Caracas
Cuando la tensión estaba al tope, la oposición venezolana se replegó. ¿Adelanto de elecciones? Los adversarios de Nicolás Maduro se la juegan por una salida electoral en el diálogo con el gobierno, pero un revés podría ser costoso.
Aquí las expectativas que mueven a la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para negociar y los riesgos que enfrenta.
Pero el domingo pasado se inició un diálogo con el gobierno a instancias del Vaticano y Unasur, y pospuso el juicio de responsabilidad y la marcha.
Elecciones
"Sería tonto que esté haciendo esto sin tener una evidencia de que el gobierno va a negociar algo que a la oposición le interesa, como un adelanto de elecciones o la reactivación del referendo", sostiene Benigno Alarcón, experto en negociación y conflicto.
La MUD le planteó al emisario del papa Francisco un anticipo de las presidenciales para que en "corto plazo" se elija un "gobierno de unidad nacional", según el diputado Julio Borges, jefe de la mayoría opositora en la Asamblea.
Una fuente cercana a la oposición comentó a la AFP que "se está proponiendo que las elecciones", programadas para diciembre del 2018, "sean en el primer trimestre" de ese año, y negociando la "liberación de todos los presos políticos".
Pero Alarcón ve "poco probable que habiendo hecho todo contra el revocatorio, el gobierno acepte ahora un adelanto" de los comicios.
Aparato judicial y electoral
Otra de las demandas de la MUD es la sustitución de las autoridades electorales y judiciales, parte de un entramado institucional que prácticamente anuló al Parlamento e incluye la "lealtad incondicional" de los militares a Maduro.
Dieciséis partidos de la treintena que conforman la MUD -incluido Voluntad Popular, del encarcelado líder radical Leopoldo López- se marginaron del diálogo. Juzgan que no hay condiciones.
Para el analista Juan Manuel Rafalli, "mientras Voluntad Popular y otros actores no estén allí representados", es "impensable" que un acuerdo se pueda aplicar.
Según Nícmer Evans, politólogo cercano al chavismo, pero crítico de Maduro, tras contactos previos "se llegó a un nivel en la negociación que implica el sacrificio de sectores radicales".
"Hay tensión entre líderes que sienten que la lectura que se va a dar al diálogo es muy negativa, y quienes piensan que no se puede esquivar teniendo al representante del Papa en la mesa y que hay que asumir el costo", opina Alarcón, quien cree que la estrategia del gobierno es "ganar tiempo y fracturar".
Factura costosa
Convenciéndolos de que la protesta es el mejor camino para lograr un cambio de gobierno, la oposición movilizó a cientos de miles de partidarios en dos recientes marchas, pero el diálogo podría pasarle factura.
"Para la MUD, cualquier alternativa que permita al oficialismo mantener el poder implicaría una pérdida de apoyo, por lo que su mejor alternativa en caso de que no haya acuerdo está en una escalada del conflicto, subraya Alarcón.
Para el experto, este sería el escenario más probable, pues piensa que un acuerdo no es posible porque ambas partes "creen tener el poder para imponerse".
Dirigentes como Henrique Capriles apoyan el diálogo a condición de que no sea para enfriar la calle y sepultar la opción electoral. Advierten de que si para la próxima reunión -el 11 de noviembre- no hay avances, se reactivará la ofensiva.
Muchos se preguntan si es oportuno que la MUD negocie ahora.
El analista Luis Vicente León piensa que si la oposición es capaz de movilizar sostenidamente a sus simpatizantes podría haber esperado "para ganar poder de negociación".
Pero si no confía en esa capacidad y "teme que se desinfle su fuerza", mejor es que se siente de una vez a negociar. "Sería una finta de póquer que algo vale, aunque no para lo que necesita".