Ginebra. El Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) iniciará una investigación sobre la represión de las manifestaciones desencadenadas en Irán por la muerte de la joven Mahsa Amini, con el fin de reunir pruebas sobre las violencias y, eventualmente, juzgar a los responsables.
Reunidos de urgencia por iniciativa de Alemania e Islandia, los 47 países miembros de la más alta instancia de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos decidieron en una votación nombrar un equipo de investigadores de alto nivel para esclarecer todas las violaciones a los derechos humanos vinculadas con esos hechos en ese país de Oriente Medio.
🔴 BREAKING
— UN Human Rights Council (@UN_HRC) November 24, 2022
At its 35th special session, the @UN Human Rights Council decided to create a new fact-finding mission to investigate "alleged #HumanRightsViolations in the Islamic Republic of #Iran related to the protests that began on 16 September 2022."#SS35 pic.twitter.com/d1wqPCC7fy
La resolución fue aprobada con 25 votos a favor (entre otros de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Argentina y México), seis en contra (entre otros de China, Venezuela y Cuba) y 16 abstenciones (incluyendo Brasil y Catar) en una reunión urgente del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.
El consejero estadounidense de seguridad nacional, Jake Sullivan, ve en la votación "la demostración clara del compromiso internacional creciente de hacer que rinda cuentas el régimen iraní por su represión brutal del pueblo iraní", según un tuit.
“Las autoridades iraníes no podrán llevar a cabo esta violenta represión de forma anónima; la comunidad internacional los está observando”, estimó la embajadora estadounidense Michèle Taylor.
Amnistía Internacional aplaudió “una resolución histórica” que supone “un paso importante para acabar con la impunidad”.
En pleno debate ante el Consejo, la agencia de prensa iraní Fars anunció la detención del futbolista Voria Ghafouri, acusado de haber “insultado y ensuciado la reputación del equipo nacional” y de hacer “propaganda” en contra de la República Islámica.
Situación ‘insostenible’
Durante los debates, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, cuya solicitud de visita a Irán aún no recibe respuesta, pidió a Teherán que “ponga fin” al “uso innecesario y desproporcionado de la fuerza”.
Muchos diplomáticos occidentales también denunciaron la represión de las manifestaciones, que desde hace más de dos meses causó al menos 416 muertos, entre ellos 51 niños, según la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega.
Esta ola de protestas —que se originó tras la muerte de la joven Mahsa Amini, detenida por no respetar el uso del velo islámico en público— se transformó en una protesta contra el poder sin precedentes desde la Revolución islámica de 1979.
Según el Relator Especial de la ONU sobre Irán, más de 15.000 personas fueron detenidas.
La justicia iraní ya pronunció seis condenas a muerte en relación con las manifestaciones y anunció esta semana la detención en dos meses de "40 extranjeros" acusados de participar en los "disturbios" en Irán.
Posibilidad de hablar y de ser escuchado
“‘Mujer, vida, libertad’. Con este lema tan simple, y tan fuerte, las iraníes y los iraníes recuerdan, desde hace más de dos meses, los valores que defienden”, declaró la embajadora francesa, Emmanuelle Lachaussée.
"El pueblo iraní reclama algo tan simple, algo que la mayoría de nosotros damos por sentado: la posibilidad de hablar y ser escuchado", precisó la embajadora estadounidense Michèle Taylor, mientras miembros de su delegación sostenían fotografías con los nombres de las víctimas.
Hablando ante los periodistas en Ginebra antes de la votación, la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, animó a los países que en general votan con Irán a tener el valor de abstenerse.
"No sabemos si (esta resolución) puede salvar vidas mañana. Pero lo que sabemos con certeza es que significará justicia para el pueblo", subrayó.
Esta misión de investigación internacional independiente —que tiene pocas posibilidades de viajar a Irán— deberá recoger las pruebas de las violencias y conservarlas de manera que puedan servir para posibles enjuiciamientos.
Irán, que ve en la mayoría de estas manifestaciones “disturbios” y acusa a fuerzas extranjeras de estar detrás de este movimiento para tratar de desestabilizar la República Islámica, ya manifestó su viva oposición a toda investigación.
La representante iraní enviada por Teherán, Khadijeh Karimi, acusó a los países occidentales de carecer de “credibilidad moral” para criticar a Irán, denunciando las sanciones de Estados Unidos y los países europeos.