En una conferencia de prensa este martes, el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció la prohibición de las importaciones de petróleo, gas natural y carbón proveniente de Rusia. Con esta nueva sanción, Biden buscar dar “otro duro golpe” a la economía de Rusia.
Esta decisión se tomó “en estrecha coordinación” con los aliados de Estados Unidos, dijo el mandatario, en un momento en que los países europeos, mucho más dependientes de los hidrocarburos rusos, se resisten a adoptar igual medida.
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De esta manera, Estados Unidos se convierte en el primer país en anunciar sanciones contra el sector energético ruso. Por su parte, sus aliados europeos no pueden tomar la misma decisión, pues dependen mucho más de la energía rusa. Según cifras oficiales, en el 2021, apenas el 8% del consumo energético de Estados Unidos correspondía a energía importada desde Moscú y, solo el 3% petróleo crudo, según BBC.
Washington trabajó por días para buscar una buena alternativa para abastecerse de estas energías, como candidato número uno para ocupar el puesto de importador que dejará vacante el Kremlin está Venezuela, pues la Casa Blanca anunció que un grupo de funcionarios viajó el fin de semana a Caracas para discutir temas energéticos con miembros del Gobierno de Nicolás Maduro.
Casi al mismo tiempo, este martes, el Reino Unido secundó la sentencia de Estados Unidos, pero necesitará más tiempo para dejar de depender completamente de Rusia.
“El Reino Unido cesará de importar petróleo y derivados petrolíferos rusos a fines del 2022, afirmó el ministro de Empresas y Energía, Kwasi Kwarteng. “Esta transición dará al mercado, a las empresas y a las cadenas de suministro tiempo más que suficiente para sustituir las importaciones rusas, que representan el 8% de la demanda del Reino Unido”, añadió.
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A diferencia de la estadounidense, la decisión británica no concierne al gas natural ruso, que representa un 4% del consumo en el Reino Unido. Pese a todo, Kwarteng afirmó estar “explorando opciones para terminar” también con esas compras.
Esta decisión amenaza con agravar la crisis del coste de la vida en el Reino Unido, donde los precios de la gasolina ya se dispararon por la agitación de los mercados tras la invasión ordenada por Rusia, un importante productor de hidrocarburos esenciales en Europa. Pero Kwarteng aseguró que la mayor parte de las importaciones británicas de crudo proceden de “socios fiables” como Estados Unidos, Países Bajos y los países del Golfo Pérsico.
“Trabajaremos con ellos este año para asegurar más suministros (...). El mercado ya empezó a condenar al ostracismo al petróleo ruso, que en la actualidad no encuentra comprador en casi un 70%”, añadió el ministro, anunciando la creación de un grupo de trabajo gubernamental para ayudar a las empresas a encontrar alternativas al petróleo ruso.
Los estibadores británicos de una instalación en el noroeste de Inglaterra se negaron el sábado a descargar el petróleo ruso de un petrolero, pidiendo al Gobierno que cerrara una “laguna” en las sanciones que permiten las entregas desde barcos con bandera extranjera.
Economía rusa muy maltrecha por una serie de sanciones
Estados Unidos es uno de los mercados más importantes en cuanto al consumo de petróleo. La decisión que anunció Biden se suma a una serie de “bombas” financieras enviadas hacia Moscú la semana anterior.
Cierre de los espacios aéreos, congelamiento de activos de personalidades o empresas, vínculos financieros o comerciales impugnados: desde el comienzo de las hostilidades en Ucrania, los países occidentales incrementaron sus sanciones económicas contra el presidente ruso, Vladimir Putin, sus allegados y la economía rusa.
Es el privilegiado por Occidente, con el objetivo de limitar su capacidad de financiación de la guerra. Para esto, Estados Unidos y la Unión Europea (UE), seguidos por otros países, optaron por apuntar en forma directa al Banco Central ruso, prohibiendo toda transacción con esa entidad e inmovilizando sus activos en divisas extranjeras. Consecuencia: el rublo se encuentra en caída libre frente al dólar. En Rusia, las colas se prolongan ante los bancos en un intento de retirar divisas, en un intento del público de limitar sus pérdidas.
