Jerusalén. La comunidad internacional propuso durante décadas una solución para permitir que israelíes y palestinos vivan en dos Estados separados, un proyecto que resurge a pesar de la oposición del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
¿De dónde proviene la idea?
El concepto de dos Estados surge en la década de 1930, respaldado por los judíos que se establecieron en Palestina, cuando esta aún estaba bajo el mandato británico.
El plan de partición de Palestina, respaldado por la Resolución 181 de la ONU y que condujo a la creación de Israel en 1948, se fundamenta en esta idea. Tanto este plan como la creación del nuevo Estado son rechazados por los palestinos y los países árabes, desencadenando la guerra árabe-israelí de 1948-1949.
Israel sale victorioso de la guerra, consolidándose en el conflicto y desvaneciéndose la posibilidad de existencia del Estado palestino.
En 1964, nace la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), con el objetivo de liberar toda Palestina.
Sin embargo, la guerra contra los países árabes en 1967 permite a Israel controlar los Territorios Palestinos en Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este, y Gaza. Estos territorios son considerados como ocupados por Israel según la ley internacional, y los asentamientos en estas áreas se consideran ilegales.
¿Por qué fracasaron los Acuerdos de Oslo?
En 1993, se vislumbran los primeros signos de esperanza. El 13 de setiembre de ese año, Yasser Arafat, líder de la OLP, estrecha la mano del primer ministro israelí, Isaac Rabin, en la Casa Blanca ante el presidente estadounidense Bill Clinton.
Este acercamiento da lugar a los Acuerdos de Paz de Oslo, que proponen una autonomía palestina limitada con el objetivo de lograr una coexistencia pacífica en entornos que aún deben definirse.
Sin embargo, los acuerdos enfurecen a radicales de ambas partes, culminando en el asesinato de Rabin en 1995, abriendo las puertas a décadas de violencia.
Hasta 2013, el proyecto vuelve a ser considerado en nuevas negociaciones, pero desde entonces, según Xavier Guignard, del grupo de reflexión Noria Research con sede en París, “no ha habido ningún esfuerzo para hacerlo viable políticamente”.
¿Qué piensan los dirigentes?
La Autoridad Palestina, con sede en Cisjordania ocupada, respalda una solución de dos Estados. Su presidente, Mahmud Abás, ha solicitado la organización de una conferencia internacional en setiembre, considerándola “la última oportunidad para salvar la solución de dos Estados”.
En la Franja de Gaza, el movimiento islamista Hamás, que gobierna el territorio desde 2007, aceptó en 2017 el principio de un Estado palestino, aunque su objetivo principal sigue siendo la “liberación” de todo el territorio de Palestina, equivalente al actual Estado de Israel.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó la creación de dos Estados desde el inicio de su carrera política.
¿Qué dice la opinión pública?
La solución de dos Estados ya no cuenta con la misma popularidad que en el pasado, según los sondeos. Un 32% de los judíos israelíes apoyaban el proyecto en 2023, en comparación con el 46% de 2013, según un estudio del instituto Pew Research realizado antes de la guerra.
En Gaza y Cisjordania, un 59% de la población apoyaba una solución de dos Estados en 2012, según el instituto Gallup; sin embargo, en 2023, apenas un 24% respaldaba esta opción.
Algunos palestinos abogan por la creación de un único Estado con derechos iguales para todos, pero su propuesta tuvo poco impacto.
¿Qué papel juega la diplomacia?
Tanto políticos estadounidenses y europeos como Naciones Unidas e incluso China volvieron a poner el proyecto sobre la mesa. El secretario general de la ONU, António Guterres, denunció que la negativa a aceptar una solución de dos Estados y la negación del derecho del pueblo palestino a tener un Estado son inaceptables.
El presidente estadounidense, Joe Biden, señaló que hay “varios tipos de soluciones de dos Estados” posibles. Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea, insistió en que se busca “construir una solución de dos Estados” para crear las condiciones de una paz duradera en la región.