Agaña, Guam
El gobernador de Guam aseguró este jueves que ese territorio estadounidense en el Pacífico está "perfectamente equipado" para afrontar un ataque norcoreano, gracias a unas sólidas infraestructuras que resistieron a tifones y sismos.
Pionyang reveló su plan detallado para lanzar cuatro misiles contra Guam. Pero, como Corea del Norte lleva tiempo multiplicando las amenazas, los 162.000 habitantes de la isla, cuyas vidas están estrechamente ligadas a los 6.000 soldados estadounidenses desplegados allí, han aprendido a vivir con ellas.
El gobernador Eddie Calvo explica que esa remota isla del Pacífico se ha acostumbrado a ser una diana desde que Washington instaló bases militares en su suelo.
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"Hay que entender que, incluso en un escenario de una posibilidad sobre un millón, estamos preparados para que Guam sea lo que es desde hace décadas, un territorio estadounidense con ventajas militares estratégicas, en una región muy dinámica", asegura. "Estamos preparados para afrontar cualquier eventualidad, más que cualquier otra comunidad estadounidense".
Calvo no ha dado más precisiones sobre las defensas estadounidenses en la isla, que cuenta con una base aérea y otra naval.
Guam también alberga un sofisticado escudo antimisiles, el sistema THAAD, capaz de destruir los misiles de corto y medio alcance, así como los proyectiles de alcance intermedio, en su fase final de vuelo.
Dada "la manera en que se construyeron nuestras infraestructuras –que resistieron a un sismo de magnitud 8,3 hace una década y a potentes tifones–, estamos perfectamente equipados para coordinarnos antes y después de un acontecimiento", añade el gobernador.
En Agaña, la capital, los habitantes parecen tomarse las amenazas norcoreanas con resignación. "Si tiene que ocurrir, ocurrirá", dice Loiue Joyce, una veinteañera que disfruta de un día de compras. "¿Nos da miedo? Sí. Pero ¿qué podemos hacer? Vivimos en una pequeña isla. No hay ningún sitio donde esconderse en caso de ataque".
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Guam, una posesión estratégica para Estados Unidos, fue el punto de salida de los bombarderos B-52 encargados de atacar Hanói durante la guerra de Vietnam (1955-1975). La base Andersen de esa isla es sede del 36.° escuadrón de bombarderos estratégicos estadounidense.
Además de la presencia militar, la economía de la isla depende en gran medida del turismo, un sector responsable de un tercio de los empleos. Sus playas paradisíacas, sus hoteles y sus tiendas libres de impuestos atrajeron a más de 1,5 millones de visitantes en 2016, en su mayoría japoneses o coreanos.
"La vida sigue en el paraíso", dice Josh Tyquengco, director de marketing de la oficina turística de Guam. "No estoy al corriente de posibles anulaciones (de viajes). Es la temporada alta en estos momentos para Guam. El caso norcoreano no ha tenido ningún impacto sobre el turismo por el momento".
El periódico local Guam Daily Post recuerda en su editorial; sin embargo, que aunque los habitantes estén acostumbrados a las amenazas de Pionyang, esta vez la situación es más precaria porque "un comandante en jefe fogoso, que no tiene tanta sangre fría, vive ahora en la Casa Blanca".
La última vez que el territorio temió ser víctima de un ataque, en 2013, la situación se tranquilizó porque la administración del entonces presidente, Barack Obama, evitó una escalada verbal con el dirigente norcoreano, Kim Jong-un, recuerda el diario.
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"Esta vez, la amenaza es diferente y más preocupante", ya que Donald Trump le prometió "fuego e ira" a Kim Jong-un. "La pelota vuelve a estar en el tejado de Trump" porque Estados Unidos ha sido amenazado directamente, prosigue el Daily Post. Guam no es "sólo sede de bases aéreas y navales. Es la casa de cerca de 162.000 personas, en su mayoría ciudadanos estadounidenses".
El plan
El anunció de Corea del Norte detalla que planea disparar cuatro de sus misiles Hwasong-12 sobre Japón a aguas próximas a la pequeña isla. De llevarse a cabo, sería el ensayo más provocador de Pionyang hasta la fecha.
Japón y Corea del Sur prometieron una contundente reacción si Corea del Norte sigue adelante con su plan.
El plan, que consiste en lanzar los misiles para que caigan al mar a 30 a 40 kilómetros de la isla, sería enviado al líder Kim Jong-un para su aprobación en la próxima semana, y dependería de éste que se lleve a cabo o no, según el anuncio.
No está claro por qué Corea del Norte se arriesgaría a lanzar misiles a un lugar tan cercano al territorio estadounidense. El lanzamiento prácticamente obligaría a Washington a intentar interceptarlos, lo cual podría generar una escalada mayor.
Corea del Norte suele utilizar una retórica extremadamente belicosa junto con advertencias de medidas militares para mantener en alerta a sus adversarios. Generalmente dice que no atacará a Estados Unidos salvo que éste ataque primero o haya determinado que el ataque es inminente. Pero en este caso hubo amenazas de ambas partes.
Ante informes de la inteligencia estadounidense de que el Norte estaría en condiciones de acoplar una ojiva nuclear a un misil capaz de alcanzar blancos en territorio continental estadounidense, el presidente Donald Trump amenazó a Piongyang con "represalias de fuego y furia como el mundo nunca ha visto".
El plan norcoreano que ha trascendido es sumamente concreto, indicio de que en verdad podría estar calculando un lanzamiento.