El dictador cubano Fidel Castro y los gobiernos de Costa Rica protagonizaron pactos y rupturas a lo largo de 60 años. Cuando hubo amistad, hubo armas de por medio. Cuando hubo enemistad, pesó la crítica costarricense hacia el sistema político implantado en Cuba.
Con perfil bajo y sin mucho ruido, Fidel Castro Ruz estuvo en Costa Rica a inicios de 1956, en busca de armas y dinero para financiar la revolución que, tres años después, provocó la caída del régimen del dictador Fulgencio Batista, en Cuba.
Se reunió con exiliados cubanos, con miembros del Partido Comunista y con el entonces presidente José Figueres Ferrer. Se le vio en la célebre Soda Palace, en plena Avenida Segunda de San José y se hospedó con su primer nombre, Alejandro, en el Hotel Costa Rica, a escasas dos cuadradas.
En la corta estadía, la única que realizó al país, Castro logró que Figueres se comprometiera a ayudarlo en su revolución. Y el apoyo se materializó en marzo de 1958, cuando el gobierno de Costa Rica envió tres aviones cargados de armas hasta la coordillera Sierra Maestra, en Cuba, donde acampaba la guerrilla castrista.
Años después, Castro reconoció que sin esa ayuda la historia hubiese sido otra y habrían perdido frente a las tropas de Batista.
Así se lo dijo el propio Castro al otrora vicecanciller costarricense y actual embajador en Cuba, Rodrigo Carreras. Se le mencionó en julio de 1994, durante el acto de creación de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), en Cartagena de Indias, en Colombia.
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"Él se sentó a la par mía durante la mayor parte del tiempo, yo no sabía qué hablar con él, pero al final, terminamos hablando y él agradeció la ayuda que José Figueres le dio cuando él estaba en la Sierra Maestra y me reconoció que, si no hubiese sido por esa ayuda, la historia habría cambiado en la Sierra Maestra porque esa ayuda fue realmente histórica e hizo que unos meses después, pudiera entrar a La Habana", relató Carreras a La Nación.
Figueres Ferrer incluso viajó al acto de celebración del triunfo de la revolución, el 22 de marzo de 1959 en La Habana, en el avión privado de Fidel Castro. Para esa época, el líder costarricense ya había concluido su segundo mandato.
Sin embargo, en esa ocasión Figueres y Castro vivieron un enfrentamiento.
En la Plaza de la Revolución, ante miles de personas, José Figueres llamó a los cubanos a no distanciarse de Estados Unidos y recitó una serie de consejos sobre cómo debía ser la revolución en Cuba en adelante.
Tales declaraciones generaron mucho malestar en Castro. El disgusto fue de tal magnitud que el presidente de la Federación Cubana del Trabajo, David Salvador, le quitó el micrófono —se presume que lo hizo a solicitud de Castro, quien fungía como primer ministro— y lo mandaron a sentar.
Según reportó La Nación, un día después, el 23 de marzo de 1959, Figueres hizo un llamado a la solidaridad latinoamericana con EE. UU. en la lucha mundial contra la Unión Soviética. "Reconozco que Estados Unidos está en guerra y que el anti-imperialismo no es una guerra contra Estados Unidos", declaró Figueres, de acuerdo con un cable de la agencia de noticias UPI.
Posteriormente, Fidel Castro tomó el micrófono y refutó lo dicho por Figueres, no sin antes llamarlo "nuestro gran amigo".
"Contra la revolución cubana se ponen de acuerdo la reacción nacional y la reacción internacional, porque las campañas de prensa de los monopolios de las agencias internacionales han encontrado eco en la prensa reaccionaria de todo el continente que han publicado las mentiras y calumnias que envían las agencias cablegráficas, porque se ha hecho tan tremenda la campaña pertinaz que aun hombres como Figueres, que suponíamos libre de temores y prejuicios, han sido influidos por esa campaña. Así nos han tratado de aislar, de restar simpatías a la revolución más moral y más justiciera de América", replicó Castro.
En ese acto, Figueres también compartió la tarima con Raúl Castro, hermano de Fidel y actual presidente de Cuba, con Ernesto 'El che' Guevara y con Camilo Cienfuegos, los tres ayudantes principales del recién fallecido dictador cubano.
Orlando Núñez, quien fue el secretario de Prensa de Figueres en su tercer mandato (1970-1974), agregó: "Ese acto, el desautorizarlo, el quitarle el micrófono, eso generó un enfriamiento y después una enemistad. Cuando don Pepe vio el sesgó que tomaba la revolución, la cercanía con la Unión Soviética, se puso abiertamente en contra de Fidel, al punto de que él le ofreció territorio (en Costa Rica) a un grupo de cubanos para que, desde aquí, orquestaran invadir Cuba. Dijo públicamente: 'Nosotros los apoyamos a ustedes en contra de Fidel Castro, si necesitan territorio también se lo damos'".
