Jerusalén. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó de “decisiva” la batalla de Rafah después de que su ejército anunciara el jueves que “intensificará” las operaciones terrestres en esta ciudad del sur de la Franja de Gaza, a pesar de las advertencias internacionales contra una invasión.
La “batalla de Rafah” es “decisiva”, declaró el dirigente, añadiendo que también se centrará en las “vías de escape y suministro” del movimiento palestino Hamás, al que prometió destruir tras el ataque del 7 de octubre.
Netanyahu considera necesaria una gran operación en Rafah, donde, según él, se encuentran los últimos batallones del grupo islamista.
Un portavoz militar israelí, Nadav Shoshani, afirmó que “hay rehenes en Rafah”, en referencia a las personas secuestradas el 7 de octubre. “Estamos operando para crear las condiciones para traerlos a casa”.
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“Entrarán más tropas” en Rafah, y “la actividad (militar) se va a intensificar”, declaró por su parte el ministro de Defensa, Yoav Gallant.
Desde que el ejército ordenó a los civiles evacuar los sectores del este de Rafah el 6 de mayo, “600.000 personas han huido”, según la ONU.
Netanyahu aseguró que Israel evitó una “catástrofe humanitaria” en la ciudad, donde hasta ahora se hacinaban cerca de 1.4 millones de gazatíes, afirmando que “casi medio millón de personas” evacuaron.
Esta invasión y sus consecuencias para los civiles preocupa a la comunidad internacional, empezando por Estados Unidos, principal aliado de Israel.
Muelle para enviar ayuda
El paso fronterizo de Rafah con Egipto, crucial para la entrada de suministros en la asediada Gaza, permanece cerrado desde que comenzó la operación israelí el 7 de mayo.
La ONU estima que la hambruna amenaza a la mayoría de los 2.4 millones de gazatíes.
Sin embargo, el ejército afirmó que 365 camiones de ayuda humanitaria entraron el jueves en el territorio palestino por los pasos de Kerem Shalom y Erez en la Franja de Gaza.
Por otra parte, Estados Unidos anunció que sus tropas terminaron de instalar un muelle temporal en una playa en Gaza. Se espera que la ayuda humanitaria “empiece a desembarcar en los próximos días”, indicó en la red social X el mando militar estadounidense para Oriente Medio (Centcom).
El muelle, de un costo de al menos $320 millones, forma parte de los esfuerzos internacionales para eludir las restricciones de acceso por tierra impuestas por Israel.
El conflicto estalló tras el ataque de Hamás del 7 de octubre contra el sur de Israel, que causó la muerte de más de 1.170 personas, en su mayoría civiles, según un recuento a partir de cifras oficiales israelíes.
Más de 250 personas fueron secuestradas durante el ataque y 128 permanecen cautivas en Gaza. De estas, se cree que 38 murieron, según el ejército.
Israel afirmó este jueves que dos rehenes tailandeses, que se creía que estaban secuestrados en Gaza, murieron el 7 de octubre y que sus cuerpos están retenidos en el territorio palestino.
Por otra parte, las represalias militares de Israel causaron la muerte de al menos 35.272 personas, también civiles en su mayoría, según el Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, gobernada por Hamás desde 2007.
Fuerza de paz de la ONU
El ejército israelí informó que cinco soldados murieron por “fuego amigo” contra un edificio donde estaban reunidos el miércoles por la noche en el campo de refugiados de Jabalia, en el norte de Gaza. Un total de 279 soldados israelíes han muerto desde que las tropas israelíes entraron en territorio palestino el 27 de octubre.
A pesar de los combates en la zona, el Patriarca Latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, realizó una “visita pastoral” a Gaza, para transmitir un “mensaje de esperanza, solidaridad y apoyo”, anunció el Patriarcado el jueves.
En un intento por poner fin a la guerra, la Liga Árabe reunida en Baréin pidió el establecimiento de una fuerza de paz de la ONU en los territorios palestinos ocupados hasta que se implemente la solución de dos Estados y un alto el fuego “inmediato”.
Durante la cumbre, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, acusó a Hamás de haber “dado pretextos” a Israel para atacar la Franja de Gaza con su ataque del 7 de octubre.
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El movimiento islamista palestino expresó su desaprobación a las declaraciones de Abás, que ejerce una autoridad limitada en Cisjordania ocupada, y en otro comunicado llamó a los países árabes “hermanos” a que “tomen las medidas necesarias” para obligar a Israel a “frenar su agresión” en Gaza.
Ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), Sudáfrica acusó a Israel de intensificar lo que calificó como un “genocidio” en Gaza y pidió al tribunal que ordene detener la ofensiva del Estado hebreo en Rafah.
El viernes responderá Israel, que defiende su compromiso “inquebrantable” con el derecho internacional y asegura que las acusaciones de Sudáfrica son “totalmente infundadas”.
En una sentencia dictada en enero, la CIJ ordenó a Israel que hiciera todo lo posible para impedir actos de genocidio y que permitiera la entrada de ayuda humanitaria a Gaza, pero no pidió un alto el fuego.