Un feroz asalto sorpresa. Una respuesta contundente. Cerca de 2000 muertos y un número no establecido de secuestrados. Escenas de terror que dejaron al mundo en shock y generan extrema preocupación por cómo puede escalar el conflicto. El ataque del grupo palestino islamista Hamas desde la Franja de Gaza con militantes infiltrados fue el primer paso de una nueva guerra en Medio Oriente con consecuencias aún impredecibles.
El 7 de octubre de 2023 es ya considerado en Israel como su propio 11 de setiembre (por los atentados de 2001 en Estados Unidos), por el factor sorpresa de la ofensiva, las fallas en los servicios de inteligencia y la asimetría de fuerzas.
¿Cómo Hamas logró violar el “muro de hierro” de Israel?
El asalto fue un duro golpe para Israel no solo por la enorme cantidad de víctimas sino también porque puso en cuestionamiento un sistema de seguridad y de inteligencia de reputación internacional. Parte de su estrategia de defensa frente a Hamas era una “valla inteligente” con tecnología de punta que cuenta con cámaras, radares y sensores, además de toneladas de hierro y acero. La estructura incluye una barrera subterránea de hormigón que separa a su territorio de la Franja de Gaza.
Los 65 kilómetros del “muro de hierro”, así lo llaman en Israel, parecía impenetrable. Los terroristas lograron violarlo a través de una combinación de tácticas previamente planeadas que les permitieron burlar el sistema y cruzar hacia territorio israelí desde 29 puntos, a pesar de las torres de vigilancia situadas cada 150 metros.
Incursiones por aire
Hamas bombardeó torres de vigilancia, infraestructura de comunicación y armamento con drones tan simples como los comerciales. Algunos de sus miembros, incluso, cruzaron la frontera volando en parapentes propulsados por ventiladores, según se vio en videos conocidos el mismo sábado.
Además, la agrupación lanzó desde Gaza más de 3000 cohetes, que llegaron a ciudades estratégicas y más alejadas como Tel Aviv y Jerusalén, según información de Israel.
Incursiones por tierra
Los militantes de Hamas utilizaron explosivos para volar partes de la valla y luego cruzaron con motos a través de esos huecos. Minutos después pasaron con aplanadoras para terminar de romper la estructura y permitir el ingreso de vehículos más grandes, como tanques.
¿Qué es Hamas y cuál es el origen del conflicto?
Acrónimo de Harakat al-Muqawama al-Islamiya (“Movimiento de Resistencia Islámica”), Hamas fue fundado por el jeque Ahmed Yassin como un brazo político de la Hermandad en Gaza (organización islamista egipcia) en diciembre de 1987, tras el estallido de la primera intifada, un levantamiento palestino contra la ocupación israelí de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este.
Al año siguiente, el grupo publicó su carta constitucional, en la que llamaba a la destrucción de Israel y el establecimiento de una sociedad islámica palestina, con la violencia como medio para conseguirlo. Hamas fue la autoridad de facto en la Franja de Gaza desde poco después de que Israel se retirara del territorio en 2005 y luego ganó las elecciones parlamentarias de 2006 y en 2007.
Entonces sacó violentamente del poder a la Autoridad Palestina, dominada por el movimiento Fatah, su rival dentro de la causa palestina y que administra áreas de la Cisjordania ocupada por Israel, además de contar con reconocimiento internacional. En el enclave, que cuenta con unos dos millones de habitantes, Hamas estableció instituciones autoritarias y una implementación estricta de la sharia, la ley islámica, especialmente en lo que respecta a los derechos de las mujeres y la comunidad LGBT.
LEA MÁS: ¿Cómo opera Hamás y Hizbulá? Le explicamos los detalles de estas organizaciones terroristas
Tras la toma del poder de Hamas, Israel impuso un bloqueo para restringir el movimiento de personas y bienes dentro y fuera del territorio, una medida que -justificó- era necesaria para evitar que el grupo desarrolle armas. El bloqueo devastó la economía de Gaza, donde más del 80% de la población vive en la pobreza.
Desde su última guerra en 2021, que duró 11 días, Israel flexibilizó algunas condiciones y ofreció permisos para que los gazatíes trabajen en Israel o en Cisjordania -donde los salarios son más altos- para beneficiar a la economía dentro del enclave.
