“Prefiero una tumba en mi país que una cárcel en Estados Unidos”. La frase la acuñó en sus tiempos el narcotraficante colombiano Pablo Escobar, predecesor de Joaquín Archibaldo Guzmán Loera, El Chapo de Sinaloa, que relevó a Escobar unos 30 años después de la muerte del capo colombiano en el papel del rufián de la mafia más poderoso del planeta.
Muchas similitudes los unen, pero una gran diferencia los desmarca por completo a uno del otro: mientras Escobar logró su cometido de morir en su país antes que ser extraditado a Estados Unidos, el Chapo no lo consiguió.
Irónicamente, sus audaces evasiones de las cárceles mexicanas al final solo sirvieron para que el mafioso disfrutara unos meses en fuga pero, tras ser capturado en enero del 2016, se aceleraron los procesos legales para la deportación que tanto temía.
Y es que el mes de enero ha sido extrañamente emblemático en la vida de Guzmán. Fue en enero del 2016 que se produjo su captura, seis meses después de su célebre fuga de una cárcel de máxima seguridad a través de un túnel hecho con logística e ingeniería primermundista.
Curiosamente, el 19 de enero del 2001 su nombre le dio la vuelta al mundo y empezó a ser leyenda cuando se escapó por primera vez de la cárcel, encogido dentro de un carro de lavandería.
Por fin, el 19 de enero pasado, justo un día antes de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y exactamente 16 años después de su primera gran fuga, Guzmán fue trasladado desde Ciudad Juárez a Nueva York, donde fue recluido en el Centro Correccional Metropolitano, ubicado en Brooklyn.
Los peores temores del mega narcotraficante se materializaron y de qué manera: esa cárcel es considerada más dura y severa que el mismo Guantánamo.
Ahí pasará el Chapo Guzmán el resto de sus días.
LEA MÁS: Joaquín 'el Chapo' Guzmán llega a Nueva York luego de ser extraditado
¿Cómo es la cárcel?
Diversos medios mundiales han narrado detalles del Correccional basados en información oficial, pero también en testimonios de presos que estuvieron recluidos ahí en algún momento.
Solo cinco días después de que el Chapo llegara a su nuevo domicilio, The New York Times realizó una de las primeras publicaciones sobre el tema.
"El Centro Correccional Metropolitano, una fortaleza ubicada al sur de Manhattan, donde están cientos de prisioneros federales, ha sido descrita como menos habitable que la bahía de Guantánamo por un hombre acusado de terrorismo que ha sido encarcelado en ambas prisiones", explica el artículo.
Desde el principio de la reclusión de Guzmán en Brooklyn, sus abogados se han quejado una y otra vez porque, según informó la agencia AP, "las condiciones son demasiado estrictas".
Aseguran que su cliente permanece encerrado durante 23 horas del día en una unidad especial de la cárcel y agregaron que no le permiten recibir visitas de su esposa, Emma Coronel. Ni siquiera de su abogado mexicano.
Aunque la lista de delitos es bastante extensa, en resumen el Chapo está acusado de dirigir un cartel de drogas con miles de integrantes que obtiene ganancias por miles de millones de dólares, además de dirigir secuestros y asesinatos.
Guzmán se ha declarado inocente de todos los cargos en las comparecencias que ha tenido en un tribunal federal neoyorquino. Lo cierto es que, al parecer, el narcotraficante tenía fuertes razones para tratar de evitar a toda costa su extradición.
Siempre según el Times, una media decena de prisioneros de "alto riesgo" (condenados por cargos más graves) viven en condiciones de aislamiento tan duras que algunos han reportado pérdidas ligeras de la vista.
Entre los presos más mediáticos que han estado recluidos ahí están Ramzi Ahmed Yousef, autor intelectual del bombardeo de 1993 al World Trade Center de Nueva York, y Bernard Madoff, el expresidente de una compañía de inversiones con la que ejecutó una estafa de $20.000 millones mediante el sistema de pirámides.
El diario neoyorquino revela, eso sí, que la fortaleza no es infranqueable: si bien es cierto la prisión es célebre por sus estrictas medidas de seguridad, varios reos han intentado evadirse y algunos lo han conseguido. Por ejemplo, en 1981 un prisionero estuvo a punto de subir a un helicóptero secuestrado.
Y en 1990 dos presos desaparecieron por una ventana del segundo piso tras deslizarse asidos al cordón eléctrico de una máquina limpiapisos. Uno de ellos todavía está en la lista de los fugitivos más buscados por el servicio de alguaciles estadounidenses. Y, en el 2009, un asaltante de varios bancos llamado Anthony Boyd pudo salir por la puerta principal por un aparente error administrativo.
De acuerdo con el diario colombiano El Espectador, actualmente hay 795 prisioneros en esa cárcel, que abrió sus puertas en 1975. Como está ubicada junto a un tribunal, desde los pisos de arriba es posible ver a los prisioneros jugando basquetbol en el sector recreativo.
Los reclusos calificados de alta peligrosidad son puestos en media decena de celdas en un ala llamada 10 South, donde habitan en confinamiento solitario y tienen prohibido dirigirse la palabra entre ellos. Las luces están prendidas durante 23 horas del día, a veces hasta las 24, según registros judiciales, entrevistas con abogados y declaraciones escritas.
