París. El asalto por tierra contra Gaza es uno de los escenarios posibles, incluso uno de los más probables, en el conflicto en Israel. Una perspectiva aterradora de combates en una ciudad extremadamente poblada, en túneles subterráneos y en medio de rehenes.
Este lunes, Israel ordenó el corte “inmediato” del suministro de agua a la Franja de Gaza, en el marco de un “asedio total” al territorio controlado por el grupo islamista palestino Hamás.
El futuro parece escrito. “Israel va a lanzar la mayor operación conjunta (aire/tierra/mar/espacio) contra Gaza de la historia”, asegura en la red social X (antes conocida como Twitter) John Spencer, experto del Modern War Institute, de la academia militar estadounidense West Point.
Guerra urbana
Sin embargo, una guerra urbana exige combates cuerpo a cuerpo, reduce la visibilidad, multiplica las trampas, enturbia la distinción entre civiles y militares, y vuelve prácticamente inservibles los vehículos blindados.
Andrew Galer, exoficial británico, ahora analista de la empresa de inteligencia Janes, describe un “campo de batalla de 360 grados donde la amenaza está en todas partes”, desde las alcantarillas a los tejados y los falsos techos.
Asegurar cada edificio significará desplegar desminadores, escaleras, cuerdas y explosivos “posiblemente entre tiros” y en la oscuridad, explica.
Además, “existen riesgos de disparos fratricidas” ante la dispersión y movilidad de los combatientes.
El ‘metro’ de Gaza
Unos 2,3 millones de palestinos viven en la Franja de Gaza, bajo bloqueo israelí desde 2007. Bajo el laberinto de estrechas y sobrepobladas calles hay una intensa red de túneles apodados “metro de Gaza” por el ejército israelí.
Cientos de túneles fueron cavados bajo la frontera de 14 km ente Gaza y el Sinaí egipcio para la circulación de combatientes, armas y otros productos de contrabando.
Muchos fueron destruidos, pero desde 2014 Hamás cavó vías subterráneas en su propio territorio.
Los combatientes se desplazan así a 30 o 40 metros de profundidad, fuera del alcance de los ataques, ocultando sistemas lanzacohetes que sacan a la superficie gracias a trampillas.
El ejército israelí los bombardeó intensamente en 2021, y aunque conoce sin duda parte de esta red, otros túneles siguen siendo secretos y complicarán sus operaciones.
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Ventaja defensiva
Hamás “conoce sus túneles de memoria”, asegura Colin Clarke, director de investigación del Soufan Center en Nueva York. “Algunos tienen probablemente trampas. Prepararse para combatir en ese terreno (...) exigirá mucha información (...), algo que los israelíes quizás no tienen”.
Especialmente sabiendo que en un combate abierto, el defensor -en este caso Hamás- tiene una gran ventaja táctica.
“Todos saben que será largo y difícil, con muchas pérdidas”, admite Alexandre Grinberg.
Para Hamás, los túneles son “una ventaja que puede convertirse en trampa. Cuando se localizan, se puede encerrar a los que están dentro. En ese caso la instrucción será ‘sin piedad’”, agregó Grinberg.
Peso de los rehenes
La operación será aún más complicada ya que Hamás tomó a decenas de civiles como rehenes.
“La sociedad israelí no perdonará que la vida de los rehenes no sea una prioridad”, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, “lo sabe perfectamente”, considera Sylvaine Bulle, especialista de Israel del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), con sede en Francia.
Las cuentas que pedirá la sociedad israelí generarán “sin duda conflictos de temporalidad entre lo militar y lo político”, anticipa.
De hecho, Israel no está actualmente en posición de negociar, indica Kobi Michael, investigador del centro de estudios INSS de Tel Aviv.
“El problema de los rehenes no puede ser la principal prioridad de Israel”, que podrá ocuparse de ello “cuando Hamás esté derrotado y débil”, afirma sin rodeos.
Un miembro de la cúpula política de Hamás en Qatar lo confirmó este lunes: “no hay actualmente ninguna posibilidad de negociación sobre la cuestión de los prisioneros o cualquier otra cosa”.