Washington. Estados Unidos dio su visto bueno a las peticiones de países bálticos de enviar armas de fabricación estadounidense a Ucrania, en un momento en que aumentan las amenazas de invasión rusa, declaró este jueves una fuente oficial.
Un responsable del Departamento de Estado en Berlín, donde se encuentra el secretario de Estado, Antony Blinken, dijo que Estados Unidos está “acelerando los traslados autorizados de equipos de origen estadounidense procedentes de otros aliados”.
“Los aliados europeos tienen lo que necesitan para hacer avanzar la asistencia adicional de seguridad para Ucrania en los próximos días y semanas”, agregó el funcionario.
La aprobación respondió a demandas urgentes de Estonia, Letonia y Lituania para asistir a Ucrania. Estas fuentes estadounidenses no detallaron la cantidad o el tipo de armas que serán enviadas.
Rusia desplazó a fines del año pasado a decenas de miles de soldados y tanques cerca de la frontera con Ucrania, lo que provocó la alarma internacional y disparó los temores en estos tres países bálticos vecinos, que son miembros de la OTAN.
“Hemos decidido enviar armas y otro tipo de ayuda (a Ucrania)”, confirmó el ministro lituano de Defensa, Arvydas Anusauskas, explicando que esta decisión puede tener un efecto “disuasivo” en Rusia.
“La historia nos ha mostrado que hacer concesiones al agresor conduce a una gran guerra. No queremos eso. Cualquier país debe tener la posibilidad de defenderse”, dijo.
Su homólogo letón, Artis Pabriks, dijo el miércoles que su país iba a entregar a Ucrania “equipos de defensa letales y no letales”.
“Estamos haciendo una lista de las cosas que podemos entregar, pero solo será publicada cuando todo sea transportado a Ucrania”, dijo.
Por su parte, la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, confirmó el miércoles el apoyo absoluto a Ucrania y detalló que podría suministrarle misiles Javelin, un hospital de campaña y asistencia contra los ciberataques.
El gobierno estadounidense aprobó desde el año pasado 650 millones de dólares en armas para Ucrania. De este total, 200 millones fueron autorizados el mes pasado, debido al riesgo inminente de una guerra.
El Reino Unido anunció el lunes que iba a enviar armamento a Ucrania. Alemania consideró, sin embargo, que enviar armamento solo agravará la situación.
El gobierno ucraniano ha expresado su deseo de recibir más armamento defensivo rápidamente ante la amenaza de una invasión rusa y considera especialmente valiosos los envíos de equipos militares desde países vecinos.
Estados Unidos también hizo su primer envío de armas a suelo ucraniano. La primera partida de 90 toneladas de armamento letal enviado llegó este sábado al aeropuerto Boríspol en Ucrania, en medio de la falta de avances en las negociaciones entre Washington y Moscú por la tensa situación en la frontera ucraniana. La cooperación se enmarca dentro de una serie de envíos de suministros que se entregarán a Kiev y que “demuestran el firme compromiso” de EE. UU. con el derecho de Ucrania a la autodefensa, informó la embajada estadounidense en Kiev.
Alemania en aprietos. El incidente diplomático con Ucrania provocado por las declaraciones del jefe de la marina alemana puso en aprietos al gobierno de Olaf Scholz quien, desde su llegada al poder, ha tenido dificultades para convencer sobre su voluntad de mantenerse firme con Rusia.
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Un episodio que Berlín había querido evitar: al calificar de “sandez” la idea de que Rusia podría invadir Ucrania y considerar que Vladimir Putin “probablemente merece” respeto, el jefe de la marina alemana desató gran agitación.
Pese a su destitución forzada el sábado de noche, 24 horas después de difundirse tales declaraciones realizadas en India, la irritación de Kiev continúa siendo muy fuerte. Ésta también se alimenta de la persistencia de Alemania en no brindarle armas.
