Faluya
Las fuerzas iraquíes liberaron el domingo completamente la ciudad de Faluya y proclamaban su intención de reconquistar Mosul, último bastión de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) en el país.
El primer ministro, Haider al Abadi, estuvo en la emblemática ciudad, desde donde hizo un llamamiento a los iraquíes “celebrar” la victoria contra el EI.
El jefe del Gobierno izó la bandera iraquí cerca del hospital general de Faluya y prometió que pronto será izada también en la ciudad de Mosul, bastión del EI en el norte de Irak.
La liberación de Faluya se proclamó tras conquistar el barrio Al Jolan, donde se habían atrincherado los yihadistas.
“Bastaron dos horas a las CTS (unidades antiterroristas) para apoderarse de ese barrio y Dáesh (acrónimo en árabe del grupo Estado Islámico) no ha disparado ni una bala”, lo que demuestra que estaba “derrotado incluso antes de la entrada de las tropas”, afirmó Sabah al Noman, portavoz de esa fuerza.
Pero en el último año perdió dos tercios de esas conquistas ante el avance de las fuerzas iraquíes, respaldadas por bombardeos aéreos de la coalición internacional liderada por EE. UU.
Después de recuperar Ramadi, Bagdad lanzó la ofensiva contra Faluya el 23 de mayo.
Dirigidas por las fuerzas de la CTS, las tropas entraron en la ciudad una semana después. Los yihadistas sin embargo opusieron resistencia en el centro.
Un portavoz de la comandancia de coordinación de las operaciones contra el EI en Irak admitió sin embargo que “todavía existen focos de resistencia del EI al noroeste de Faluya”.
Drama humano. La batalla de Faluya provocó un éxodo de 85.000 personas, según la ONU.
Los desplazados se hacinan en campamentos improvisados, sin comida ni agua. Los civiles “huyeron de una pesadilla para descubrir otra”, lamentó el director para Irak del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), que gestiona los campos.
A estas condiciones difíciles, se añade la preocupación por el destino de cientos de hombres que huyeron de la ciudad, de mayoría musulmana sunita.
Un responsable militar señaló el sábado anterior que las fuerzas iraquíes habían controlado a 20.000 personas para desenmascarar a posibles yihadistas que hubieran intentado esconderse entre los desplazados.
Testimonios de civiles incriminaron a las fuerzas paramilitares del Hashd al Shaabi, dominadas por milicias chiitas, que tuvieron un papel importante en la ofensiva de Faluya.
A principios de junio, la organización Human Rights Watch (HRW) pidió al gobierno iraquí investigar esas denuncias. Abadi prometió que lo haría.
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Se desconoce el número de civiles muertos durante la batalla. El número de combatientes fue seguramente elevado, teniendo en cuenta la multiplicación de entierros en el mayor cementerio del país, en Najaf.
Los explosivos colocados por el Estado Islámico en las calles de Faluya complicarán el regreso de los civiles a sus hogares.
Apoyo internacional. Los aviones de la coalición internacional respaldaron la ofensiva terrestre, pero de manera menos intensiva que en el asalto contra Ramadi, hace seis meses.
Estados Unidos se concentra sobre todo en la batalla de Mosul, convertida en “capital” iraquí del autoproclamado “califato” del EI, que incluye igualmente amplias porciones de Siria.
Abadi había prometido liberar próximamente Mosul y vencer al EI en Irak. Las fuerzas iraquíes progresan hacia la ciudad desde el sur al tiempo que las tropas kurdas combaten al EI.