Islamabad. El exprimer ministro paquistaní Imran Khan acusó el viernes a su sucesor, Shehbaz Sharif, de complicidad con el atentado en el cual resultó herido el jueves. Khan, destituido en abril por una moción de censura parlamentaria y reemplazado por Sharif, aseguró que el actual jefe de gobierno planeó el atentado junto al ministro del Interior, Rana Sanulah, y un alto oficial de las fuerzas armadas.
“Esos tres hombres decidieron matarme”, declaró Khan, en un canal de YouTube de su partido, desde el hospital de Lahore donde convalece. El gobierno niega estar involucrado en el atentado y lo atribuye a un individuo que habría actuado por motivaciones religiosas.
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Khan, exestrella internacional de cricket de 70 años, resultó herido en un pie en un tiroteo que dejó un muerto y al menos diez heridos cerca de la ciudad de Gujranwala y ahondó la crisis que se desencadenó con su caída política.
El exjefe de gobierno encabezaba desde hacía una semana una “larga marcha” de miles de personas de Lahore a Islamabad, la capital del país, en reclamo de elecciones anticipadas, con la expectativa de volver al poder.
Recuperación
Khan se recuperaba el viernes en un hospital luego del ataque contra su convoy, aparentemente llevado a cabo por un tirador solitario, agudizando la crisis política del país desde la caída del gobierno de Khan en abril pasado debido a una moción de censura.
El exprimer ministro paquistaní se encuentra “estable y va bien” en el hospital Shaukat Khanum en la ciudad oriental de Lahore, dijo su doctor Faisal Sultan a la AFP el viernes por la mañana.
“Fue un intento de matarlo, de asesinarlo”, dijo, por su parte, su asesor Raoof Hasan. El exministro de Información, Fawad Chaudhry, dijo que los dirigentes del partido se reunirían el viernes para discutir el futuro de la movilización lanzada por Khan, pero abogó por mantenerla.
Confesión
La zona del tiroteo estaba acordonada y vigilada por policías mientras los expertos forenses analizaban la escena. La ministra de Información, Marriyum Aurangzeb, dijo que el atacante se encontraba bajo custodia y mostró una supuesta confesión grabada. “Lo hice porque (Khan) estaba engañando a la gente”, dice el hombre, desaliñado y con las manos atadas, en lo que parece una comisaría.
El ministro del Interior, Rana Sanaullah afirmó por su parte el viernes en conferencia de prensa que el ataque fue “un caso muy claro de extremismo religioso”. Pakistán padece desde hace décadas movimientos islamistas violentos que cuestionan la influencia del poder central, y los asesinatos de políticos han marcado la historia del país.
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En el 2007, Benazir Bhutto, la primera mujer de la era moderna en haber dirigido un país musulmán, fue asesinada en un atentado cuyos autores intelectuales jamás fueron identificados. Khan perdió el cargo en abril con una moción de censura en la que sufrió deserciones de miembros de su partido, pero conserva un amplio apoyo entre la población.
Desde entonces, no deja de repetir que su caída fue una “conspiración” urdida por Estados Unidos, y critica con dureza al gobierno de su sucesor, Shehbaz Sharif. Imran Khan llegó al poder en el 2018 tras la victoria en las legislativas del PTI, plataforma populista que mezcla promesas de reformas sociales, conservadurismo religioso y lucha contra la corrupción.