Además, dice El Espectador, las ventanas son esmeriladas (construidas de esmeril, un mineral muy duro usado para hacer polvo abrasivo) y la ranura de la puerta para introducir alimentos está cerrada prácticamente todo el día. Por su parte, los guardias pueden vigilar a los presos con ayuda de cámaras de vigilancia.
Por estas razones, insiste el Times, a pesar de que la cárcel ha sido vulnerada en las ocasiones mencionadas, es poco probable que el Chapo pueda hacer de las suyas con una nueva evasión.
Uzair Paracha, quien estuvo dos años en el centro correccional hasta el 2005, cuando fue condenado por haberle dado apoyo material a al-Qaeda, le contó al Times que, fuera de algunas oraciones, las únicas voces humanas que se escuchan son las de guardias burlándose de los prisioneros.
Él relató sus experiencias en el libro Hell is a Very Small Place: Voices from Solitary Confinement, publicado el año pasado.
Ahí revela que los presos no tienen radios ni televisores, reciben revistas y periódicos con uno o dos meses de retraso pero antes, las autoridades recortan notas que no quieren que sean consumidas por los reos, por razones diversas.
Aunque el sistema de cárceles llama a estas reglas "medidas administrativas especiales", requieren aprobación del fiscal general de Estados Unidos para ser aplicadas.
El portal de noticias en línea Infobae.com entrevistó a Catherine Linaweaver, quien fue alcaldesa del penal durante año y medio antes de retirarse en el 2014.
"Tiene seguridad extra, más allá de lo que habría en una zona restringida de internamiento, solo superada por la prisión de súper máxima seguridad en Florence. No hay ninguna otra división en la Oficina de Penales como la división de alta seguridad en Nueva York".
Desde el punto de vista de las autoridades, se trata de un entorno adecuado para un hombre que escapó dos veces de penales mexicanos de máxima seguridad.
La fiscalía federal escribió en un documento al juez que "es difícil imaginar otra persona con mayor riesgo de fuga" que Guzmán. Sin embargo, Amnistía Internacional ha levantado la voz.
"Las unidades segregadas son horripilantes e inhumanas", declaró al Times David Patton, director ejecutivo de la Oficina de Defensores Federales de Nueva York. "Si quieres diseñar un lugar para volver loca a la gente de manera intencional, sería difícil hacerlo mejor".
La oficina de Patton defiende a varios presos del Centro Correccional Metropolitano, incluyendo por ahora a Guzmán Loera, aunque Patton se rehusó a discutir su caso.
El abogado describió como inhumano el aislamiento que se siente en 10 South. "Las luces fluorescentes siempre están prendidas", dijo. "El único ruido es el rechinar metálico de las puertas cuando abren y cierran".
Para ingresar al área de celdas de 10 South, que está junto a otra unidad de alta seguridad, es necesario pasar por dos puertas de metal; una se controla electrónicamente y la otra con una llave, siempre según testimonios de exreos.
LEA MÁS: Pareja del Chapo Guzmán presenta denuncia por trato que recibe el narcotraficante en prisión
Muerte en vida
Así las cosas, el Chapo Guzmán, de 59 años, pasará prácticamente muerto en vida el resto de su existencia. Y es que la muerte proporcionada por el sistema penal tampoco parece ser una salida para él.
De acuerdo con un análisis de BBC Mundo realizado con la asesoría del experto en seguridad Alejandro Hope, ante los tribunales de EE.UU. Guzmán enfrenta seis procesos separados a lo largo de todo ese país, según el Departamento de Justicia del país.
Está acusado de delitos como narcotráfico, lavado de dinero, homicidio, secuestro, crimen organizado, organización de un complot para el tráfico internacional de drogas y conspiración para importar cocaína, entre otros.
Los procesos se siguen frente a tribunales de Arizona, California, Texas, Illinois, Nueva York y Florida.
Para algunos de estos delitos las leyes establecen pena de muerte, pero es difícil que Chapo reciba esa sentencia.
En México esa sanción está prohibida y el convenio de extradición con Estados Unidos señala como requisito que los acusados no reciban una pena que no exista en la legislación nacional.
Así, según Hope, hay dos opciones: conseguir o no un acuerdo con las autoridades estadounidenses.
"Si no lo consigue pasará el resto de su vida en una prisión de máxima seguridad", explica Hope, porque en algunos casos la sentencia de los delitos que se le imputan supera los 30 años de cárcel .
"Y si llega a un acuerdo puede pasar 15 o 20 años en una cárcel de Estados Unidos a cambio de información y dinero", apunta el experto.
Pero incluso en este escenario –que dependerá del tipo de datos que aporte y la habilidad de sus abogados– cuando abandone la prisión estadunidense el capo deberá rendir cuentas frente a la justicia mexicana.
En su país enfrenta 66 expedientes judiciales en los que se le acusa de narcotráfico, delincuencia organizada, lavado de dinero, portación de arma prohibida y delitos contra la salud.
Los juicios estaban en proceso antes de ser extraditado, y de acuerdo con las leyes mexicanas deberán reanudarse cuando regrese al país, si es que esto alguna vez ocurre.
Dueño de una fortuna calculada en la increíble cifra de $14.000 millones, probablemente algún día Joaquín el Chapo Guzmán se convierta en el hombre más rico de algún cementerio.
Por ahora, es probablemente el prisionero más adinerado del mundo. Y también uno de los más miserables.