Washington. El presidente estadounidense, Donald Trump, aceptó este jueves una propuesta del líder norcoreano, Kim Jong-un, para sostener una histórica reunión sobre la desnuclearización de la península coreana, en un giro inesperado tras meses de gran tensión entre ambos líderes.
El sorprendente anuncio lo formuló en uno de los jardines de la Casa Blanca el asesor de Seguridad Nacional de Corea del Sur, Chung Eui-yong, luego de una reunión con Trump.
Chung, quien la semana pasada se encontró con Kim en Pionyang, dijo al mandatario estadounidense que en esa conversación el gobernante norcoreano había expresado “su deseo de reunirse con el presidente Trump lo antes posible”.
En respuesta, Trump “dijo que se reuniría con Kim Jong-un de aquí a mayo para lograr la desnuclearización permanente” de la península, informó el funcionario.
Instantes más tarde, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, confirmó que el mandatario estadounidense había aceptado la oferta de un encuentro “en un lugar y momento a ser definido”.
Washington, agregó, desea “la desnuclearización de Corea del Norte. En tanto, todas las sanciones y la máxima presión deben continuar”.
'Grandes progresos'
Trump, por su parte, saludó en la red Twitter los “grandes progresos” conseguidos en los esfuerzos para convencer a Corea del Norte de abandonar su programa de armas nucleares.
“Kim Jong-un ha hablado de desnuclearización con la delegación surcoreana, no apenas de un ‘congelamiento’. Tampoco habría pruebas misilísticas en Corea del Norte en ese período”, destacó el mandatario.
¡La reunión ya está siendo planeada!”, añadió.
Kim Jong Un talked about denuclearization with the South Korean Representatives, not just a freeze. Also, no missile testing by North Korea during this period of time. Great progress being made but sanctions will remain until an agreement is reached. Meeting being planned!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 9, 2018
Con relación a la fecha en que la reunión podría ser realizada, funcionarios surcoreanos dijeron a la prensa en Seúl que el encuentro sería posible “a fines de mayo”.
Chung ofreció a Trump un detallado recuento de su encuentro con Kim en Pionyang. “Le dije al presidente Trump que en nuestra reunión, el líder norcoreano Kim Jong-un dijo que está comprometido con la desnuclearización”, relató.
También le transmitió el compromiso de Kim de evitar “más pruebas nucleares o misilísticas”.
Seúl y Washington ya habían anunciado que Chung y un equipo de auxiliares estarían en la Casa Blanca para informar al Gobierno estadounidense sobre las conversaciones en Pionyang, pero nada se sabía de la oferta de Kim a Trump sobre un encuentro.
A mitad de la tarde de este jueves, el presidente estadounidense hizo una sorpresiva visita a la sala de prensa de la Casa Blanca, y rápidamente avisó que habría un “gran anuncio” en uno de los jardines a cargo de una delegación surcoreana.
Cambio de tonos
Hasta hace pocas semanas, los líderes en Washington y Pionyang utilizaban una retórica agresiva y con tonos de burla para referirse el uno al otro.
Trump, por ejemplo, pasó a referirse a Kim como el “pequeño hombre cohete”, al tiempo que el norcoreano respondió catalogando al presidente estadounidense como “un transtornado”.
Las permanentes tensiones entre Corea del Sur y del Norte, agravadas por la presencia de unos 30.000 soldados estadounidenses en la península, se profundizaron dramáticamente en los últimos años.
Las pruebas realizadas por científicos norcoreanos con armas nucleares y los ensayos con misiles de largo alcance -que podrían incluso afectar el territorio estadounidense- elevaron la tensión a niveles altamente peligrosos.
Sin embargo, contactos reservados realizados durante los recientes Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang condujeron a las reuniones de alto nivel de la semana pasada.
El primer paso trascendental se dio cuando Kim explicó a los diplomáticos surcoreanos que su gobierno no veía razones para mantener su programa de armas nucleares si se obtenían garantías a la seguridad nacional.
Ante esa puerta abierta, Trump declaró que los esfuerzos para desactivar las tensiones eran “muy positivos”.
El vicepresidente Mike Pence, sin embargo, fue más cauteloso y apuntó que Washington no cambiaría de política sin que Corea del Norte exhibiera pasos “creíbles, verificables y concretos”.
En la península coreana, uno de los enclaves con armas nucleares más peligroso del planeta, hay 30.000 militares estadounidenses desplegados en el lado sur de la frontera que divide a ambos países.