Washington. El Gobierno de Estados Unidos celebró ruidosamente este lunes la apertura de su nueva Embajada en Israel, situada en Jerusalén, aunque mantuvo hermético silencio sobre la matanza de decenas de palestinos en la represión de las protestas.
La inauguración de la sede, antes ubicada en Tel Aviv, desató una intensa ola de protestas, especialmente en Gaza, a la que Israel reaccionó con una violencia que dejó decenas de muertos, incluyendo ocho menores de edad, de acuerdo a denuncias palestinas.
Es “un gran día para Israel”, aseguró el presidente Donald Trump en la red Twitter.
Big day for Israel. Congratulations!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) May 14, 2018
En tanto, el vicepresidente Mike Pence señaló en otro mensaje que “gracias al liderazgo del presidente, hoy (lunes) celebramos que estamos haciendo historia”.
Por su parte, el secretario de Estado, Mike Pompeo, emitió una breve nota oficial en la que reafirmó el compromiso de Washington con una “paz global y duradera entre Israel y palestinos”.
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“Hoy estoy orgulloso de celebrar la apertura de la Embajada de Estados Unidos ante Israel en Jerusalén. Este evento hace realidad una promesa formulada por el presidente Trump”, expresó el jefe de la diplomacia estadounidense.
La Casa Blanca distribuyó este lunes a la prensa un comunicado sobre la forma en que la inauguración de la embajada cumple de forma “rápida y eficaz” una promesa de campaña, y se distancia de sus antecesores.
En el ámbito político más allá de la Casa Blanca, numerosas voces se sumaron al aplauso, en un gesto directo a la base electoral, mayoritariamente evangélica, de Trump y de su vicepresidente Pence.
Sin visto bueno
Pero no todo fueron congratulaciones. Varios países, entre ellos Reino Unido, Francia y Rusia reprobaron la apertura de la legación, cuyo traslado fue rechazado por 128 de los 193 países miembros de la ONU.
Los responsables de estas violaciones flagrantes de los derechos humanos tienen que rendir cuentas”, reaccionó el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra’ad al-Husein, en referencia las víctimas mortales palestinas.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se dijo “especialmente preocupado” por la situación en Gaza.
La organización Amnistía Internacional (AI) pidió a Israel terminar “inmediatamente” con la represión a tiros de las protestas en la franja de Gaza, que calificó como una “abominable violación” de los derechos humanos.
La ONG Human Rights Watch (HRW) denunció “un baño de sangre que cualquiera pudo advertir”.
“Estamos preocupados por las informaciones sobre violencia y pérdidas de vidas en Gaza. Pedimos calma y control para evitar acciones destructoras de los esfuerzos de paz”, declaró un portavoz de la primera ministra británica, Theresa May.
“Pedimos a todas las partes actuar con la máxima moderación con el fin de evitar más pérdidas de vidas”, declaró la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.
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Recordó “la posición clara y unida” de la Unión Europea (UE), según la cual el traslado de las embajadas de Tel Aviv a Jerusalén no puede realizarse antes de que el estatuto de la Ciudad Santa sea acordado en el marco de una solución del conflicto israelí-palestino.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov fue consultado sobre el temor de Rusia de que la mudanza de la embajada estadounidense agrave la situación en esa región: “Sí, nosotros tenemos nuestros temores, ya lo hemos dicho”.
“Estamos convencidos de que no hay que cambiar unilateralmente decisiones de la comunidad internacional, y el destino de Jerusalén debe decidirse a través de un diálogo directo con los palestinos”, expresó el ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov.