Washington. Estados Unidos admitió el martes que no logró asegurar el compromiso de Rusia con una inminente desescalada en la frontera con Ucrania, pero los jefes de la diplomacia de las dos potencias rivales parecen querer continuar con su diálogo.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, volvieron a hablar por teléfono para tratar de desactivar esta crisis de alto riesgo que amenaza con degenerar en una guerra en Europa.
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Mientras, el presidente ruso, Vladimir Putin, recibía al primer ministro húngaro, Viktor Orban, su aliado aunque miembro de la Unión Europea (UE) y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en una forma de desaire destinado a mostrar cierta división en el campo occidental. Blinken “instó a la desescalada rusa inmediata y la retirada de tropas y equipos de las fronteras de Ucrania”, dijo el portavoz del Departamento de Estado. También “instó a seguir un camino diplomático”.
Pero un alto funcionario estadounidense dijo a periodistas que Lavrov no dio “ningún indicio” de “un cambio en los próximos días” en la frontera ucraniana, donde Occidente acusa a Moscú concentrar a más de 100.000 soldados con miras a una posible invasión al país vecino. “Seguimos escuchando esas garantías de que Rusia no planea invadir, pero ciertamente cada acción que vemos dice lo contrario”, dijo el responsable bajo condición de anonimato.
Rusia negó cualquier intención bélica, pero condicionó cualquier desescalada a garantías para su seguridad, en particular que Ucrania nunca será miembro de la OTAN y que la Alianza Atlántica retirará sus fuerzas a sus posiciones de 1997, es decir, antes de sus sucesivas ampliaciones en Europa del este.
Espera de nueva respuesta rusa
Estados Unidos rechazó estas peticiones en una carta la semana pasada, al tiempo que abrió la puerta a negociaciones sobre otros temas, como el despliegue de misiles o los límites recíprocos a los ejercicios militares.
El intercambio entre Blinken y Lavrov fue el primero desde esa carta estadounidense. Si bien Blinken reiteró la amenaza de sanciones “rápidas y severas” en caso de una ofensiva rusa, dijo que Estados Unidos quería “continuar un intercambio sustantivo con Rusia sobre preocupaciones de seguridad mutua”. ”Blinken estuvo de acuerdo en que hay razones para continuar el diálogo. Veremos cómo va”, dijo Lavrov en la televisión rusa.
Según el alto responsable estadounidense, el próximo paso será la entrega por parte de Rusia a Estados Unidos, en una fecha indeterminada, de una “respuesta formal” validada por Putin a la carta enviada por Washington. Como señal de apoyo mientras decenas de miles de soldados rusos siguen desplegados en la frontera con Ucrania, el primer ministro británico, Boris Johnson, tenía previsto viajar a Kiev, donde lo precedió su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki.
Amenaza de sanciones
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, saludó el creciente apoyo diplomático y militar occidental a Moscú, “el más importante” desde el 2014, cuando Rusia anexó a la península ucraniana de Crimea. Para disuadir a Moscú de cualquier agresión, Occidente también aceleró sus preparativos para imponer medidas punitivas económicas.
Estados Unidos y el Reino Unido, una de las zonas de inversión favoritas de los oligarcas rusos, dijeron el lunes que iban a sancionar a los allegados al Kremlin. En el Reino Unido, los rusos ricos correrán el riesgo de congelamiento de activos en el país y también podrían tener prohibido ingresar al territorio. Ciudadanos y empresas británicas también podrían tener prohibido hacer transacciones con ellos.
“No vamos a retroceder ni quedarnos quietos escuchando las amenazas de sanciones de Estados Unidos”, respondió el martes la embajada rusa en Washington en su página de Facebook.
Orban en Moscú
Mientras Moscú privilegió desde el comienzo de esta crisis los contactos directos con Washington, los europeos intentan mantenerse en el juego diplomático. Durante una entrevista telefónica el martes, el jefe del gobierno italiano, Mario Draghi, llamó a Putin a “desescalar”. El lunes, en la víspera de su viaje a Kiev, Boris Johnson instó a Rusia a “dar un paso atrás y entablar un diálogo”.
Como respuesta a este frente occidental, el presidente ruso recibió el martes al húngaro Orban, cuyo viaje es criticado por la oposición ante las tensiones en torno a Ucrania. Putin, que no se pronuncia sobre el fondo del asunto ucraniano desde finales de diciembre, dio una rueda de prensa con su anfitrión al final de la tarde.
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