Moscú. Las tropas rusas prosiguen tras la conquista de Lysychansk su avance lento, pero inexorable en la región ucraniana del Donbás, aumentando las conjeturas sobre cuáles son los objetivos del presidente Vladímir Putin en esta guerra.
Salvo un vuelco militar, Putin tiene varias cartas en mano, aunque sigue siendo totalmente opaco sobre sus intenciones: ¿consolidar el Donbás? ¿Avanzar? ¿Negociar para registrar sus conquistas territoriales y dividir a Occidente? “Todas las opciones están sobre la mesa” resumió Pierre Razoux, director académico de la Fundación Mediterránea de Estudios Estratégicos (FMES).
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“Todo es posible” confirmó Alexander Grinberg, analista en el Jerusalem Institute for Security and Strategy (JISS). “¿Los rusos van a parar y proclamar una gran victoria, o tienen otros planes” en el Sur del país? se preguntó.
Seguir avanzando
Nadie parece capaz de impedir que los rusos sometan totalmente al Donbás, ya en parte bajo control de los separatistas prorrusos desde el 2014, aunque persistan focos de resistencia. Más allá de las ciudades de Severodonetsk y Lysychansk, que cayeron una tras otra, hay objetivos atractivos para Moscú
“Rusia puede esperar conquistar Sloviansk y Kramatorsk y sus alrededores” opinó Pierre Grasser, investigador del laboratorio Sirice de la universidad de la Sorbona de París. “En Sloviansk, las fuerzas rusas esperan hallar una población, en todo caso la que se ha quedado, bastante amistosa”.
Pero las fuerzas rusas han mostrado al principio de la guerra que no podían aventurarse demasiado lejos. “Su ‘apisonadora’ funciona bien cerca de sus fronteras, de sus centros logísticos y de sus bases aéreas. Pero en cuanto se alejan, todo es más complicado” subrayó Pierre Razoux.
Controlar el mar Negro
Los rusos conquistaron rápidamente Jersón, en el sur, en los primeros días de la guerra pero la situación en la costa del mar Negro no se ha estabilizado.
“La guerra en el sur y la liberación de los puertos ucranianos del cerco ruso es un frente de mucha mayor importancia estratégica” que el Donbás, estimó Mick Ryan, un general australiano jubilado. El control de la costa daría a Moscú una continuidad territorial con Crimea, anexionada en el 2014, y un acceso a los puertos ucranianos en el mar Negro.
El caso de Járkov
Járkov, la segunda ciudad del país, al noreste, cerca de la frontera rusa, permanece bajo control ucraniano y podría constituir un objetivo para Putin, según Pierre Razoux.
“En caso de derrumbe ucraniano y de aislamiento completo de Járkov, los rusos podrían obligar a los ucranianos a optar por defender Járkov o por poner la presión en el sur, en dirección de Jersón”. Una batalla por el control de esta ciudad de 1,4 millones de habitantes sería muy devastadora y el asedio podría durar “un año”, calculó.
Dividir a Occidente
En cada avance militar que consigue, Putin resquebraja la solidaridad occidental porque Ucrania, Estados Unidos, Francia, el Reino Unido o Polonia no tienen la misma perspectiva del conflicto. “El objetivo de Rusia es seguir destruyendo a las fuerzas ucranianas a la espera de que el apoyo político a Ucrania se debilite en Occidente”, dijo Colin Clarke, director de investigación de Soufan Center, un think-tank de Nueva York.
Kiev depende de una significativa ayuda militar occidental, pero que no es tan rápida ni tan voluminosa como quisiera Ucrania. “Los ucranianos comprenden que Occidente no puede suministrar todas las armas que necesitan”, recordó Alexander Grinberg.
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Negociaciones
El avance ruso no debe hacer olvidar su coste, en términos de sanciones, pérdidas humanas y destrucciones. Putin tiene por tanto, según los analistas, múltiples razones para parar la guerra. A fines de junio, el Kremlin entreabrió la posibilidad de negociaciones, pero bajo forma de ultimátum.
“Hay que ordenar (...) a los soldados ucranianos que depongan las armas y hay que aplicar todas las condiciones fijadas por Rusia. Entonces todo habrá terminado en un día”, declaró Dmitri Peskov, portavoz de Putin El presidente ruso podría hacer decretar sus objetivos cumplidos y justificar a nivel interno una pausa en la guerra.