Israel y Gaza están en guerra este sábado, tras el lanzamiento de una ofensiva sorpresa del grupo islamista palestino Hamás, que disparó miles de cohetes e infiltró a combatientes en suelo israelí.
"Estamos en guerra", declaró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
"Esto no es una simple operación (...) el enemigo pagará un precio sin precedentes", dijo el mandatario en un mensaje de video, en el que reconoció que Hamás, que gobierna el enclave, lanzó "un ataque sorpresa criminal".
Netanyahu dijo haber ordenado "una extensa movilización" de reservistas.
El repunte de violencia se inició con una andanada de cohetes lanzados desde varios puntos de la Franja de Gaza a partir de las 06H30 (03H30 GMT) de este sábado. El brazo armado de Hamás reivindicó el ataque y aseguró que se lanzaron miles de proyectiles.
Las fuerzas israelíes respondieron efectuando ataques por aire contra objetivos de Hamás, y aseguraron que estaban combatiendo también en tierra, cerca del enclave palestino, contra milicianos infiltrados desde Gaza por tierra, mar y aire.
"Hubo un ataque combinado con ayuda de parapentes", indicó a la prensa el portavoz del ejército israelí, el teniente coronel Richard Hecht, advirtiendo que estaba sucediendo "algo grande".
Al menos dos personas murieron en Israel, según las autoridades: una mujer de unos 60 años, en el sur del país, y un representante israelí al nordeste de la Franja de Gaza en un tiroteo con milicianos infiltrados.
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Hamás publicó asimismo un video en el que muestra a tres hombres que, según dijo, fueron capturados por sus combatientes.
”Operación diluvio”
Las fuerzas armadas israelíes informaron de la activación de sirenas en el sur del país, mientras la policía pidió a la población permanecer cerca de los refugios antibombas.
Las sirenas fueron activadas también en Jerusalén, según periodistas de AFP, que vieron cohetes siendo interceptados en el cielo poco después de que sonaron las alarmas.
El brazo armado de Hamás reivindicó el ataque de proyectiles y aseguró que se lanzaron más de 5.000 cohetes.
"Decidimos poner fin a todos los crímenes de la ocupación (israelí); su tiempo de arrasar sin rendir cuentas terminó", declaró el grupo. "Anunciamos la operación Diluvio de Al Aqsa y disparamos, en el primer ataque de 20 minutos, más de 5.000 cohetes".
El ejército israelí reportó el disparo de al menos 2.200 cohetes desde Gaza hasta las 10H30 hora local (07H30 GMT).
Cientos de palestinos de la Franja de Gaza abandonaron sus casas para alejarse de zonas fronterizas con Israel.
Hombres, mujeres y niños huyeron con mantas y comida, la mayoría de ellos de la parte noreste del enclave palestino, constató un periodista de la AFP.
La escalada de violencia suscitó numerosas reacciones internacionales.
Rusia hizo un llamado a la calma, y dijo estar "en contacto con todo el mundo en este momento, con los israelíes, los palestinos y los árabes", según declaró Mijaíl Bogdanov, viceministro de Exteriores y emisario del Kremlin para Oriente Medio y África.
También Turquía instó a israelíes y palestinos a "actuar de manera razonable".
La Unión Europea condenó "sin equívocos" los ataques "de los terroristas de Hamás", y manifestó su "solidaridad con Israel", que tiene "derecho a defenderse", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Francia, Reino Unido, Alemania y España condenaron los ataques de Hamás y tanto Italia como Ucrania apoyaron el derecho de Israel a defenderse.
Protestas fronterizas
Israel mantiene un duro bloqueo contra la Franja de Gaza, un empobrecido y sobrepoblado territorio palestino, desde que en 2007 asumió todo el poder Hamás.
Desde entonces se han producido varias guerras devastadoras entre combatientes palestinos y fuerzas israelíes. Las dos partes vivieron tensiones en setiembre, cuando Israel cerró la frontera para los trabajadores palestinos durante dos semanas.
El cierre fronterizo fue criticado como un castigo colectivo que perjudicó a miles de trabajadores palestinos, que pueden ganar más dinero trabando en Israel que en Gaza, donde el desempleo es muy elevado.
La reapertura fronteriza despertó la esperanza de una mejora de la situación en Gaza, donde viven 2,3 millones de personas.
En mayo, un intercambio de bombardeos aéreos israelíes y cohetes desde Gaza provocó la muerte de 34 palestinos y un israelí.