Quito. EFE. Una marcha indígena que recorrió cientos de kilómetros desde hace 10 días para pedir cambios al gobierno de Rafael Correa, entró el miércoles a Quito, donde sus participantes se sumarán este jueves a un paro nacional convocado por organizaciones gremiales.
“No queremos desestabilizar al Gobierno; queremos que escuche, queremos que entienda”, dijo a la televisión Ecuavisa Agustín Cachipuembo, representante del pueblo cayambi.
Sin mencionar cuántos manifestantes llegaron a Quito, el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), Jorge Herrera, dijo, en una rueda de prensa, que a lo largo del recorrido han tenido en las calles el apoyo “de más de 100.000 personas”.
El presidente de la Conaie también afirmó que la marcha indígena no busca desestabilizar al Gobierno y advirtió de que no caerán “en trampas” que eventualmente provoquen violencia.
En este sentido el dirigente indígena Carlos Pérez denunció la existencia de infiltrados en la marcha y anunció que llevarán el caso a la Justicia.
Herrera insistió en que entre las reivindicaciones de la marcha está que se archiven las enmiendas constitucionales que estudia la Asamblea, entre ellas la de la reelección indefinida del presidente y otros cargos de elección.
Mientras la marcha ingresaba por el sur de Quito, otro grupo de indígenas avanzaba por el norte del país para sumarse también al paro del jueves.
Frente progobierno. Al mismo tiempo, grupos afines al Gobierno, cuyos voceros plantean un diálogo para debatir el tipo de sociedad para los ecuatorianos, se manifestaron ayer en Quito.
Rodrigo Collahuaso, legislador por Alianza País y dirigente de una Coordinadora de Movimientos Sociales, aseguró que respetan “todo tipo de movilización”y defendió la que lideró en apoyo “al diálogo social”.
En la misma rueda de prensa, Luis Zimbaña, del grupo Amaru, remarcó que los grupos que apoyan al Ejecutivo saldrán a defender la “revolución ciudadana”.
“Estamos en alerta, vigilantes de este proceso y, de hecho, estaremos donde tengamos que estar para defender” al Gobierno, dijo.
Mientras, Pablo Serrano, presidente del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), rechazó el miércoles el llamado del Gobierno al diálogo pues “no existe ningún diálogo porque lo que han hecho es reunirse entre ellos”.
El FUT es uno de los convocantes al paro de actividades previsto para este jueves, al cual Correa ha pedido a sus correligionarios responder con más trabajo.
Correa afirmó el martes que no es coincidencia que sean los gobiernos progresistas de América Latina los que afronten este tipo de protestas de la oposición.
“¿Cuándo se ha visto a un gobierno de derecha enfrentando este tipo de protestas?”
El gobernante ha afirmado que las protestas de indígenas y sindicatos, supuestamente, le hacen “el juego a la derecha” política del país, una aseveración que los dirigentes de los indígenas y las centrales obreras rechazan rotundamente.