Otro golpe severo fue la exclusión de los bancos rusos más importantes del sistema Swift, un dispositivo esencial para las finanzas globales al comunicar transacciones en forma rápida y segura. Por su parte, Londres apuntó al Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF, por sus siglas en inglés), listándolo entre las entidades objeto de sanciones, algo que la UE podría imitar próximamente.
Los emisores estadounidenses de tarjetas de crédito Visa, Mastercard y American Express anunciaron que, en aplicación de las sanciones, tomaron medidas para evitar que bancos rusos utilicen sus redes. Tras la UE, Reino Unido y Canadá, Estados Unidos prohibirá el sobrevuelo de aviones rusos limitando todavía más la operatividad de la compañía Aeroflot. Moscú aplicó reciprocidad a las aerolíneas de todos estos países, lo que obliga a las compañías europeas a revisar sus rutas con destino en Asia.
De una manera más amplia, el blanco es todo el sector aeronáutico: la UE y Canadá prohibieron la exportación hacia Rusia de aviones, repuestos y equipamientos para la industria aeronáutica y espacial. Por otro lado, el transporte marítimo no es la excepción: el Reino Unido ya cerró todos sus puertos a los buques con pabellón ruso, pero también a aquellos fletados por o que son propiedad de rusos. Los armadores Maersk, CMA CGM, Hapag Lloyd y MSC anunciaron que suspenderán la entrega de mercancías en puertos rusos.
El fabricante de camiones sueco Volvo Group anunció la interrupción de la producción de su línea de montaje en Rusia, así como la venta de sus productos a dicho país. Además, Daimler Truck suspendió “hasta nueva orden” sus actividades en Rusia. Gazprom, el gigante ruso gasífero, es uno de los grupos que ya no tiene posibilidades de recaudar fondos en los mercados financieros occidentales.
Otra decisión simbólica es la suspensión del gasoducto Nord Stream 2, que iba a aumentar el bombeo de gas ruso hacia Alemania. La empresa que lo administra se declaró en quiebra. No obstante, atacar de manera directa al sector energético ruso se torna más complicado para los occidentales, sobre todo para los europeos que continúan dependiendo en gran medida del gas ruso.
De su lado, Japón anunció que sancionaría la exportación de semiconductores y otros artículos tecnológicos a “organizaciones rusas vinculadas con el Ejército”, sin brindar más detalles. Tokio es, junto con Corea del Sur y Taiwán, uno de los mayores fabricantes de estos componentes electrónicos imprescindibles para una amplia gama de productos.
Estados Unidos anteriormente anunció sus restricciones a la utilización por parte de Rusia de su tecnología en varios sectores, lo que incluye a los procesadores y chips electrónicos de Nvidia, Intel o Qualcomm. En la misma línea, la UE decidió prohibir en su territorio las emisiones de los medios estatales rusos como RT y Sputnik, en cualquier formato, ya sea: radio, televisión o internet.
Facebook (Meta), y YouTube (Google) anunciaron el bloqueo de las publicaciones de dichos medios en Europa. De manera más general, Google anunció que suspendió la posibilidad a los medios financiados por el Estado ruso de generar dinero en sus plataformas.
Varias personalidades rusas fueron afectadas por las sanciones europeas y estadounidenses tras la anexión de la península de Crimea, en el 2014, pero se extendieron a un mayor número de dirigentes comenzando por Vladimir Putin, su primer ministro Mijáil Mishustin y su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov.
La UE anunció que también las aplicará a 23 personalidades “de máximo nivel”, así como a 351 miembros de la Duma (parlamento ruso) y a varios magnates. Estados Unidos, Canadá, Suiza y Australia tomaron medidas similares, pero dicho listado puede variar de un país a otro, con excepción del círculo más cercano a Putin.
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