Las numerosas llamadas que, de un momento a otro, se acumularon en el buzón de su teléfono celular le hicieron presumir que algo malo estaba ocurriendo.
Al principio, Lior Richter Weinstok pensó que algún familiar había tenido un problema por lo que llamó asustado a su papá en Costa Rica. En ese instante, se enteró del ataque del movimiento Hamás a Israel.
Richter, un comunicador de 30 años y con doble nacionalidad, se encontraba el pasado sábado 7 de octubre en territorio israelí realizando una pasantía en periodismo deportivo cuando inició la ofensiva terrorista.
“En ese momento, aún no habían comenzado los secuestros y la infiltración de los terroristas”, recordó.
A pesar de haber visitado esa nación en varias ocasiones, nunca había escuchado las sirenas que alertan de la proximidad de un misil o cohete, ya que la mayor parte de su vida la ha pasado en territorio nacional.
Precisamente, ese sábado se encontraba en compañía de un amigo costarricense que residió en Israel durante 15 años, por lo que ya estaba más “acostumbrado” a la situación.
“En la mañana del sábado sonaron cerca de tres veces las alarmas, casi una por hora. En ese momento debíamos correr al búnker. Yo me encontraba a menos de un kilómetro de Tel Aviv, en la ciudad de Ramat Gan, por lo que mi tiempo de respuesta era de un minuto y medio.
“No obstante, en otras ciudades cercanas a la Franja de Gaza, el tiempo de respuesta debe ser de siete hasta 15 segundos. Luego de 10 minutos, podríamos salir, pero la noche de ese sábado, las alarmas sonaron nuevamente”, relató.
Los búnker a los que se refiere él son cuartos de seguridad que por ley deben construirse en toda edificación en Israel. Dichos aposentos, de concreto reforzado, permiten a los ciudadanos refugiarse durante un ataque.
Richter comentó que, con el paso de las horas, los medios de comunicación comenzaron a informar sobre secuestros, muertes y más bombardeos.
“Yo tenía mucho miedo de la infiltración de terroristas, más que de los propios misiles; ese era mi mayor temor. Yo estaba en el piso 34. Sabía que era muy difícil que llegaran, pero solo con salir a la calle y saber que estás en peligro, daba bastante miedo”, señaló.
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Regreso a casa
Con el aumento de los bombardeos y secuestros, Lior Richter decidió volver a su hogar.
Según su relato, en el aeropuerto existía una gran incertidumbre. “Ojalá no cancelen mi vuelo”. “Ojalá no bombardeen el aeropuerto”. “Ojalá mi familia en Israel esté bien”. Esos eran sus pensamientos constantes.
“Muchas aerolíneas cancelaron, y aunque era domingo, había vuelos hasta hoy (miércoles). Afortunadamente, logré un viaje desde Israel a Alemania, luego de Alemania a Madrid y, finalmente, de Madrid a Costa Rica.
“Me costaron tres aviones y una noche en un hotel, pero la seguridad de estar en casa no tiene precio”, aseveró Richter.
Comentó que continuará la pasantía en Costa Rica, sin embargo podría volver a Israel a finalizarla dependiendo de cuándo termine el conflicto.
Con la mente en Israel
Lior Richter tardó cerca de 36 horas en regresar a Costa Rica, pero su corazón y mente siguen en su segunda casa: Israel.
Uno de sus tíos abuelos vive a 20 kilómetros de la Franja de Gaza, en Ashkelon. No obstante, explicó que sus familiares cuentan en sus hogares con refugios antibombas con suficiente protección.
“Casi todos los judíos en el mundo hemos dormido muy poco, viendo noticias las 24 horas del día, tratando de saber qué hay de nuevo, esperando ver cómo reacciona Israel.
“Tuve una sensación de tranquilidad al reunirme con mi familia, pero físicamente estoy aquí, y mentalmente estoy allá. No se puede dejar de pensar en lo que sucede. En momentos como este, los judíos se unen”, dijo.
A manera de ejemplo, comentó que los restaurantes en Israel comenzaron a preparar comida para enviarla a los soldados y que la población acude a centros de acopia para enviar ropa a las fuerzas armadas.
“Esta es la peor guerra que ha sufrido Israel. El pueblo judío se unió, y a pesar de las diferencias, existe una frase: ‘עם אחד ולב אחד’, que en español significa ‘Un pueblo, un corazón’.
“Creo que esta vez, más que nunca, se ha demostrado que es cierto”, manifestó el comunicador.
Para Lior, es importante que las personas conozcan la realidad de Israel, pero también la de Palestina.
Señaló que no todas las personas que viven en ese territorio son miembros de Hamás, y que en una guerra también hay víctimas civiles e inocentes, algo que él quisiera evitar.
“No es un tema religioso, político o territorial, sino que Hamás, no Gaza y no Palestina, Hamás desea la destrucción del Estado de Israel. Por lo tanto, es muy difícil negociar con terroristas.
“Y se lamentan las vidas civiles de ambos bandos y todas las personas que intentan erradicar a los terroristas”, concluyó Richter.