Caracas AFP Leopoldo López es el líder del ala radical de la oposición venezolana y piedra en el zapato para el chavismo, al que combate casi desde sus inicios.
López, de 44 años, economista con una maestría en Harvard, fue sentenciado por incitar a la violencia en las protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro en el 2014.
El dirigente, que forjó su carrera como adversario del presidente Hugo Chávez (1999-2013), realizó una huelga de hambre de un mes hasta el 23 de junio, cuando las autoridades anunciaron la fecha de las elecciones legislativas que se celebrarán el 6 de diciembre.
Como alcalde del municipio de Chacao (2000-2008), uno de los más ricos de Caracas, proyectó una figura de dinamismo y eficacia y las encuestas lo colocaban en buena posición para ser candidato presidencial, pero fue inhabilitado políticamente en dos ocasiones.
En el 2014, con su estrategia “la salida”, que buscaba la renuncia de Maduro por manifestaciones callejeras que degeneraron en actos violentos, alcanzó notoriedad internacional.
El 18 de febrero del 2014, en medio de un gran despliegue mediático, López se entregó a las autoridades en la plaza José Martí de Caracas, luego de que la Justicia librara una orden de detención en su contra.
Y dio ese paso no sin antes apelar a su estilo provocador. “¿No tienes las agallas para meterme preso, o esperas órdenes de La Habana?”, había escrito el día anterior en Twitter, dirigiéndose a Maduro.
Fiel a ese temperamento, este jueves, al intervenir en la audiencia, lanzó un desafío a la jueza que lo declaró culpable: “Si la sentencia es condenatoria, usted tendrá más miedo de leerla que yo de escucharla, porque usted sabe que soy inocente”.
Así habló López a la jueza, según escribió en Twitter David Smolansky, alcalde de la localidad capitalina de El Hatillo, quien estuvo en el tribunal.
Casado con la expresentadora de televisión Lilian Tintori y padre de dos hijos, López deberá cumplir su condena en la cárcel militar de Ramo Verde, en las afueras de Caracas, donde está recluido desde que se entregó a las autoridades.
Con un juego de palabras que denota la agresividad que puede alcanzar el discurso político en Venezuela, Maduro y otros altos funcionarios califican a López como el “monstruo de Ramo Verde”.
La huelga de hambre y las protestas del año anterior sacaron a flote marcadas diferencias entre López y otros sectores de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), especialmente el que representa Henrique Capriles, derrotado por muy escaso margen por Maduro en las presidenciales del 2013.
Capriles se distanció de las manifestaciones abogando por salidas electorales y le pidió a López levantar la huelga de hambre que llevaba a cabo.
Ambos son las figuras más connotadas de una oposición más unida en lo electoral que en lo político.
López es “un actor político con la emocionalidad que no tienen los otros”, afirmó a la AFP la filósofa política Colette Capriles, para quien aquel ayuno fue una estrategia del líder opositor para diferenciarse de Capriles y otros dirigentes de la oposición.
“Capriles apuesta a construir un liderazgo que atraiga a los chavistas, que no se sientan atemorizados. La estrategia de Capriles es mucho más exitosa a largo plazo”, agregó.