La Habana, la mayoría de las campañas electorales de los candidatos se han centrado en el tema de la paz y en la necesidad de reformas es un posible escenario de un país post-conflicto, tras 50 años de guerra interna.
Los candidatos también han debatido reformas al sistema de salud, a la justicia y el combate a la corrupción pública y en medio de años de denuncias sobre pagos de sobornos en contrataciones de obras de infraestructura en beneficio de quienes financiaron o apoyaron su campaña.
“Si el presidente Santos logra sacar avante el tema de la paz con las FARC sin duda va a haber compromisos, iniciativas que van a requerir de una tarea muy juiciosa por parte del congreso de la República para poderlas implementar”, dijo a los reporteros tras votar en la Plaza de Bolívar, el expresidente del Partido Liberal, César Gaviria (1991-1994).
Para Santos, que gobierna con una coalición, los resultados son importantes porque en caso que Uribe consiga una abultada representación legislativa cambiaría la correlación de fuerzas, no sólo para aprobar proyectos de ley, sino para apuntalar su aspiración a reelegirse en los venideros comicios presidenciales del 25 de mayo.
Tras apoyar su elección en 2010, Uribe y Santos se separaron y el ex mandatario se ha convertido en el principal crítico del gobierno por temas como las negociaciones de paz con las FARC, a las que intentó doblegar por la vía militar durante su gestión