Seúl
Corea del Norte aceptó el viernes reanudar las reuniones de familias separadas por la guerra de Corea, el gesto más reciente de una campaña diplomática por parte de un país que hace apenas un año amenazaba a Corea del Sur y Estados Unidos con ataques nucleares.
Seúl recibió con beneplácito la decisión, que se produce luego del rechazo de una propuesta previa de realizar las emotivas reuniones por primera vez en más de tres años. Hasta ahora, Corea del Sur se ha mostrado cautelosa ante los gestos de acercamiento norcoreanos, y ha hecho notar que anteriormente Pyongyang ha hecho ofrecimientos similares a los que luego ha seguido con provocaciones.
Muchos analistas ven la propuesta como un intento de mejorar lazos con el fin de ayudar a conseguir ayuda para la vapuleada economía del norte. El líder norcoreano Kim Jong Un ha prometido mejorar el nivel de vida de su pueblo, al tiempo que prosigue con un programa de misiles y armas nucleares que ha sido condenado por sus vecinos y Estados Unidos.
El Ministerio de Unificación en Seúl, responsable de las relaciones bilaterales, dijo en una declaración que Pyongyang propuso celebrar las reuniones después del Día de Año Nuevo Lunar la semana próxima e indicó que Corea del Sur podía escoger la fecha.
El año pasado, Corea del Norte canceló a última hora una reunión planeada, lo que causó daños a lazos que habían comenzado a mejorar lentamente luego de un aluvión de declaraciones agresivas del gobierno norcoreano en marzo y abril que siguió a la condena internacional al tercer ensayo nuclear del país, en febrero, y maniobras militares conjuntas de Estados Unidos y Corea del Sur.
Esos ejercicios van a reanudarse en las próximas semanas y existe preocupación en Seúl de que Pyongyang responderá con otra serie de amenazas.
La agencia noticiosa oficial norcoreana KCNA dijo que el país no ha cambiado su postura de, a través del programa humanitario, “aliviar aunque sea un poco el dolor” causado por la división de la península coreana.
Los combates de la guerra de 1950-53 concluyeron hace seis decenios con un armisticio, no un tratado de paz, por lo que ambos países siguen oficialmente en estado de guerra.