Teherán. Irán anunció este jueves que mantiene retenido “un petrolero extranjero” y a su tripulación, sospechosa de “contrabando” de combustible en el Golfo, tras una serie de incidentes con buques-cisterna en esta región bajo alta tensión desde hace más de dos meses.
Según los Guardianes de la Revolución, ejército de élite e ideológico de la República islámica, el buque fue interceptado el domingo 14 de julio "al sur de la isla (iraní) de Larak (o Lark)", en el estrecho de Ormuz.
El anuncio de la requisa del petrolero tiene lugar dos días después de declaraciones del líder supremo iraní, Ayatolá Alí Jamenei, quien anunció que Irán respondería “en el momento y lugar oportunos” a la intercepción, el 4 de julio, de un petrolero iraní por las autoridades británicas frente a las costas de Gibraltar.
Los Guardianes no han precisado el nombre ni la bandera del buque detenido frente a Larak.
"Este barco, con capacidad de dos millones de barriles y 12 tripulantes a bordo, estaba en ruta para entregar el combustible de contrabando (recibido) de barcos iraníes", cuando fue interceptado por la fuerza Naval de los Guardianes de la Revolución, según Sepah News, su sitio oficial.
Según la fuente, el informe sobre el buque confiscado fue entregado a la Justicia, que investiga el asunto.
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El martes, el Ministerio de Relaciones Exteriores iraní había anunciado que la República islámica había brindado asistencia a "un petrolero extranjero que tenía un problema técnico" en el Golfo.
Más temprano, el mismo día, TankerTrackers, una organización especializada en el seguimiento de petroleros, informó que un buque con bandera panameña, el "Riah", que suele navegar a través del estrecho de Ormuz para reabastecer a otros navíos, había entrado en aguas iraníes el 14 de julio.
Según TankerTrackers, la señal del sistema automático de identificación de petroleros se había interrumpido en ese momento, y la última posición conocida del “Riah” era en el estrecho de Ormuz, frente a la isla de Qeshm, a menos de 6 millas náuticas (11 kilómetros) al oeste de Larak.
La región del Golfo, en particular el estrecho de Ormuz a través del cual transita un tercio del petróleo transportado vía marítima del planeta, se encuentra en el centro de fuertes tensiones geopolíticas desde hace más de dos meses, con el diferendo entre Irán y Estados Unidos como telón de fondo.
Washington ha reforzado su presencia militar en la región evocando presuntas "amenazas" iraníes contra intereses estadounidenses, que nunca ha especificado claramente.
La tensión entre ambos países, alimentada por sus divergencias respecto al programa nuclear iraní, alcanzó su punto álgido el 20 de junio cuando Irán derribó un dron de vigilancia estadounidense.
El presidente estadounidense, Donald Trump, dijo que había anulado a último momento ataques de represalia contra objetivos en Irán en las horas siguientes a este incidente.
Según Teherán, el aparato sobrevolaba el espacio aéreo iraní, lo que Washington niega.
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Estados Unidos acusa a Irán de estar detrás de actos de sabotaje contra cuatro buques-cisterna en las cercanías del estrecho de Ormuz en mayo pasado, y de dos ataques de origen desconocido a mediados de junio contra dos petroleros –uno japonés y otro noruego– frente a las costas iraníes en el Golfo de Omán.
Teherán rechaza estas acusaciones.
Sin brindar más detalles, los Guardianes desmintieron las acusaciones de ciertos "medios occidentales" en cuanto a que Irán retendría "a otro buque" extranjero desde hace días.
En tanto Washington intenta formar una coalición internacional para escoltar a los buques mercantes en el Golfo, el ministerio de Defensa británico anunció el martes que enviaría un tercer navío de guerra al Golfo, afirmando que era un despliegue "rutinario" no vinculado con las tensiones en la región.
La semana precedente, Londres había afirmado que lanchas “vedettes” iraníes habían intentado “impedir el paso” de un petrolero británico por Ormuz y que un buque de su Armada, el “HMS Montrose”, que acudió en su ayuda, tuvo que “lanzar advertencias verbales” a las embarcaciones iraníes para que se retirasen.
Los Guardianes de la Revolución han negado cualquier "confrontación" reciente con barcos extranjeros.
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Según las autoridades británicas de Gibraltar, el barco iraní incautado el 4 de julio frente al peñón navegaba hacia Siria para entregar su carga, violando las sanciones de la Unión Europea contra ese país.
Sin precisar el destino final del petrolero (“Grace I”), Irán afirma que no era Siria y desde entonces demanda la liberación “inmediata” del buque.
Acusando a “la cruel Gran Bretaña” de “piratería”, el ayatolá Jamenei afirmó el martes que Irán no “dejará esta maldad sin respuesta”.