Caracas
Después de años de un declive económico, Venezuela está viviendo la peor crisis de su historia reciente.
Prácticamente a diario se respira gas lacrimógeno en las calles de Caracas, los gobiernos vecinos emiten condenas cada vez más severas y el presidente Nicolás Maduro recién hizo un llamado para reescribir la Constitución
¿Cómo es que llegó hasta este punto un país que en algún momento fue visto como un modelo para los movimientos de izquierda? ¿Qué es lo que sigue?
A continuación algunos de los hechos más recientes y antecedentes de la revuelta:
Lo más reciente
Los venezolanos han salido a las calles casi a diario durante un mes para protestar en contra del gobierno de Maduro y exigir elecciones inmediatas. La reciente ola de protestas surgió a raíz de un fallo de la corte suprema para dejar sin funciones al Congreso, donde la oposición es mayoría. No tardó en revertirse esa decisión, pero la gente siguió saliendo a las calles para expresar su indignación por la delincuencia, el desabasto generalizado y el frágil estado de la economía.
Los antecedentes
Durante muchos años, las cúpulas controlaron la política venezolana y los pobres tenían muy poca voz. El difunto presidente Hugo Chávez ganó la elección de 1998 con la promesa de alterar el viejo orden y canalizar las enormes riquezas petroleras del país hacia la gente de menores recursos. Las tasas de pobreza cayeron de manera considerable durante su gobierno, y muchas personas continúan viéndolo como una especie de Robin Hood que les proporcionó vivienda, una mejor educación y una voz en el gobierno.
El auge y la depresión petrolera
A Chávez le ayudó el hecho de que cuando asumió la presidencia, el petróleo tenía un precio cercano a los $10 por barril y en el 2013, al momento de su muerte, el crudo operaba alrededor de los $100 por barril. El 95% de los ingresos de Venezuela por exportaciones se derivan del crudo.
Poco después del fallecimiento de Chávez, el precio del hidrocarburo perdió la mitad de su valor, lo que colocó a Maduro, su sucesor elegido personalmente, en una situación complicada. Los pronósticos indican que la economía de Venezuela se contraerá un 8% este año, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la inflación alcance los cuatro dígitos el año entrante.
El desplome mundial en los precios del petróleo tiene al gobierno con deudas en varios frentes, desde aerolíneas extranjeras hasta compañías de servicios petrolíferos. La mayoría de los avances en la lucha contra de la pobreza logrados con Chávez se han ido perdiendo, y el pueblo lidia con severos desabastos de alimentos y medicinas.
¿Qué sigue?
Sus detractores aseguran que el plan de Maduro para convocar a una Asamblea Constituyente es una treta para posponer las elecciones, en las que las encuestas pronostican una derrota para el oficialismo. Se supone que el gobierno llamaría a comicios para gobernadores este año y presidenciales en el 2018. El proceso de reescribir la Constitución podría demorar el proceso electoral por más de un año.
Históricamente, el Ejército venezolano ha sido el árbitro en las disputas políticas y algunos miembros de la oposición han hecho un llamado para su intervención. Sin embargo, tanto Chávez como Maduro han sido astutos para ganarse a los altos mandos por medio de favoritismos y ofreciéndoles puestos en el gobierno, por lo que no existen muestras visibles de descontento ni siquiera en los niveles más bajos.
De hecho, las fuerzas de seguridad han sido las principales represoras de las protestas que se registran prácticamente a diario en las calles.
La oposición ha prometido continuar con las manifestaciones multitudinarias hasta que el gobierno realice algunas concesiones y Maduro se comprometa a una reestructuración masiva del sistema político nacional. Al parecer, ambas partes se preparan para una prolongada disputa.