Con esta situación, parecía estar más controlada la crisis en Gaza, e Israel enfocó sus fuerzas de seguridad sobre Cisjordania, donde se multiplicaban las protestas contra los asentamientos judíos. Esta falsa tranquilidad fue probablemente parte del plan del asalto sorpresa. Hamas fue declarado grupo terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y otras naciones occidentales.
Por otro lado, recibe el respaldo de países árabes, como Qatar y Turquía, y en los últimos años se acercó a Irán (y a Hizbulá, el grupo respaldado por Teherán en el Líbano), que se cree que aporta financiamiento y armas a la organización insurgente, y que apoyó a Hamas en la planificación del ataque, según fuentes occidentales, algo por ahora negado por el régimen teocrático.
Los líderes de Hamas en la actualidad son Yehia Sinwar, en Gaza, e Ismail Haniyeh, en Qatar. Mohammed Deif es el comandante a cargo del ala militar, considerado el “cerebro” del asalto reciente contra Israel.
La zona de la guerra actual formaba parte del Imperio Otomano desde principios del siglo XVI hasta que el control de la mayoría de la región fue concedido a los británicos, después de la Primera Guerra Mundial. En 1916, el Acuerdo Sykes-Picot, negociado entre Gran Bretaña y Francia con el apoyo de Rusia, tenía como objetivo dividir Medio Oriente en esferas de influencia; Palestina quedó bajo mandato británico.
Al año siguiente, se firmó la llamada Declaración Balfour (por el apellido del entonces secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña), en la que el gobierno británico se comprometía a apoyar el “establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío”. Para los israelíes, ese texto marcó una declaración formal del derecho del Estado de Israel a existir; para los palestinos, fue una señal de la quita de sus tierras.
Frente a la mayoría árabe en la zona, la declaración mencionaba también que estaba “claramente entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina”.
En las décadas siguientes se produjo una inmigración judía a gran escala, especialmente desde la persecución de judíos en la Alemania nazi, mientras crecía el reclamo por el derecho a establecer un Estado judío.
LEA MÁS: Domo de Hierro: ¿Cómo funciona el escudo antimisiles que protege a Israel del ataque de Hamás?
Hacia el final del mandato británico para Palestina, la ONU aprobó la división del territorio en dos Estados independientes -uno árabe y uno judío (al que le correspondía el 55% de la tierra)-, mientras que Jerusalén –por su importancia religiosa- pasaría a estar bajo un mandato internacional especial. La decisión fue aceptada por los sionistas, pero no por los palestinos.
Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este, quedó con Jordania y la Franja de Gaza, con Egipto. En 1948, el primer ministro israelí David Ben-Gurión declaró la creación del Estado de Israel y, después de un triunfo en la denominada guerra de la Independencia (contra los palestinos y contra países árabes), Israel pasó a ocupar el 77% del territorio.
Cientos de miles de palestinos huyeron o fueron expulsados y buscaron refugio en zonas como Cisjordania y Gaza. Años más tarde, en la Guerra de los Seis Días de 1967, Israel se enfrentó y derrotó a Egipto, Jordania y Siria. El Estado hebreo anexó la Franja de Gaza y la península del Sinaí (hasta entonces, de Egipto), los Altos del Golán (de Siria), Cisjordania y Jerusalén del Este (de Jordania). Esta guerra provocó un segundo éxodo de palestinos, mientras recrudecía la tensión.
El Consejo de Seguridad de la ONU llamó a la paz en la zona, que incluía la retirada israelí de los territorios ocupados durante el conflicto de 1967 y, tras la guerra de Yom Kippur 1973, pidió que las partes involucradas iniciaran negociaciones de paz. Nada de eso prosperó.
Otro año clave fue 1993, cuando terminó la primera intifada (levantamiento palestino contra Israel) que había comenzado en 1987 y se firmaron los famosos Acuerdos de Oslo entre el líder de la Organización para la Liberación de Palestina, Yasser Arafat, y el primer ministro israelí de entonces, Yitzhak Rabin. Israel acordó en ese contexto dar a los palestinos autonomía parcial en parte del territorio, pero eso no logró calmar el reclamo palestino.
