Ramstein. Estados Unidos y sus aliados evaluarán mensualmente las necesidades defensivas de Ucrania en la guerra contra Rusia, que prosigue su ofensiva aunque sin descartar una solución “diplomática”, según dijo el martes el presidente Vladimir Putin.
“La reunión de hoy se convertirá en Grupo de contacto mensual sobre Ucrania”, dijo el secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, tras un encuentro con sus homólogos aliados de unos 40 países en la base estadounidense de Ramstein, en Alemania.
Austin insistió en que “las semanas que vienen serán cruciales” para Ucrania y aseguró que el gobierno del presidente Joe Biden está dispuesto a “remover cielo y tierra” para que Ucrania gane la guerra.
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La ofensiva rusa se inició el 24 de febrero. Las fuerzas ucranianas lograron repeler el avance sobre la capital, Kiev, pero las tropas rusas avanzan lentamente en el sur y en la región de Donbás (este), parcialmente controlada por los separatistas prorrusos desde 2014.
Las fuerzas armadas rusas bombardean además puentes y vías férreas para ralentizar el suministro de armas occidentales, afirmó un asesor del Ministerio ucraniano del Interior, tras la destrucción de un puente vial y ferroviario sobre el estuario del Dniéster, en la frontera con Rumania.
Putin abierto a “negociaciones”
Las negociaciones sufrieron constantes interrupciones, pero Putin dijo este martes al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, que Rusia aún tiene “esperanzas en la capacidad de alcanzar acuerdos por la vía diplomática”.
En las discusiones de marzo en Estambul, Ucrania propuso un acuerdo por el cual un grupo de países garantizaría su seguridad; a cambio, Kiev renunciaría ingresar en la OTAN y dejaría de lado por un tiempo sus reivindicaciones territoriales sobre Crimea (anexada por Rusia en 2014) y las regiones separatistas prorrusas del Donbás.
Las intenciones de Putin son cuestionadas por los aliados de Ucrania.
“No hemos visto ninguna señal de que el presidente Putin sea serio acerca de las negociaciones”, dijo el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
“Nuestro propósito es asegurarnos de que (Ucrania) tenga en sus manos la capacidad de repeler la agresión rusa y, de hecho, fortalecer su posición en una eventual mesa de negociaciones”, agregó.
Estados Unidos, Reino Unido, Francia y República Checa se negaron inicialmente a suministrar armas ofensivas a Kiev, pero cambiaron su postura.
Alemania, cuestionada por sus reticencias, también prevé enviar tanques de tipo “Gepard”, especializados en la defensa antiaérea.
En Kiev, las grúas empezaron a demoler un monumento de la era soviética que ensalza la amistad entre Rusia y Ucrania.
Guterres pide en Moscú alto el fuego
Guterres urgió, durante su visita a Moscú, la primera desde el inicio del conflicto, a crear “corredores humanitarios” para evacuar a la población civil de las zonas de conflicto en Ucrania.
Lavrov aseguró que Rusia está “dispuesta a cooperar (...) para aliviar el sufrimiento de la población civil”.
Guterres insistió en particular en la necesidad de una amplia movilización “para ayudar a salvar vidas en Mariúpol”, la ciudad portuaria del sureste devastada por los bombardeos desde inicios de marzo.
Las fuerzas rusas siguen machacando el gran complejo metalúrgico Azovstal, donde se atrincheraron los últimos resistentes, dijo en Facebook el gobernador de la región.
Según Kiev, unos 100.000 civiles se hallan atrapados en Mariúpol.
El conflicto ha forzado ya a casi 13 millones de ucranianos a dejar sus hogares, de los cuales más de cinco millones se fueron del país, según las últimas cifras de la ONU.
La organización calculó este martes que el número de refugiados ucranianos que huyen del país podría alcanzar los 8,3 millones y duplicó a 2.250 millones de dólares su pedido de ayuda humanitaria de emergencia para Ucrania.
Situación complicada
En el frente del Donbás la situación es complicada para las tropas ucranianas.
“En el plano de la moral, la situación es complicada. No es todo rosa”, dijo a la AFP Irina Ribakova, oficial de prensa de la 93ª brigada ucraniana.
Varias localidades como Izium y Kreminna cayeron en las dos últimas semanas y el ejército ruso sigue ganando terreno, reducto a reducto, en tanto los ucranianos se esfuerzan por limitar ese avance.
Tanto en el Donbás como en el sur, “el enemigo efectúa bombardeos contra posiciones de nuestras tropas a lo largo de toda la línea del frente con morteros, artillería y lanza-cohetes múltiples”, indicó el martes el Ministerio de Defensa ucraniano.
En la región de Lugansk, la ciudad de Popsana sigue bajo ataque. Allí se hallaron recientemente tres muertos entre los escombros de un edificio de viviendas, dijo el martes el gobernador regional, Sergiy Gaidai. Y en Donetsk, al menos dos civiles murieron y seis fueron heridos en varios municipios, indicó su gobernador, Pavlo Kyrylenko.
En el sur, dos misiles rusos impactaron el martes por la mañana en la ciudad de Zaporiyia, causando al menos un muerto y un herido, informó la administración regional.
La ciudad -donde se refugiaron muchos civiles que huyeron de Mariúpol y de localidades del Donbás- se prepara ahora para un ataque de las fuerzas rusas desde la costa, según el Ministerio ucraniano de Defensa.
Preocupación en Moldavia
La amenaza de que el conflicto se expanda persiste, sobre todo a Moldavia, en la frontera sur de Ucrania.
La presidenta moldava, Maia Sandu, reunió a su consejo de seguridad nacional tras varias explosiones en la región separatista prorrusa de Transnistria.
“Instamos a nuestros conciudadanos a mantener la calma”, declaró la presidenta moldava, denunciando un “intento para hacer que aumenten las tensiones”.
“Rusia quiere desestabilizar la región de Transnistria”, tuiteó por su lado el consejero de la presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak.