Kiev. La central nuclear ucraniana de Zaporiyia, ocupada por tropas rusas y blanco de recientes bombardeos, quedó “totalmente” desconectada este jueves de la red eléctrica nacional, informó el operador de energía de Ucrania, que culpó de la situación a “los invasores”.
“Los dos reactores en funcionamiento de la central fueron desconectados de la red. En consecuencia, las acciones del invasor acarrearon la desconexión total (de la central de Zaporiyia) de la red eléctrica, por primera vez en su historia”, señaló el operador Energoatom.
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El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) aseguró que había sido “informado por Ucrania” de la pérdida de conexión con la red nacional, pero indicó que la planta “permanece conectada” a través de la “central térmica vecina, que puede proveer electricidad de emergencia”.
Las autoridades ucranianas creen que Moscú se propone desviar la energía de la central, la mayor de Europa, hacia la península de Crimea, anexionada por Rusia en el 2014. Estados Unidos condenó este jueves cualquier tentativa de esa categoría.
“La electricidad que (Zaporiyia) produce pertenece legítimamente a Ucrania y cualquier intento de desconectar la planta de la red eléctrica ucraniana para dirigirla hacia zonas ocupadas (por Rusia) es inaceptable”, dijo el vocero del Departamento de Estado, Vedant Patel. Rusia se apoderó de la central de Zaporiyia, en el sur del país, a inicios de marzo, pocos días después de haber invadido Ucrania.
En las últimas semanas, Moscú y Kiev se acusaron mutuamente de bombardear el lugar, que cuenta con seis reactores de una capacidad total de 6.000 megavatios. Una situación “altamente volátil”, que “subraya el peligro real de un desastre nuclear”, según el OIEA.
Bombardeo de un tren
El miércoles, el bombardeo ruso de un tren en la estación de Chaplino dejó 25 civiles muertos, según el último balance oficial ucraniano. Rusia indicó por su lado haber atacado “un tren militar” y haber matado “a más de 200 militares de la reserva de las Fuerzas Armadas ucranianas”.
El ataque coincidió con el 31 aniversario de la independencia de Ucrania, una exrepública soviética. Ucrania reconoció el lunes la muerte de cerca de 9.000 soldados desde el inicio del conflicto, un balance que, según los observadores, podría ser en realidad muy superior.
Del lado ruso, unos 80.000 militares habrían muerto o resultado heridos, estimó a principios de agosto un alto responsable del Departamento de Defensa estadounidense. El presidente ruso, Vladímir Putin, firmó el jueves un decreto que incrementará en un 10% el número de miembros de las Fuerzas Armadas a partir de enero, hasta los dos millones de miembros, incluyendo 1,15 millones de soldados.
Bombas de racimo
Desde la retirada de las fuerzas rusas en los alrededores de Kiev a finales de marzo, la mayoría de los combates se centran en el este, donde Moscú ha ido ganando terreno, y en el sur, donde las tropas ucranianas aseguran que lanzaron varias contraofensivas.
Rusia también bombardea otras regiones con misiles de largo alcance, aunque Kiev y las zonas próximas a la capital no suelen ser alcanzadas. La red Coalición contra las Municiones en Racimo (CMC) denunció el jueves en su informe anual que Moscú utilizó de forma masiva bombas de racimo en Ucrania, causando cientos de víctimas civiles y dañando viviendas, escuelas y hospitales.
La Alta Comisionada de la Organización de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Michelle Bachelet, exhortó a Putin a que cese “el ataque armado contra Ucrania” y pidió la desmilitarización de la mencionada central nuclear de Zaporiyia.
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