Hong Kong. Cientos de dirigentes comunitarios electos en Hong Kong renunciaron y decenas de organizaciones de la sociedad civil se desbandaron en respuesta a la política de China que busca moldear la ciudad a su imagen.
Poco antes de que Pekín impusiera el año pasado una amplia ley de seguridad nacional en la ciudad, el estudiante Wong Yat-chin fundó el grupo estudiantil Student Politicism.
Acababa de concluir sus exámenes y quería mantener vivas las voces opositoras en una ciudad que supuestamente aún garantizaba la libertad de expresión, con pequeños puestos en la calle para discutir temas como la democracia y los derechos de los presos.
Desde entonces ha sido detenido cinco veces por atender esos puestos o hacer discursos.
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“Las líneas rojas se estrechan cada día”, afirmó el joven de 20 años.
Comentó que algunos sitios le pidieron delicadamente a su grupo no presentarse luego de que uno de ellos fue cuestionado por la policía, que le recordó las restricciones por la pandemia, una táctica usada en China continental.
"Ni las voces más pacíficas y racionales son permitidas, y muchos grupos se están disolviendo", lamentó.
La sociedad civil se está “reduciendo y debilitando”, expresó.
Gobierno de ‘patriotas’
China aplicó un doble golpe contra la disidencia de Hong Kong luego de que la ciudad se vio convulsionada por las grandes manifestaciones prodemocráticas del 2019.
El primero fue la ley de seguridad nacional, bajo la cual se han hecho más de 120 detenciones, casi todas por expresiones políticas.
El otro es una campaña denominada "Los patriotas gobiernan Hong Kong", en la que todos los funcionarios públicos y políticos locales deben verificar su lealtad.
La mayoría de los dirigentes prodemocracia de la ciudad están detenidos, enfrentan cargos en la justicia o huyeron al exterior.
Una ola de renuncias barrió la ciudad por dirigentes comunitarios que prefieren evitar a la policía.
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Más de 250 concejales de distrito renunciaron ante las nuevas pruebas de lealtad política.
Los concejales de distrito son los únicos cargos en Hong Kong electos directamente por los votantes, y en el 2019, las figuras prodemocracia ganaron por amplia mayoría, por encima de los partidos pro Pekín.
Las renuncias aumentaron en las últimas semanas cuando fuentes del gobierno declararon a medios locales que quienes fueran descalificados para ocupar cargos tendrían que pagar todos los gastos operativos.
Lo Kin-hei, presidente del mayor y más antiguo grupo opositor de Hong Kong, el Partido Democrático, es uno de los que anunció su salida.
“La represión llegó con una velocidad y una frecuencia que superó nuestra imaginación, nos dejó tratando de recuperar el aliento y organizar nuestras ideas”, comentó.
Hong Kong solía tolerar la disidencia y la pluralidad política, en contraste con el unipartidismo de China.
Sin embargo, según Lo, “estamos en el punto más bajo de los últimos 30 años”.
Mantener la llama
No solo los políticos renuncian. Organizaciones moderadas y sindicatos de médicos, abogados y servidores públicos se han disuelto en el último año.
Al menos 30 organizaciones han cerrado o se han silenciado en los últimos 12 meses, incluido el Grupo de Abogados Progresistas y varias entidades médicas.
Uno de los mayores sindicatos médicos, la Asociación de Médicos Públicos, analiza disolverse, según su expresidenta Arisina Ma, que lamentó “la pérdida de espacio para pronunciarse”.
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"Se ha vuelto peligroso. En el pasado podías ser ignorado por el gobierno si no les gustaba tu opinión, pero ahora te persiguen", contó.
Diplomáticos han reclamado que muchos grupos locales se niegan a recibirlos, temerosos de ser acusados de "confabulación extranjera", uno de los nuevos delitos de seguridad nacional.
Las autoridades de Hong Kong aseguran que la ley de seguridad trajo estabilidad, y que los controles políticos van a asegurar que las fuerzas "anti China" sean neutralizadas.
El parlamento de la ciudad ha sido desprovisto de opositores y los futuros legisladores serán vetados. Menos de un cuarto de los escaños serán electos directamente.
"El espacio para un avance gradual ha desaparecido", según Lo, quien dijo que depende de los hongkoneses mantener viva la sociedad civil.
"Por ahora debemos mantener viva la llama, por más pequeña que sea", agregó.
El dirigente estudiantil Wong admitió sentirse pesimista, aunque piensa continuar con sus puestos callejeros “para recordar a los otros que alguien no ha desistido”.