Teherán. El guía supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, aceptó este miércoles dejar al gobierno tratar de salvar el acuerdo nuclear tras la retirada de Estados Unidos de este pacto, pero exige garantías de que se preservarán los intereses iraníes.
El martes de noche, el presidente Hasan Rohani dijo querer negociaciones con los otros cinco países signatarios del acuerdo en el 2015 (Alemania, China, Francia, Reino Unido y Rusia).
El ayatolá Jamenei, máxima autoridad para los grandes asuntos del país, por lo tanto para el programa nuclear, validó públicamente esta decisión pero subrayó que Irán no se mantendrá en el acuerdo sin “garantías reales” de los europeos.
El martes, el presidente Donald Trump, que nunca ocultó su hostilidad al acuerdo firmado por su antecesor Barack Obama, anunció que Estados Unidos se retiraba de este pacto por el cual Irán se comprometió a nunca intentar obtener el arma atómica, a cambio del levantamiento progresivo de las sanciones internacionales.
Washington eligió la opción más radical y restableció íntegramente las sanciones impuestas, y anunció sanciones más severas, así como forzar a las empresas extranjeras a elegir entre negociar con su país o con Irán.
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Si las negociaciones muestran que “los intereses del pueblo iraní están garantizados (...) el acuerdo nuclear se mantendrá y podremos trabajar por el interés de la paz y la seguridad en la región y el mundo”, dijo el moderado Rohani, uno de los padres del acuerdo.
En Irán, la prensa reflejaba las opiniones divergentes entre reformistas y conservadores por un lado y ultraconservadores por otro, opuestos desde un principio respecto a este acuerdo.
“Trump desgarró el acuerdo nuclear, es el momento de quemarlo para nosotros”, dice el diario ultraconservador Kayhan. La prensa reformista, por su parte, manifiesta su esperanza de encontrar una solución con los europeos.
Sin embargo, el margen de maniobra parece estrecho. “No confío” en los europeos, y “realmente dudo” que se pueda obtener de ellos una “garantía definitiva”, señaló Jamenei.
También poniendo en tela de juicio la honestidad de los europeos, Ali Larijani, presidente del Parlamento, considera que, no obstante, la retirada estadounidense ofrece a Europa una ocasión para “mostrar que cuenta con el peso suficiente para arreglar asuntos internacionales”.
Éste se expresaba en medio de una animada sesión en el Parlamento, en la que diputados ultraconservadores quemaron una bandera estadounidense de papel al grito de ”¡Muerte a Estados Unidos!”.
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Al final de la tarde, entre 200 y 300 personas se manifestaron ante la exembajada estadounidense en Teherán, también quemando una bandera del país norteamericano y coreando la misma consigna que los parlamentarios ultraconservadores, constató la AFP.
Inmediatamente después del anuncio de Trump, Rohani advirtió que Irán podría reanudar el enriquecimiento más elevado de uranio si las negociaciones con europeos, rusos y chinos no dan los resultados esperados.
En las calles de Teherán, numerosos ciudadanos manifestaron su shock ante la reanudación de las sanciones que asfixiaron al país durante años.
“Las sanciones afectan al pueblo, no al régimen”, afirma una joven.
“Esperamos que nuestros socios europeos y nuestros dirigentes obrarán de tal manera que Estados Unidos quede aislado y eso limite las consecuencias”, explica Turaj Tabatabai, un cincuentón dedicado a los negocios.
Sin ambargo, el general Mohamad Ali Jafari, jefe de los Guardianes de la Revolución, ejército de élite iraní, saludó “la salida de de Estados Unidos del acuerdo”.
“Estaba claro desde el principio que Estados Unidos no es digno de confianza”, arguye, en tanto Washington y Teherán no mantienen relaciones diplomáticas desde 1980.
Añadiendo que “es obvio que entre Estados Unidos e Irán los europeos eligirán al primero. El enriquecimiento de uranio es un pretexto. La cuestión principal es la capacidad defensiva y balística, así como la potencia e influencia de la Revolución islámica en la región”, preconizando “un refuerzo de las capacidades de las fuerzas armadas” iraníes.