Nairobi. AFP El Ejército de Sudán del Sur aplastó a personas con sus tanques y quemó a otras vivas en ese país, que se mantiene en guerra civil desde hace año y medio , denunció ayer la ONG Human Rights Watch .
El informe detalla las atrocidades cometidas por las fuerzas gubernamentales y denuncia “ataques intencionados contra civiles”, constitutivos de crímenes de guerra, según HRW.
“Persiguieron a gente con sus tanques y después de haberlos aplastado, dieron marcha atrás para rematarlos y asegurarse de que estaban muertos”, relató una mujer a esta ONG especializada en la defensa de los derechos humanos.
Tales atrocidades fueron cometidas por las fuerzas gubernamentales con la ayuda de una milicia, informa HRW.
Otra testigo, una mujer de 30 años, aseguró que un tanque aplastó a su sobrino. “Corríamos todos juntos y él corrió para esconderse. Lo vi, lo aplastaron antes de llegar al río”, contó.
Varias personas intentaron ocultarse en los pantanos, pero las tropas barrieron la zona con vehículos anfibios.
Otra testigo describió el caso de dos hombres de su familia. “Sus cuerpos estaban machacados”, narró esta mujer, cuyo relato es uno de los 174 recabados en el estado de Unidad e incluidos en el informe. “Lo han quemado todo”.
Algunas víctimas también relataron haber visto soldados castrar a un hombre y a un adolescente de 15 años con el fin de aterrorizar a la población para que saliera de los pueblos.
HRW da cuenta de asesinatos “de hombres, mujeres, niños y ancianos, ahorcados, fusilados o quemados vivos”.
Conflicto. Los combates comenzaron en el 2013, cuando el presidente Salva Kiir, de la etnia kinka, acusó a su vicepresidente Riek Machar, de la etnia nuer, al que acababa de destituir, de fomentar un golpe de Estado.
La rivalidad política generó rápidamente un conflicto étnico marcado por una ruptura en el Ejército y matanzas entre las dos etnias, que causaron decenas de miles de víctimas.
En abril, el Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés lanzó una gran ofensiva contra los rebeldes, sobre todo en el estado de Unidad, rico en petróleo.
Más de 100.000 personas se han refugiado en un campamento de Naciones Unidas en Bentiu, capital del estado de Unidad, o sea más de los que viven en esa ciudad, completamente en ruinas por la guerra.
Después de años de trabajo en Sudán del Sur, los autores del informe denuncian el alcance de la destrucción, las atrocidades contra la población y el robo de miles de cabezas de ganado, que priva a los habitantes de su principal fuente de ingresos.
El Gobierno no ha querido responder a lo denunciado por HRW. Al comienzo de julio, las autoridades anunciaron estar investigando unas acusaciones de la ONU, según las cuales las tropas violaron a jóvenes y las quemaron vivas.
A los rebeldes también se les achaca haber cometido violaciones, asesinatos y, al igual que el Gobierno, de haber reclutado a niños soldados.