Harasta, Siria. El primer convoy de rebeldes sirios abandonó este jueves la región de Guta Oriental, a las puertas de Damasco, rumbo al noroeste del país, una evacuación inédita desde el lanzamiento de la ofensiva del régimen.
“Salen autobuses transportando a los combatientes de Harasta rumbo a Idlib”, la región en el noroeste del país que aun sigue bajo control de la insurgencia, anunció la televisión siria.
Esos combatientes, así como los civiles que los acompañaron, permanecieron durante horas a la espera de la autorización para poder viajar en la línea de demarcación entre el territorio rebelde de Harasta, al este de Damasco, y el sector gubernamental.
Unas 1.500 personas, entre ellas unos 400 combatientes, se habían instalado a bordo de 26 autobuses, según una fuente militar en el terreno.
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Un corresponsal de la AFP en la línea de demarcación pudo ver rezando a los combatientes rebeldes, mientras que mujeres y niños descansaban junto a los autobuses.
Los bombardeos continuaban; sin embargo, pese a que el poder sirio y su aliado ruso lograron un acuerdo con el grupo rebelde islamista Ahrar al-Sham para la evacuación de Harasta, el más pequeño y menos poblado de los tres reductos rebeldes en Guta Oriental.
Diecinueve civiles murieron en ataques aéreos contra un bastión rebelde en el sur de Guta, de los cuales 16 en la ciudad de Zamalka, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que acusa de esos ataques al régimen y a Rusia.
En más de un mes de bombardeos aéreos y de combates en el terreno, el enclave rebelde de Guta se redujo rápidamente y las fuerzas del régimen ya han conquistado más del 80% de ese territorio.
Los ataques cotidianos han matado a 1.500 civiles, de los cuales 315 niños, según el OSDH.
La ofensiva del régimen ha causado el desplazamiento de más de 70.000 personas.
Unos 1.600 combatientes y miles de miembros de su familia saldrán de Harasta en varias oleadas, según un miembro del comité denominado “de reconciliación”, dependiente del régimen sirio e involucrado en las negociaciones.
Civiles y rebeldes, estos últimos con sus armas, serán trasladados hacia el noroeste del país y la operación podría durar varios días, según el portavoz de Ahrar al-Sham, Munzer Fares.
Por otro lado, la televisión estatal siria filmó la evacuación de 13 personas, soldados y civiles, “secuestrados” según ella por los insurgentes, pero “liberados” por el Ejército. A cambio seis personas detenidas por el régimen fueron liberadas, según una fuente militar.
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“Harasta fue totalmente destruida y la situación de los habitantes es dramática”, confirmó a la AFP el jefe del consejo local del sector rebelde de Harasta, Hosam al-Beyruti.
La evolución de la situación en Guta se parece a lo que sucedió en otros bastiones rebeldes reconquistados en los últimos años por el régimen, como en la ciudad de Alepo (norte) a fines del 2016.
Luego de los intensos bombardeos y los asedios asfixiantes, los insurgentes de estas localidades y los civiles que los apoyan fueron llevados en autobuses rumbo a Idlib, última provincia que escapa aún totalmente al control del régimen en el noroeste. Amnistía International denunció el desplazamiento forzoso de la población.
En Idlib precisamente unos bombardeos aéreos, “probablemente rusos”, mataron a 22 civiles, según el OSDH.
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Los ataques se realizaron en la localidad de Harem, fronteriza con Turquía y en manos del grupo Hayat Tahrir al-Sham, dominado por la exrama siria de al-Qaeda.
El poder sirio, apoyado por sus aliados ruso e iraní, ha logrado victorias contra los yihadistas y los rebeldes y ha reconquistado más de la mitad de Siria.
La guerra en Siria, iniciada en el 2011, ha causado más de 350.000 muertos y el desplazamiento y exilio de millones de sirios.
En el noroeste, el Ejército turco lanzó el 20 de enero una ofensiva para de sacar de la frontera a la milicia kurda de las Unidades de Protección Popular (YPG), tomando el control total del enclave de Afrin. Más de 250.000 civiles huyeron del avance de las fuerzas turcas, según el OSDH.