Washington. AFP y EFE. La Casa Blanca consideró ayer que la ejecución del periodista estadounidense James Foley por parte de los yihadistas del Estado Islámico (EI) es un “ataque terrorista” a Estados Unidos y señaló que baraja distintas opciones de respuesta, cuatro días después de que el grupo publicara el video con su decapitación .
“Cuando se ve cómo se mata a alguien de una manera tan horrible, esto representa un ataque terrorista contra nuestro país y contra los ciudadanos estadounidenses”, dijo el consejero adjunto de Seguridad Nacional, Ben Rhodes.
Rhodes, que habló tres días después de que los extremistas publicaran un video de la ejecución de Foley, dijo que “representó una vejación, un ataque no solo a él”.
El consejero reafirmó que el Gobierno se opone al pago de rescates para liberar a rehenes de “organizaciones terroristas” por considerar que no es una “buena política”.
“Consideramos muy firmemente que apoyar el pago de rescates a organizaciones terroristas no es la política correcta”, dijo.
“A largo plazo (...) proporciona financiación adicional a organizaciones terroristas, lo que les permite expandir sus operaciones”.
Añadió que hay un “pequeño número” de rehenes estadounidenses, aunque no dio cifras, en Siria y que continuarán las labores, haciendo lo que puedan “para intentar traerlos a casa”.
Además, reconoció que el Estado Islámico “ha ganado capacidad” en los últimos meses y señaló que el Gobierno se toma “muy en serio” las amenazas que este grupo puede suponer para Estados Unidos.
El EI puede ser detenido y eventualmente derrotado si se le persigue en Irak, pero también en Siria, consideró Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor de Estados Unidos.
“Esta es una organización que tiene una visión estratégica apocalíptica que eventualmente tiene que ser derrotada”, añadió.
Según un informe reciente de Soufan Group, una organización que proporciona servicios de inteligencia a Gobiernos, más de 12.000 combatientes extranjeros procedentes de 81 países han entrado a Siria desde que empezó el conflicto hace tres años, y de ellos unos 3.000 proceden de países occidentales.
La edad de un combatiente extranjero es de entre 18 y 29 años. La mayoría no tiene formación militar ni conocimiento del islam.
‘Cobarde’. Por su parte, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó fuertemente ayer “el cobarde y odioso asesinato” del periodista James Foley por los yihadistas del Estado Islámico (EI).
En un comunicado aprobado por unanimidad, los 15 miembros del Consejo exigieron la inmediata liberación de todos los rehenes en poder de los extremistas islámicos.
“Los miembros del Consejo de Seguridad subrayaron que el EI debe ser combatido, y la intolerancia, la violencia y el odio que difunden, extirpados”, señala el documento.
El periodista, de 40 años, estaba trabajando desde Siria cuando fue secuestrado en noviembre de 2012.
El Consejo dijo que los responsables deberían responder ante la justicia y llamó a los países a cooperar con Estados Unidos con ese fin.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, condenó el asesinato y lo describió como un “crimen abominable que caracteriza la campaña de terror que el EI emprendió contra Irak y Siria”.