Beirut AFP Las fuerzas del Gobierno sirio tomaron el domingo la localidad de Rabia, el último bastión rebelde estratégico en la provincia costera de Latakia (oeste).
El hecho se da en momentos en que Naciones Unidas ultima los detalles para abrir un diálogo de paz y terminar con casi cinco años de guerra civil.
“Las fuerzas armadas, en coordinación con las tropas de defensa popular, tomaron el control de la localidad de Rabia”, cercana a la frontera con Turquía, anunció la televisión, al citar una fuente militar.
La provincia costera de Latakia es la cuna de la familia al-Asad, que gobierna Siria desde hace más de cuatro décadas.
Rabia había sido ocupada por los rebeldes en 2012 y desde entonces estuvo bajo control de distintos grupos insurgentes, entre ellos el Frente al-Nusra, la rama siria de al-Qaeda.
La ciudad cayó en poder de las fuerzas gubernamentales y las fuerzas de defensa popular (milicias favorables al presidente Bashar al Asad) en la madrugada del domingo, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en el Reino Unido.
La caída de Rabia, consecutiva a la de Salma, otra ciudad estratégica de Latakia, el 12 de enero, permite a las tropas de Bashar al-Asad cortar las rutas de reabastecimiento de los rebeldes desde Turquía, dijo Rami Abdel Rahman, del Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
“La ofensiva contra Rabia fue supervisada por militares de alto rango de Rusia y apoyada por los ataques aéreos rusos”, dijo Abdel Rahman.
Según el informe del OSDH, la población sigue sufriendo los costos del conflicto, con un saldo de más de 90 civiles muertos en los bombardeos de los últimos días, que la oenegé atribuye a la aviación rusa.
Según el experto Fabrice Balanche, Rabia “es la intersección de todas las rutas de aprovisionamiento de la región” ya que se cruzan los caminos hacia el norte del país, en la frontera con Turquía, con otras posiciones de los rebeldes en el este.
“Al controlar esta ruta, el ejército sirio puede bloquear los movimientos de los rebeldes hacia el sur, hacia Latakia, y los rebeldes lo van a tener difícil”, agregó.
Un comandante del Ejército sirio dijo: “En los próximos días podremos anunciar que toda Latakia, la ciudad y la provincia, están libres de rebeldes armados”.
El domingo, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, dijo que las próximas negociaciones, a cargo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra, deben incluir a los rebeldes islamistas, aunque excluyan a los extremistas.
“¿Dónde se puede esperar encontrar grupos moderados después de cinco años de guerra civil y violencia extrema?”, se preguntó Steinmeier en una entrevista al diario alemán Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung.
“Me temo que se nos pasó el momento en el que se puede elegir a los interlocutores y a los negociadores”, afirmó. Sin embargo, el diplomático aclaró que no quiere ni a “terroristas ni a extremistas islámicos en la mesa”.
La semana pasada, los principales delegados de la oposición siria anunciaron que su jefe negociador será un líder rebelde islamista apoyado por Riad, Mohamed Alush, del grupo armado Ejército del Islam. Esta elección la cuestionó Siria, que considera que Jaish al- Islam es una organización terrorista.
Igualmente, otros grupos opositores consideran inaceptable que la delegación sea encabezada por un miembro de un grupo armado.
Las negociaciones debían comenzar el lunes 25, pero ambas partes siguen discutiendo el complejo tema de la representación, por lo que el inicio de las conversaciones podría aplazarse unos días.
Por otro lado, Turquía detuvo a 23 presuntos miembros del grupo Estado Islámico (EI) que trataron de cruzar la frontera desde Siria. Junto con los yihadistas iban 21 niños, precisó este domingo el ejército turco.