Jerusalén. Israel prohibirá a los palestinos de Gaza trabajar en su territorio desde este domingo, en respuesta a disparos de cohetes lanzados desde el enclave. La decisión de cerrar el paso de Erez, el único para la circulación de personas entre la Franja de Gaza y el territorio israelí, afectará a miles de palestinos del empobrecido enclave, sometido a un bloqueo israelí desde hace más de 15 años.
Aparte del paso de Rafah entre el sur de este microterritorio de unos 2,3 millones de habitantes y Egipto, Israel controla todas las entradas y salidas del enclave palestino, tanto de mercancías como de personas.
“Tras los cohetes lanzados hacia territorio israelí desde la franja de Gaza la pasada noche, se decidió que el tránsito hacia Israel de comerciantes y trabajadores gazatíes a través del paso de Erez no estará permitido este domingo”, indicó en un comunicado el COGAT, la unidad del ministerio de Defensa responsable de los asuntos civiles palestinos. “La decisión de reabrirlo se tomará tras una evaluación de la situación”, añadió esta unidad.
El viernes por la noche y el sábado a primera hora, se dispararon tres nuevos cohetes desde Gaza, controlada por los islamistas de Hamás, hacia el sur de Israel. Desde el lunes, se han lanzado varios cohetes desde la Franja de Gaza. Los disparos no causaron víctimas y la mayoría de los proyectiles fueron interceptados por el escudo antimisiles israelí, pero causaron que fuerzas aéreas israelíes incursionaran en el territorio palestino.
La Gaza palestina sufre una tasa de pobreza de alrededor del 60% y un desempleo endémico de alrededor del 50%. Apenas a finales de marzo, Israel anunció que aumentaba de 12.000 a 20.000 el número de permisos de trabajo concedidos a los palestinos de Gaza. Estas personas trabajan principalmente en los sectores de la construcción y la agricultura, donde ganan cinco veces más de lo que ganarían en Gaza.
Los ataques con cohetes de los últimos días son los más graves desde la mortífera guerra de 11 días entre Hamás y el ejército israelí en mayo del 2021, después de que enfrentamientos entre la policía israelí y palestinos en Jerusalén Este dejaran cientos de palestinos heridos.
La nueva escalada se produjo tras cuatro atentados en Israel entre el 22 de marzo y el 7 de abril, en los que murieron un total de 14 personas. Dos de los atentados fueron perpetrados en la metrópoli de Tel Aviv por palestinos de Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967. El ejército israelí llevó a cabo varias operaciones en Cisjordania tras estos ataques, algunas de ellas mortales.
Provocaciones durante el ramadán
En este contexto y en pleno mes sagrado musulmán del ramadán, palestinos y las fuerzas israelíes se enfrentan desde hace más de una semana en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén Este, la parte palestina ocupada por Israel. Más de 250 palestinos han resultado heridos y las autoridades israelíes, que controlan el acceso a la Explanada, cerraron los cruces que permiten a los palestinos de Cisjordania viajar a Jerusalén.
El viernes, antes de los ataques con cohetes, Hamás, gran enemigo de Israel, organizó una gran manifestación en el enclave en solidaridad con los palestinos de Jerusalén Este. Este sábado se celebró en la calma una oración que reunió a más de 16.000 palestinos en la Explanada, según las autoridades.
La presencia en la Explanada de judíos durante el ramadán, a los que se les permite visitar el lugar a determinadas horas, pero sin rezar, y el despliegue de fuerzas policiales, fueron percibidos por los palestinos y varios países de la región como un gesto “provocador”.
La tensión se ha propagado incluso hasta el centro de Israel, en donde la policía detuvo este sábado a cuatro hombres enmascarados en Umm al-Fahm, una ciudad árabe-israelí. La policía les acusa de haber “intentado bloquear la entrada a la ciudad, quemado neumáticos en la calle principal y lanzado piedras contra la policía”.
Los árabes israelíes son los descendientes de los palestinos que permanecieron en sus tierras tras la creación del Estado de Israel en 1948. Representan el 20% de la población de Israel y afirman sufrir de discriminación con respecto a la mayoría judía.