Rangún. Las fuerzas de seguridad dispararon contra los manifestantes este domingo en Birmania, en tanto el Ejército desplegó tropas y cortó casi totalmente el acceso a Internet, lo que hace temer un recrudecimiento de la represión del movimiento de protesta contra el golpe de Estado.
Por las calles de Rangún, la capital económica, se avistaron tanques y en otras ciudades se constataron despliegues de soldados, según imágenes difundidas en las redes sociales.
Las telecomunicaciones estaban de nuevo fuertemente perturbadas, con un “corte de Internet casi general” en el país, según la ONG Netblocks.
En Myityina, en el norte del país, las fuerzas de seguridad dispersaron una concentración disparando contra los manifestantes, según informó una periodista local.
“Primero lanzaron gases lacrimógenos y luego dispararon”, declaró la reportera, aunque no pudo precisar si usaron balas reales o de goma.
@USEmbassyBurma warning its #US citizens in #Myanmar to stay indoors due to heightened #military movement in #Yangon. Also warned of possible telecommunications disruptions between 1am & 9am local time. #WhatishappeninginMyamar https://t.co/FyX2mrANPs
— May Wong (@MayWongCNA) February 14, 2021
Cinco periodistas fueron arrestados en esa concentración, según la prensa local.
Ante esta situación, los embajadores en Birmania de Estados Unidos, Canadá, países de la Unión Europea (UE) y el Reino Unido instaron al Ejército a “no recurrir a la violencia”, en una declaración común.
Los jefes de la junta militar serán “considerados responsables” de la violencia en Birmania, advirtió este domingo el relator de Naciones Unidas para Birmania, Tom Andrews. “Es como si los generales hubieran declarado la guerra al pueblo birmano”, tuiteó.
It's as if the generals have declared war on the people of Myanmar: late night raids; mounting arrests; more rights stripped away; another Internet shutdown; military convoys entering communities. These are signs of desperation. Attention generals: You WILL be held accountable.
— UN Special Rapporteur Tom Andrews (@RapporteurUn) February 14, 2021
El golpe del 1.° de febrero derrocó al gobierno de Aung San Suu Kyi y puso fin a una frágil transición democrática de 10 años.
En Birmania, donde las últimas revueltas populares fueron atajadas a sangre y fuego por los militares, en 1988 y el 2007, numerosos ciudadanos dan cuenta del miedo que sienten a las represalias por parte de las autoridades, y más aún teniendo en cuenta que la movilización contra el cuartelazo no pierde fuelle
The soldiers throw thr tear gas into the people at Myitkyinar, Myanamr. Whole the country are not safe. @JoeBiden @RapporteurUn @USEmbassyBurma #WhatsHappeningInMyanmar #SaveMyanmar #FightForDemocracy pic.twitter.com/Ezy2QvJ5c8
— Zaw Lin Htet (@Rinsan87049988) February 14, 2021
El domingo, por noveno día consecutivo, los birmanos salieron a la calle por miles.
En Rangún, los manifestantes se reunieron en varios lugares, entre ellos cerca de la famosa pagoda Shwedagon, para exigir el regreso de la democracia y la liberación de su líder.
Cerca de la estación central de ferrocarril, los residentes bloquearon una calle con troncos de árboles para impedir que la Policía entrara en la zona, e impidieron que los agentes hicieran volver al trabajo a trabajadores ferroviarios en huelga.
La junta dirigida por el general Min Aung Hlaing publicó una lista de siete de los activistas más destacados del país, a quienes busca activamente por promover las protestas.
“Si encuentran a alguno de los fugitivos mencionados o si tienen alguna información sobre ellos, preséntense en la comisaría de policía más cercana”, decía el domingo un comunicado en los medios estatales. “Los que los alberguen se enfrentarán a medidas de acuerdo con la ley”.
Desde el inicio del movimiento, los militares ya han detenido a unos 400 políticos, activistas y miembros de la sociedad civil, entre ellos periodistas, médicos y estudiantes.
La lista de siete “fugitivos” incluye a Min Ko Naing, una figura del movimiento estudiantil de 1988, que pasó más de diez años en prisión.
“Detienen a la gente por la noche y tenemos que tener cuidado”, declaró horas antes de que se emitiera su orden de detención, en un video publicado en Facebook el sábado, violando la prohibición de la Junta de utilizar la red social.
“Podrían reprimir con fuerza y tendremos que estar preparados”, añadió.
El viernes por la noche surgieron espontáneamente en toda Birmania comités de vigilancia ciudadana en los barrios en caso de que las autoridades realicen operaciones de detención de opositores.
“No nos fiamos de nadie en este momento, especialmente de los que llevan uniforme”, dijo Myo Ko Ko, miembro de una patrulla callejera en un distrito del centro de Rangún.
La Junta afirma haber tomado el poder de acuerdo con la Constitución y ordenó a los periodistas que dejen de calificarla como un “gobierno golpista”.
Acusada de haber importado ilegalmente walkie-talkies, Aung San Suu Kyi se encuentra en arresto domiciliario en Naipyidó, la capital administrativa del país, y está bien de salud, según su partido.
Birmania ha estado gobernada por militares durante casi 50 años desde su independencia, en 1948.