La Paz
A una semana del referendo para decidir si puede postularse a un nuevo mandato, el presidente de Bolivia, Evo Morales, baraja por primera vez una posible derrota en las urnas desde que llegó al poder en el 2006, afectado por denuncias de tráfico de influencias.
Según los sondeos, el apoyo y el rechazo a una nueva reelección hasta el 2025, que se decidirá el 21 de febrero, empatan en 40%, la primera vez que la opción de Morales no lidera las encuestas. En el 2006 había asumido con el 54% de los votos, en el 2010 con un abrumador 64% y en el 2015 obtuvo con un 61% un tercer mandato que concluirá en el 2020.
Aunque el gobernante está "segurísimo de que vamos a ganar", admitió en una radio local que "si gana el No, es un derecho y, por supuesto, el MAS (Movimiento al Socialismo, su partido) tendrá su candidato". En otra declaración sostuvo: "si el pueblo dice que No ¿qué podemos hacer?, no vamos a hacer un golpe de Estado, tenemos que irnos callados".
Los medios consideran que las denuncias por tráfico de influencias, el primer escándalo que lo salpica directamente en 10 años en el poder, parecen haberle afectado. El diario Página Siete asegura este domingo en una "encuesta flash" que a raíz de esas denuncias el No trepó al 47% frente al 28% del Sí.
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Polémico favorecimiento. El escándalo del supuesto tráfico de influencias llegó a tal punto que Morales, el presidente boliviano con mayor tiempo en el gobierno, pidió que el Congreso y la Contraloría investiguen las denuncias de que su gestión supuestamente favoreció con millonarios contratos a una firma china, donde su expareja, Gabriela Zapata, una joven de 28 años, es alta ejecutiva.
Morales, de 56 años de edad, admitió que tuvo una relación con Zapata entre el 2005 y el 2007, cuando la joven tenía 18 años, producto de la que nació un hijo que posteriormente falleció, como consecuencia del cual se distanciaron hasta hoy, según la versión del mandatario.
Sin embargo, una fotografía del 2015, durante las celebraciones del carnaval de Oruro, los muestra juntos, lo que despertó enormes dudas, más aún después de que el presidente admitiera la autenticidad de la foto y que sostuviera que en ese momento no la reconoció de inmediato, aunque luego le vio "cara conocida".
La firma china CAMC se adjudicó con el Estado siete contratos por un valor de $576 millones, en distintas áreas.
Manifestaciones. Este domingo, a una semana del referendo, las plazas y calles están atestadas de caravanas que promueven el voto por el No o por el Sí. Según varias denuncias, el gobierno lanzó a las calles a los funcionarios públicos para alentar el voto a su favor.
Mientras, una oposición fragmentada, con liderazgos débiles, lanzó una feroz ofensiva en las redes promoviendo el voto por el No.
Los analistas coinciden en que "es la primera vez que una denuncia de corrupción con pruebas ha tocado al presidente", como sostiene el académico y analista político Carlos Cordero, quien consideró que es inconveniente una eventual reelección de Morales. "Cuando las gestiones pasan de dos períodos se vuelven opacas, es decir que impiden la fiscalización y el control social y es puerta abierta a la corrupción", agregó.
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Además de la acusación de favorecer a su expareja, Morales no logra sacudirse un sonado caso de corrupción de un fondo estatal que apoyaba proyectos en el agro y cuyos dineros terminaron, según investigación judicial, en cuentas bancarias de algunos dirigentes campesinos oficialistas.
El gobierno estableció inicialmente que la corrupción alcanzó a unos $2 millones en la realización de obras fantasmas, aunque sospecha que el daño económico podría llegar hasta $14,7 millones, por lo que continúan las investigaciones. Por este caso renunció la ministra de Desarrollo Rural, Nemesia Achacollo, cercana al mandatario aymara, y hay varios dirigentes presos.
Mientras se acerca la fecha del referendo, piquetes de trabajadores del transporte de carga han salido a las calles a pedir menores tributos, mientras campesinos productores de coca, permanentes aliados de Morales, han bloqueado vías en demanda de mayor apoyo estatal. Fue como dirigente cocalero que el hoy gobernante saltó a la política.