Kiev. Los combates en el este de Ucrania llegaron a su “máxima intensidad”, afirmaron el jueves las autoridades ucranianas, que reclaman con insistencia más armas a los países occidentales para contrarrestar la arrolladora ofensiva rusa.
Las tropas rusas, que invadieron Ucrania el 24 de febrero, centran actualmente su ofensiva en el este, tras fracasar en su tentativa de tomar Kiev, la capital. “Los combates alcanzaron su intensidad máxima y tenemos ante nosotros un periodo largo y extremadamente difícil”, declaró a la prensa la viceministra ucraniana de Defensa, Ganna Malyar.
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Concretamente, el Ejército ruso intenta hacerse con el control de la ciudad de Severodonetsk, que tenía unos 100.000 habitantes antes de la guerra. La localidad es clave para que Rusia controle totalmente el Donbás, una cuenca minera parcialmente ocupada desde el 2014 por separatistas apoyados por Moscú.
“Algunas ciudades y pueblos no existen más” en esa región, sometida desde hace días a intensos bombardeos, afirmó el ministro ucraniano de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, ante el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza. “Han sido reducidas a ruinas por la artillería rusa, por los sistemas rusos de lanzamiento múltiple de cohetes”, precisó el ministro, quien agregó que ese es precisamente el tipo de armas que ahora necesita su país.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reforzó el pedido, recordando que las tropas rusas eran netamente superiores en “términos de equipo y número de soldados”. La jefa de la diplomacia británica, Liz Truss, advirtió contra cualquier tentación de “ofrecer un compromiso o (iniciativas de) apaciguamiento” al presidente ruso, Vladímir Putin.
“Tenemos que asegurarnos de la derrota de Putin en Ucrania (...), de que una agresión rusa nunca más amenazará la paz en Europa”, manifestó Truss durante una visita a Bosnia. El jefe de gobierno alemán, Olaf Scholz, destacó que Rusia “no ha logrado sus objetivos estratégicos” en Ucrania y agregó: Putin “no debe ganar su guerra. Y estoy convencido: no la ganará”.
‘Saber que no estamos solos’
Desde la invasión rusa, más de 8 millones de ucranianos se convirtieron en desplazados internos y otras 6 millones huyeron del país, que tenía 37 millones de habitantes en los territorios controlados por Kiev.
Los países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) condenaron por una amplia mayoría la invasión rusa y los bombardeos de hospitales e instalaciones sanitarias en ucrania. Según la OMS, se registraron 256 ataques contra el servicio de salud en Ucrania desde el inicio de la invasión y en 212 de ellos se utilizaron armas pesadas.
En la región de Lugansk, una de las que conforma el Donbás junto a Donetsk, las ciudades en la línea de frente han quedado sin habitantes y quienes permanecen, a menudo ancianos, pasan la mayor parte del tiempo en los sótanos. Como en la ciudad de Soledar, a algunas decenas de kilómetros de Severodonetsk, donde Natalia, de 47 años, salió a la calle “solo para ver gente”.
“Necesitamos saber que no estamos solos y que todavía hay vida por aquí”, declaró. En la ciudad vecina de Lysychansk, la policía tomó el control de los servicios funerarios para enterrar a los muertos, dijo el gobernador de Lugansk, Serguéi Gaidai. Al menos 150 personas tuvieron que ser sepultadas en una fosa común, agregó.
Según la presidencia ucraniana, en las últimas 24 horas, al menos tres personas murieron en esta localidad de la región de Lugansk y otros cuatro civiles en la de Donetsk. El gobernador indicó en Telegram que todas las fuerzas rusas estaban desplegadas en la zona, por la que la situación era “extremadamente difícil”.
En Járkov, murieron siete personas en nuevos bombardeo, y en el sur, cerca de Mikolaiv, otros dos civiles perdieron la vida debido a los combates. “Los países que demoran el suministro de armas pesadas a Ucrania deben entender que cada día que pasan decidiendo, sopesando diferentes argumentos, hay gente muriendo”, insistió Kuleba en Davos.
Rusia acusa a Occidente
La guerra entre dos grandes exportadores de cereales, que producen un tercio del trigo mundial, provocó preocupación por el riesgo de una crisis alimentaria.
Kuleba informó de conversaciones de Kiev con la ONU sobre la posibilidad de crear un paso seguro desde el puerto de Odesa, aunque Rusia niega estar bloqueando los puertos del país y achaca la situación a “medidas ilegales” adoptadas por los países occidentales.
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Putin afirmó este jueves que Rusia “está dispuesta a aportar una contribución significativa para superar la crisis alimentaria”, a condición de que Occidente levante las sanciones que le impuso “por motivaciones políticas”.
Los países occidentales “deben anular estas decisiones ilegales que obstaculizan el flete de los navíos y la exportación de cereales”, dijo por su parte el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov.