Teherán. Los estudiantes se manifestaron este sábado en Teherán y otras ciudades iraníes contra la violenta represión de la disidencia, que empezó tras la muerte el mes pasado de Mahsa Amini cuando estaba bajo custodia de la policía de la moral.
En paralelo, los iraníes residentes en el extranjero y sus partidarios salieron el sábado a las calles de ciudades de todo el mundo en solidaridad con el movimiento de protesta.
Irán vive una ola de violencia desde que Amini, una kurda iraní de 22 años, murió tras ser detenida por la policía de la moral, presuntamente por no llevar correctamente el velo tal y como exige el estricto código de vestimenta de las mujeres en la República Islámica.
El viernes hubo nuevas protestas en todo Irán por decimoquinta noche consecutiva, a pesar de la represión que, según una oenegé, se ha cobrado más de 80 vidas.
"Mujer, vida, libertad" y "Muerte al dictador", coreaban los manifestantes en las calles de Saqqez, la ciudad natal de Amini, en la provincia del Kurdistán.
El sábado, la policía antidisturbios se concentró en los principales cruces de carreteras de la capital.
Los estudiantes se concentraban en la plaza Enghelab (Revolución), cerca de la Universidad de Teherán, en el centro, para pedir la liberación de los estudiantes detenidos.
Imágenes compartidas por la organización Iran Human Rights, con sede en Noruega, también mostraron protestas de estudiantes en las ciudades de Mashhad y Karaj, con manifestantes gritando consignas y mujeres quitándose el velo.
En 159 ciudades de todo el mundo, desde Auckland a Nueva York pasando por Seúl y Zúrich, hubo manifestaciones de apoyo, dijo la organización Iranians for Justice and Human Rights.
Detenciones de extranjeros
Las protestas en Irán estallaron el 16 de septiembre, cuando Amini fue declarada muerta tres días después de caer en coma tras su detención.
Iran Human Rights dijo que al menos 83 personas murieron en la represión.
Por su parte Amnistía Internacional dijo haber confirmado 52 víctimas mortales, mientras que la agencia iraní Fars cifra el número de muertos en "alrededor de 60".
Se trata de los disturbios más sangrientos en Irán desde la represión de las manifestaciones de noviembre de 2019 provocadas por una repentina subida de los precios del combustible, que causó la muerte de al menos 304 personas, según Amnistía.
Mir Hosein Musavi, un ex primer ministro que lleva más de una década bajo arresto domiciliario, instó a las fuerzas de seguridad a detener la violencia, en un mensaje en la cuenta Instagram del grupo opositor Kaleme.
"Me gustaría recordar a todas las fuerzas armadas su compromiso de proteger nuestra tierra, Irán, y las vidas, propiedades y derechos del pueblo", afirmó.
Por su parte el Ministerio de Inteligencia iraní anunció el viernes la detención de "nueve ciudadanos extranjeros", entre ellos de Francia, Alemania, Italia, Países Bajos y Polonia, "en el lugar de los disturbios o cerca", junto con 256 miembros de grupos opositores prohibidos.
También hubo disturbios el viernes en la provincia iraní de Sistán-Baluchistán (sureste), fronteriza con Afganistán y Pakistán.
Los Guardianes de la Revolución, dijeron que dos de sus coroneles murieron, elevando el número oficial de muertos a 20 durante los enfrentamientos en la provincia, donde tres comisarías fueron atacadas.
Sistán-Baluchistán es un provincia pobre con presencia bandas de narcotraficantes, así como de rebeldes de la minoría baluchi y grupos extremistas musulmanes sunitas.
Irán culpa a fuerzas extranjeras de las protestas en el país y los Guardianes de la Revolución lanzaron el miércoles ataques transfronterizos con misiles y aviones no tripulados que mataron a 14 personas en el Kurdistán iraquí.
Las autoridades acusan a los grupos rebeldes de esa región de alimentar los disturbios.
Un total de 54 países han firmado una declaración “instando a Irán a dejar de usar la fuerza contra los manifestantes pacíficos”, según el enviado especial de Estados Unidos para Irán, Robert Malley.