París y Moscú. AFP, AP y EFE. Francia y Rusia tienen un enemigo común: el Estado Islámico (EI) , que ha golpeado a ambos, y por eso los dos países acordaron coordinar esfuerzos para combatir a ese grupo yihadista.
Así, las fuerzas militares de Moscú y París lanzaron el martes, por separado, bombardeos aéreos contra posiciones del EI en territorio de Siria.
El Estado Islámico se responsabilizó por los atentados terroristas que el viernes anterior causaron 129 muertos y 352 heridos en París. También se atribuyó el derribo de un avión ruso de pasajeros, hace dos semanas, en el Sinaí, Egipto , donde murieron todos los 224 ocupantes.
Rusia reconoció el martes que una bomba destruyó el aparato que volaba de Sharm el Sheij a San Petersburgo.
La cooperación ruso-francesa se da después de que el presidente de Francia, François Hollande, anunció el lunes que impulsaría una coalición internacional, con participación de Rusia y Estados Unidos , para hacer frente al terrorismo del EI. Con este objetivo, el jefe de Estado francés se reunirá, el 24 de noviembre, con el presidente estadounidense, Barack Obama, en Washington, y dos días después lo hará en Moscú con Vladimir Putin.
Hollande y Putin hablaron por teléfono el martes sobre la “coordinación” de sus esfuerzos, dijo el palacio del Elíseo, en tanto el Kremlin indicó que ambos favorecen “una coordinación más estrecha” entre sus servicios secretos respecto al conflicto en Siria.
El acercamiento entre ambos países empezó a concretarse con la orden que emitió Putin a su fuerza naval para que “coopere con los aliados” franceses, cuyo portaaviones Charles de Gaulle zarpará el jueves rumbo al Mediterráneo oriental.
Puntos para Putin. Los golpes del Estado Islámico a Rusia y Francia explican los esfuerzos por unir fuerzas y le dan la razón a Putin, quien desde hace meses ha reclamado un frente internacional contra el yihadismo.
Putin es el gran beneficiado políticamente de la reciente ola de atentados yihadistas, pues aparece como el único líder mundial que se tomó muy en serio desde un principio la grave amenaza que representaba el EI.
Putin, quien forjó su popularidad con la mano dura empleada contra el terrorismo en el Cáucaso, mantuvo siempre que el enemigo número uno eran los yihadistas y no Bashar al-Asad, cuyo régimen respalda y al cual ve como la última frontera entre el mundo civilizado y la barbarie del “califato” islamista.
Tras diez años de ausencia, el líder ruso regresó en setiembre a la tribuna de las Naciones Unidas para alertar al mundo sobre la necesidad de dejar de atacar de lleno a los yihadistas.
Entonces, propuso una “amplia coalición internacional” y recibió un “no” como respuesta, ya que tanto Obama como otros líderes occidentales lo acusaron de proteger a toda costa a su aliado en Damasco.
Fuego desde al aire. Ahora, la realidad es que Francia y Rusia están arremetiendo de lleno contra el yihadismo en Siria.
El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) informó de que la aviación rusa atacó, el martes, blancos en la provincia de Deir al-Zur (noreste), controlada casi por completo por el EI, y la ciudad monumental de Palmira, también en manos del grupo ultrarradical sunita.
Rusia también arremetió contra la ciudad de Raqa, principal bastión del EI, e igualmente golpeó posiciones del grupo moderado Ejército Libre Sirio, el Frente al-Nusra (filial siria de al-Qaeda) y otros bandos islamistas.
Raqa recibió los embates de aviones franceses en la madrugada del martes, por segunda vez en un lapso de 24 horas.
El primer ministro de Francia, Manuel Valls, puntualizó que los bombardeos se centraron en un puesto de mando del EI y un campamento de entrenamiento.
Habitantes de Raqa dijeron que el Estado Islámico está reforzando sus defensas ante un posible ataque en su “capital”.
Agregaron que 350.000 habitantes son presa del miedo, estremecidos por poderosos bombardeos de Rusia y Francia que sacuden la ciudad a diario.