En tanto los occidentales llevan semanas inquietos por el riesgo de una invasión rusa a Ucrania, y Estados Unidos, Reino Unido y los países bálticos anunciaran el envío de armas a este país, Berlín considera que esta forma de apoyo solamente exacerbaría las tensiones.
“La única política pertinente es permitirnos defendernos”, replicó este domingo, en entrevista con el diario alemán Welt am Sonntag, el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, volviendo a mencionar su “decepción” por la posición alemana.
A comienzos de esta semana, había recibido en Kiev a la jefa de la diplomacia alemana, la ecologista Annalena Baerbock, quien le aseguró que su país haría “todo lo posible para garantizar la seguridad de Ucrania”.
La misma intransigencia que ha mostrado el canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz, quien no cesa de repetir que cualquier agresión rusa a Ucrania tendrá un “elevado costo” para Moscú, como repitió en una entrevista publicada este domingo por el Süddeutsche Zeitung, en la que, no obstante, hace también un llamado a la “prudencia”.
Por su parte, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, preocupado por dar la imagen de un frente unido con sus aliados frente a Moscú, aseguró el domingo que no tenía “ninguna duda” sobre la determinación de Alemania frente a Rusia. La semana pasada, se reunió con Olaf Scholz.
No obstante, “hasta ahora, el canciller se ha limitado a un mínimo sobre la crisis ruso-ucraniana: declaraciones muy breves, estereotipadas y, solamente respondiendo a preguntas”, tuiteó el sábado Ulrich Speck, experto de la oficina en Berlín del German Marshall Fund (GMF).
Desde diciembre, con la toma de funciones del sucesor de Angela Merkel, que gobierna en coalición con ecologistas y liberales, “reina la confusión respecto a quién determina el rumbo actual de la política alemana hacia Rusia: ¿la cancillería en manos del SPD o el ministerio de Exteriores dirigido por los Verdes?”, se pregunta en un artículo publicado en esta semana la investigadora Jana Puglierin, de la rama berlinesa del centro de reflexión ECFR (European Council on Foreign Relations).
Los socialdemócratas se muestran particularmente divididos, como lo demuestran las prórrogas a la puesta en funcionamiento del controvertido gasoducto Nord Stream 2 (NS2).
A mediados de enero, el ministro de Defensa alemán (del SPD) consideró que la decisión respecto a la puesta en marcha de este gasoducto entre Rusia y Alemania debería quedar fuera del asunto ucraniano.
Otro socialdemócrata Michael Roth, exsecretario de Estado para Asuntos Europeos, en cambio, pensaba que Alemania debería desaprobar al NS2 en caso de una agresión rusa a Ucrania.
“El resultado fue una cacofonía que daba la impresión de que Berlín carecía de liderazgo”, señala Puglierin.
El propio Scholz ha cultivado la ambigüedad al mencionar al NS2 como “proyecto privado”.
Dejó clara su posición recientemente esta semana, al decir que se ciñe al acuerdo germano-estadounidense sobre el gasoducto firmado durante el verano (boreal), que prevé sanciones contra Rusia si “utiliza la energía como arma o comete actos de agresión contra Ucrania.
“Las tergiversaciones alemanas constituyen un peligro para la estrategia occidental”, se inquieta el semanario Spiegel, en tanto Die Zeit rememora la nostalgia que para muchos miembros del SPD tiene la palabra ‘Rusia’, por la “Ostpolitik”, o sea, el acercamiento a Moscú comenzado por el canciller Willy Brandt en los años 1970, privilegiando al diálogo.
La conservadora Angela Merkel, por su parte, también se preocupó en sus 16 años de mandato en mantener buenas relaciones con Moscú, eludiendo las disputas geopolíticas por los intereses económicos entre ambos países.
Alemania “ha visto los actos del Kremlin de una manera crítica, pero al mismo tiempo pasiva en las últimas tres décadas”, afirman en una carta publicada por die Zeit 73 expertos sobre Europa del Este y en seguridad, abogando porque Berlín ponga fin a su indulgencia y “corrija” el trato especial brindado a Rusia.