Núñez había sido compañero de Fidel Castro en la Universidad de La Habana, cuando ambos cursaban la carrera de Derecho. Él tuvo que abandonar la isla poco antes de la revolución porque, según asegura, lo andaban persiguiendo a causa de que era el presidente de la juventud del Partido Liberal, que se oponía al movimiento revolucionario.
La enemistad entre Castro y Figueres se prolongó hasta mediados de la década de los 80, cuando el expresidente costarricense viajó a La Habana para sostener un encuentro con Fidel Castro, en el cual limaron las asperezas, continuó Núñez.
También dijo que el expresidente costarricense habría tenido otro encuentro con el dictador cubano, en la isla, pero por negocios, pues quería verderle casas prefabricadas que se producían en La Lucha.
Ruptura de relaciones. En 1961, dos años después de ese acto de celebración en La Habana, Costa Rica rompió relaciones con Cuba.
El presidente que lo decidió fue Mario Echandi (1958-1962), quien firmó un decreto en el que se adhería a la llamada Declaración de San José, documento de la Organización de Estados Americanos (OEA), impulsado por Estados Unidos, que instaba a los países de la región a romper las relaciones diplomáticas con el régimen de Castro.
Posteriormente, en el país germinó un movimiento en contra de la revolución cubana. El gobierno de Francisco José Orlich (1962-1966) permitió el establecimiento de campamentos contrarrevolucionarios cubanos, en el Atlántico.
Según el historiador Vladimir de la Cruz, al mismo tiempo, se inició una represión contra los comunistas, ante el temor de que ocurriera, en Costa Rica, algo similar a lo que pasó en Cuba. Esta política continuó en la administración de José Joaquín Trejos (1966-1970).
"El efecto político inmediato fue la represión interna, se detenían comunistas de vez en cuando. Se registraban casas de comunistas, se proscribió el periódico Adelante que dirigió Joaquín Garcia Monge. En su lugar apareció el periódico Libertad, se incautaba literatura y se impedía viajar a Cuba", dijo De la Cruz.
Contra Somoza. No obstante, el distanciamiento en las relaciones no impidió que, años más tarde, durante el gobierno de Rodrigo Carazo (1978-1982), Fidel Castro brindara apoyo al gobierno costarricense y al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en la época previa al derrocamiento de Anastasio Somoza, en Nicaragua.
El ministro de Seguridad de entonces, Juan José Echeverría Brealey, contó este sábado que Cuba prestó ocho baterías antiaéreas, después de que, el 27 de diciembre de 1978, Somoza amenazara con bombardear territorio costarricense debido a su apoyo a la milicia sandinista.
Sin embargo, el apoyo de Castro llegó a través de un intermediario. Echeverría asegura que Estados Unidos no quiso colaborar con el argumento de que Costa Rica no tenía ejército. Además, la administración de Carazo intentó comprar baterías antiaéreas a Francia e Israel, pero que no podía costear el anticipo que estaban cobrando.
Entonces, relató el exministro, él acudió al general panameño Omar Torrijos quien, a su vez, gestionó el préstamo con Castro.
"Cuba nos dio toda la ayuda que necesitábamos, sin ningún costo, en calidad de préstamo. Hubo siempre una actitud de solidaridad y apoyo ante el peligro inminente de una invasión por parte de Somoza”, detalló Echeverría.
Por ese préstamo, la administración de Carazo fue censurada por la Asamblea Legislativa.
Durante esa época, además, por Costa Rica pasaron armas provenientes de Cuba y otros países, como Panamá, para el ejército sandinista.
Restablecimiento de relaciones. Fue hasta el 18 de marzo del 2009, en la segunda administración de Óscar Arias (2006-2010), cuando se puso fin a la lejanía diplomática de 48 años con el régimen de Cuba.
Sin embargo, la decisión era previsible, pues el distanciamiento se había acortado: ya habían relaciones comerciales y, desde la década de los 70, se instalaron consulados en La Habana y en San José.
Aunado a ello, el embajador Rodrigo Carreras reconoce que el expresidente José María Figueres Olsen (1994-1998) se reunió, durante su mandato, en varias ocasiones con Fidel Castro y el entonces canciller de Cuba, Roberto Robaina.
"Don Óscar se basó en una realidad que ya existía (...). Antes de que don Óscar Arias hiciera el paso importante y fundamental de reestablecer relaciones con Cuba, como lo han hecho todos los países de América Latina, ya realmente, el comandante Fidel Castro, como presidente, se reunía en diferentes lugares, Quito (en Ecuador), entre ellos, con el presidente José María Figueres. Nos reuníamos frecuentemente con el canciller cubano y eso es una relación diplomática. Teníamos un cónsul, una oficina de intereses", manifestó Carreras, quien fue vicecanciller de Figueres Olsen.
El historiador De la Cruz añadió que la familia de Figueres Olsen acostumbraba a vacacionar en Cuba, cuando él era presidente.