Kiev. Natalia, de 72 años, se despertó este domingo en Kiev a las 6 de la mañana con el sonido de los potentes bombardeos rusos, los primeros desde finales de abril en la capital ucraniana, que recuperaba su ritmo de vida normal en plena guerra contra Rusia.
Un taller de reparación de vagones de carga fue blanco de ataques aéreos en el sureste de Kiev, a 10 kilómetros del centro de la ciudad, donde Rusia afirmó haber destruido blindados suministrados a Ucrania por los países del este de Europa. Reporteros de AFP vieron varios cobertizos destruídos y un gran cráter causado por un proyectil, mientras los bomberos seguían intentando controlar un pequeño incendio.
“Este es otro ejemplo de falsificación por parte de Rusia para justificar esta brutal guerra contra Ucrania”, declaró a AFP Serhii Leshchenko, jefe adjunto del consejo de supervisión de la compañía ferroviaria ucraniana.
Según la empresa, cerca de 700 empleados trabajan en tiempo normal en las instalaciones, de varias hectáreas.
“Escuché seis explosiones a las 5.57 de la mañana”, dijo a la AFP Natalia, exempleada del lugar bombardeado y que se negó a dar su apellido.
Según los primeros informes, no hubo muertos en las explosiones. Una persona herida fue hospitalizada, anunció en Telegram el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, pero luego fue dada de alta.
Un edificio rosa de 10 pisos tenía todas sus ventanas destrozadas. Cerca de allí, una mujer limpiaba los cristales rotos en la calle, frente a un centro cultural cuyas ventanas también volaron a causa de las explosiones.
Leonid, de 63 años, trabajó 45 años en la instalación bombardeada: “No hay nada militar allí, bombardean cualquier cosa”, contó con rabia.
‘No sabemos si volverán’
La capital sufrió su último bombardeo el 28 de abril, el día de la visita del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.
Después de huir de los bombardeos al principio de la guerra desencadenada por Moscú el 24 de febrero, casi dos tercios de los 3,5 millones de habitantes de Kiev han regresado a la capital, indicó Klitschko el 10 de mayo. También han regresado las embajadas de los países occidentales.
Las tropas rusas levantaron el cerco sobre la capital a finales de marzo, para concentrar sus esfuerzos en el Donbás, en el este, que los separatistas prorrusos controlan parcialmente desde 2014.
Klitschko señaló, sin embargo, que las autoridades no pueden dar garantías de seguridad a los habitantes. Por su parte, varios responsables ucranianos afirman que Rusia no abandonó su ambición de tomar Kiev.
Leonid dice que no teme por sí mismo. “Ya viví mi vida”, dijo. Pero le preocupan sus nietos. “No sabemos si volverán, es imprevisible”.
Tetiana, 58 años, observó desde su balcón las ventanas que estallaron en su inmueble de ladrillo blanco, a pocos metros del lugar de la explosión. Esta mujer vive en Polonia pero llegó a Kiev para asistir al nacimiento de varios bebés de sus conocidos. Cuando escucharon las explosiones, todos los vecinos salieron a la calle, relató.
Un departamento de otro edificio tiene también muchas de sus ventanas rotas.
Allí vive Vassyl, de 43 años. “La gente ahora tiene miedo”, suspiró, con dos panes en una bolsa.