Damasco. Las fuerzas kurdo-árabes apoyadas por una coalición internacional en Siria progresaban lentamente este miércoles frente a los yihadistas del Estado Islámico (EI), que resisten en su último bastión del país.
Los combatientes kurdos y árabes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), con el apoyo de la alianza liderada por Washington, lanzaron el sábado una ofensiva “final” contra el último reducto yihadista, situado en la provincia de Deir Ezzor (este).
Tras sus conquistas del 2014 y la proclamación de un “califato” en importantes regiones de Siria e Irak, los yihadistas, que llegaron a controlar importantes ciudades, están ahora reducidos a un pequeño sector de pocos kilómetros cuadrados.
Entre 500 y 600 combatientes del EI siguen en una zona que va desde el pueblo de Baghuz hasta la frontera iraquí, lo que hace difícil el avance de las FDS.
“Hemos retomado posiciones perdidas en un contraataque lanzado hace dos días por el EI”, dijo un portavoz de las FDS, Mustefa Bali. “Hemos avanzado y conquistado nuevas posiciones”, aseguró.
La ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH) confirmó un “lento avance” de las FDS, en medio de zonas agrícolas a descubierto donde pueden disparar los francotiradores del EI.
"Hay minas enterradas en todo el sector", indicó el director del Observatorio, Rami Abdel Rahman. "Las FDS recurren a los disparos de cohetes", indicó, explicando que hay "violentos combates" en las cercanías de Baghuz.
El martes, el portavoz de la coalición internacional, el coronel Sean Ryan, admitió que el avance de las FDS era “lento y metódico”.
Mientras tanto, los civiles siguen huyendo del último bastión yihadista. En las últimas horas lo hicieron centenares de personas, según Mustefa Bali, una huida que se repite a diario desde hace varias semanas.
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Desde diciembre más de 38.000 personas, principalmente familias de yihadistas, huyeron de los combates y ataques aéreos, según el OSDH.
Desde una meseta encima de Baghuz, periodistas de la AFP vieron el martes la salida de un grupo de 25 personas, hombres pero también niños con el pelo sucio y mujeres con niqab llenas de polvo y cargando sus enseres. La mitad de las mujeres eran ucranianas o rusas.
El grupo recibió agua, pan y zanahorias mientras los voluntarios de la ONG estadounidense Free Burma Rangers daban cuidados a un niño herido.
Al llegar a las posiciones de las FDS, una madre que dijo ser rusa cayó de rodillas y abrazó llorando a sus dos hijos. Otra mujer de Crimea daba pan a sus tres niños. “Ahora son huérfanos”, expresó en árabe.
Si el fin del EI parece cercano, la coalición internacional se niega de momento a fijar una fecha. "Es demasiado temprano para dar un calendario", afirmó el martes su portavoz. "Después de Baghuz habrá operaciones de desminado".
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Intervención estadounidense
El presidente estadounidense, Donald Trump, predijo de nuevo el lunes una derrota ineluctable del EI.
"Continuamos diezmando a los que quedan. Podemos tomar la región. Pronto la tendremos al 100%. Pero todavía quedan algunos, se cubren de bombas, están locos", aseguró.
Una victoria del EI abriría la vía a la retirada de Siria, como anunció Trump en diciembre, de los cerca de 2.000 militares estadounidenses desplegados en el país para ayudar a las FDS a luchar contra los yihadistas.
"Estamos a tiempo para respetar nuestros compromisos", dijo el martes el ministro interino de Defensa estadounidense, Patrick Shanahan, durante una visita a Irak, sin querer dar fechas.
El paradero del jefe del EI, Abu Bakr Al Baghdadi, dado por muerto varias veces, sigue siendo desconocido. En agosto se difundió un mensaje de audio supuestamente de él.
El asalto final contra el EI es el principal frente de la guerra en Siria, que ha dejado más de 360.000 muertos desde 2011.
El régimen de Bashar Al Asad, apoyado por Rusia, controla ahora cerca de dos tercios del país gracias a sus vitorias frente a los rebeldes y a los yihadistas.