Hong Kong. Decenas de empresas y comercios de Hong Kong anunciaron su intención de cerrar este miércoles en protesta contra el proyecto del gobierno local de autorizar las extradiciones a la China continental, que ya dio pie a una colosal manifestación este fin de semana.
La protesta del domingo ha sido la mayor que se ha registrado desde que la excolonia británica pasó a manos de China en 1997.
Según los organizadores, más de un millón de personas desafiaron el calor sofocante para salir a las calles y pedir al ejecutivo hongkonés que renuncie a su proyecto de ley.
El texto ha provocado las críticas de los países occidentales y las protestas de algunos hongkoneses que temen caer en manos de un sistema de justicia chino opaco y politizado, y creen que esta reforma perjudicará la imagen internacional y el atractivo de la ciudad semiautónoma.
Sin embargo, la magnitud de la manifestación no disuadió a Carrie Lam, jefa Ejecutiva de Hong Kong, quien reiteró el lunes que el Consejo Legislativo, dominado por fuerzas leales a Pekín– examinaría este texto el miércoles, tal y como estaba previsto.
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Quienes se oponen al proyecto anunciaron una manifestación el miércoles cerca del Consejo Legislativo y llamaron a la población a participar o a hacer huelga.
Otras personas también pidieron pasar la noche del martes cerca del Parlamento.
Los comerciantes ya se han movilizado en las redes sociales, bajo la etiqueta “strike1206”, para anunciar que sus tiendas cerrarán para permitir que sus empleados se manifiesten.
Se trata esencialmente de comercios familiares y pequeñas tiendas en el corazón de la economía local, pero que rara vez se hacen oír en el debate político.
El martes por la mañana, más de un centenar de comercios anunciaron su intención de cerrar sus puertas. Entre ellos, cafés y restaurantes, tiendas de aparatos electrónicos y juguetes, salones de manicura, estudios de yoga e incluso un sex-shop.
"Hong Kong se construyó gracias al duro trabajo de generaciones", dice Meet Yoga Studio en su cuenta Instagram. "¿Y si lo borramos todo y lo llamamos directamente China?", se preguntó irónicamente.
En virtud del acuerdo de 1984 entre Londres y Pekín, que presidió su traspaso en 1997, Hong Kong disfruta de una semiautonomía y unas libertades que no existen en la China continental, en teoría, hasta el 2047.
Sin embargo, la antigua colonia británica ha sido escenario de considerables disturbios políticos durante la última década, más o menos por la preocupación que suscita la creciente interferencia de Pekín en sus asuntos internos y por la percepción de que el acuerdo de cesión y el famoso principio "Un país, dos sistemas" ya no se respetan.
Estados Unidos fue de los que expresó su inquietud, a lo que Pekín respondió airadamente: "Pedimos al lado estadounidense (...) que sea cauto y deje de interferir de cualquier forma en los asuntos internos de Hong Kong y China", manifestó el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino Geng Shuang.
"Soy una hongkonesa que no sabe casi nada de política y encuentra placer en las pequeñas cosas de la vida", escribió por su parte una florista. "Pero lo que sé de la política es que afecta a todos los aspectos de nuestra vida".
El abogado Michael Vidler dijo que permitirá a sus 12 empleados que obren "según su conciencia".
Lam criticó el martes el proyecto de huelga. "Insto a las escuelas, padres, empresas y sindicatos , antes de convocar estos actos radicales, a plantearse la pregunta del bien que pueden hacer a la sociedad y la juventud de Hong Kong", afirmó, según Radio Television Hong Kong (RTHK).
El proyecto de ley contempla la extradición a todas las jurisdicciones con las que no existe un acuerdo bilateral, incluida la China continental.
Las autoridades afirman que esta ley llenará un vacío legal y hará que la ciudad ya no sea un refugio seguro para algunos criminales. Garantizan la existencia de salvaguardias para asegurar que cumpla con las normas internacionales de derechos humanos y que no se dirija a los opositores políticos de China.
Sin embargo, tras años de tensiones políticas en la antigua colonia británica, muchos hongkoneses ya no creen en las promesas de su ejecutivo, que está alineado con Pekín, y sospechan de las intenciones del gobierno chino, especialmente bajo Xi Jinping.
En el otoño del 2014, el corazón financiero de Hong Kong estuvo bloqueado durante varias semanas por el "Movimiento de los paraguas", una vasta movilización para exigir la elección del Jefe del Ejecutivo por sufragio universal.
Desde entonces, muchos activistas pro-democracia han sido encarcelados, se les ha impedido presentarse a las elecciones o se les ha despojado de su cartera de consejeros en el Consejo Legislativo.
La oposición al proyecto de ley ha unido a actores diversos. Así, la diócesis católica de Hong Kong exhortó a Lam, una católica ferviente, a que renuncie.
Precisamente, la justicia neozelandesa se opuso el martes a la extradición a China de un sospechoso de homicidio por el riesgo de que sea torturado.