Managua, AFP. Con lágrimas y dolor cientos de nicaragüenses despidieron este domingo bajo la mirada de policías antimotines al opositor nicaragüense-estadounidense Eddy Montes, muerto el jueves de un balazo durante un disturbio en la cárcel donde estaba recluido por participar en protestas antigubernamentales.
“íEddy Montes, presente!”, “íJusticia!”, “íLa lucha sigue contra esta dictadura que asesinó a nuestro hermano!”, gritaban los asistentes al funeral en la ciudad de Matagalpa, 124 kilómetros al norte de la capital, de donde era originario el opositor al gobierno de Daniel Ortega.
“Es doloroso ver como un prisionero político es asesinado dentro de la cárcel”, comentó un poblador mientras el féretro con las banderas de Nicaragua y Estados Unidos era trasladado de la iglesia Molaguina, donde fue velado, hasta la catedral de la ciudad para una misa.
Los funerales se realizaron en medio de fuerte presencia de policías antimotines.
“Estamos rodeados de policías (...) El asedio ha sido constante toda noche y desde antes de que llegáramos” con el cuerpo desde Managua, declaró a la AFP Francisco Montes, primo del fallecido .
Eddy Montes, de 57 años, estaba detenido desde noviembre en el penal La Modelo, 20 kilómetros al norte de Managua, acusado de participar en las protestas que estallaron en abril de 2018 contra el gobierno de Ortega, cuya represión dejó 325 muertos, cientos de detenidos y 62.000 exiliados.
El opositor había emigrado en su infancia con su familia a Estados Unidos, donde se nacionalizó y sirvió en la marina, y regresó a Nicaragua hace seis años, confirmó su primo.
Su cuerpo fue recibido temprano en la iglesia Molagüina con aplausos y consignas por decenas de personas que agitaban banderas nacionales.
Montes era acusado por la Fiscalía de “terrorismo”, una figura que las leyes nicaragüenses aplican desde julio pasado a quienes alteran el orden público en las protestas, así como por otros cinco delitos.
Según el Ministerio de Gobernación, que controla los penales, resultó herido con arma de fuego durante un amotinamiento el jueves en las celdas de máxima seguridad del penal La Modelo, donde están recluidos cientos de opositores.
Durante un forcejeo entre presos y centinelas “hubo disparo que impactó al preso Eddy Antonio Montes Praslín”, dijo el ministerio en una nota.
La abogada Yonarqui Martínez aseguró que el disparo “fue por la espalda” y que “hay pruebas de ello”. Señaló además que durante el hecho resultaron heridos 17 opositores presos.
Los familiares de Montes le realizaron una autopsia privada, cuyo resultado estará listo la otra semana, al margen del examen de los forenses estatales.
La embajada estadounidense demandó “una investigación completa y transparente”.
“Condenamos enfáticamente el homicidio del Señor Eddy Montes. Su muerte, así como la muerte de cientos de inocentes civiles a manos de las fuerzas de seguridad y parapolicías de Ortega (..) muestran el absoluto desprecio por la vida humana y las libertades democráticas”, indicó la embajada en una nota de prensa.
En tanto, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, exigió este domingo a las autoridades nicaragüenses esclarecer la desaparición de Zayda Hernández, una de las fundadoras del movimiento estudiantil 19 de Abril que encabezó las protestas contra el gobierno el año pasado.
“Es imperativo y responsabilidad del Estado nicaragüense esclarecer la desaparición de Zayda Hernández”, demandó Almagro en Twitter.
Hernández fue vista por última vez el viernes cuando se dirigía, junto a otro joven de nombre Gustavo Méndez a una protesta por la muerte de Montes, cerca de la catedral de Managua.
“Pasaron más de 48 horas sin saber dónde están Zayda Hernández y Gustavo Méndez. La CIDH urge al Estado de Nicaragua informar sobre el paradero de los jóvenes, que deben volver a sus hogares sanos y salvos”, instó también la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Twitter.
La dirigente estudiantil Valeska Valle por su parte informó en rueda de prensa que el gobierno y la policía niegan que Hernández esté detenida, por lo que temen que haya sido secuestrada por “un grupo paramilitar o fanáticos” del partido sandinista.