Años después habría una segunda intifada. Y cuando Hamas tomó control de Gaza, en 2007, las tensiones aumentaron de manera constante y más violenta, con cinco conflictos armados hasta el viernes pasado y sucesivos ataques cruzados.
¿Por qué atacaron ahora?
Hamas denuncia un prolongado bloqueo en Gaza, la ocupación de tierras palestinas, arrestos de musulmanes (algo que se profundizó con el gobierno de ultraderecha en Israel encabezado por Benjamin Netanyahu) y la profanación de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, sagrada tanto para musulmanes como para judíos.
De hecho, Hamas llamó al ataque reciente “operación tormenta Al-Aqsa”. En los últimos años, nacionalistas religiosos israelíes incrementaron sus visitas al complejo y, la semana pasada, durante Sucot (el festival de la cosecha judía), cientos de ultraortodoxos se reunieron en el lugar, lo que provocó la condena del grupo islamista.
Pero hay otro factor geopolítico que también es señalado por los especialistas como un disparador: las negociaciones promovidas por Estados Unidos para normalizar las relaciones entre Arabia Saudita e Israel, que eran rechazadas por Irán y Hamas. El acuerdo -cuyo futuro ahora es incierto- iba a beneficiar a la Autoridad Palestina que gobierna Cisjordania, lo cual le iba a dar más legitimidad -y recursos- en detrimento de Hamas.
La agrupación también eligió para su ataque un momento de profundas divisiones en Israel, tras meses de protestas por la reforma judicial impulsada por Netanyahu para limitar el poder de los jueces del país, algo que además llevó a cientos de reservistas a amenazar con dejar de ofrecerse como voluntarios para presentarse al servicio. Aquellas advertencias, de todas maneras, no se cumplieron tras el brutal asalto de Hamas.
¿Cuál fue la respuesta de Israel y cómo puede seguir el conflicto?
Como consecuencia de la feroz ofensiva, Israel declaró la guerra a Hamas e intensificó sus ataques aéreos contra objetivos en Gaza. Netanyahu anticipó que sería un conflicto “largo y difícil”. Aunque se espera una respuesta de grandes magnitudes -Israel sumará a su arsenal un refuerzo enviado por Estados Unidos-, todavía es un interrogante qué forma puede adquirir, especialmente si habrá o no una invasión terrestre sobre el enclave.
El mayor condicionamiento para la represalia es la presencia en Gaza de más de 100 rehenes capturados en Israel, la mayoría civiles, que serán usados por Hamas como “escudos humanos” o para un intercambio de prisioneros, como ha hecho en el pasado.
En 2011, los terroristas liberaron al soldado Gilad Shalit a cambio de más de mil palestinos presos. Uno de ellos es hoy uno de los líderes de Hamas. Según la Asociación de Prisioneros Palestinos, actualmente hay más de 5000 palestinos presos en Israel.
El brazo armado de Hamas ya advirtió que matará a un rehén cada vez que el ejército de Israel bombardee objetivos civiles en Gaza sin previo aviso. Y el gobierno de Israel anunció un “asedio total” de Gaza. “Ni electricidad, ni comida, ni agua, ni gas, todo cerrado”, dijo el ministro de Defensa, Yoav Galant. “Estamos luchando contra animales y actuamos en consecuencia”, definió.
Otra duda es si el conflicto escalará hacia otros frentes, especialmente después de los ataques de Hizbulá contra Israel desde el Líbano o ante la posibilidad de un incremento de las tensiones en Cisjordania. “En términos de escalada, el partido a seguir más de cerca es Hizbulá. Si aumenta el número de muertos palestinos, Hizbulá se verá tentado a unirse al conflicto.
Tienen 150.000 cohetes que pueden lanzar sobre las principales ciudades de Israel, y eso conducirá a una guerra total no solo en Gaza sino también en el Líbano. Todos se verían arrastrados a esa situación”, dijo a la revista Foreign Affairs el exembajador de Estados Unidos en Israel Martin Indyk.
El Grupo de Diarios América (GDA), al cual pertenece ‘La Nación’, es una red de medios líderes fundada en 1991, que promueve los valores democráticos, la prensa independiente y la libertad de expresión en América Latina a través del periodismo de calidad para nuestras audiencias.