Kiev. Los separatistas prorrusos de Donetsk afirmaron este viernes que tomaron la localidad de Limán, una ciudad clave del este de Ucrania, en donde Moscú está ganando terreno tras más de tres meses de ofensiva.
En su cuenta de Telegram, el Estado Mayor de la milicia separatista prorrusa de Donetsk indicó que “tomó el control total” de Limán, con el apoyo de las unidades militares de la región separatista de Lugansk y de las fuerzas armadas de Moscú. Por el momento, el Ejército ruso no ha emitido ninguna información y la AFP no pudo verificar este informe de manera independiente.
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Tras fracasar en su intento de tomar Kiev y Járkov, Moscú centra sus esfuerzos en conquistar completamente el Donbás, una cuenca minera que comprende las regiones de Donetsk y Lugansk. Limán es un importante nudo ferroviario al noreste de Sláviansk, tomada brevemente por los separatistas prorrusos en el 2014, y de Kramatorsk, la capital de la región de Donetsk, que está bajo control de Ucrania.
La conquista de Limán permitiría a las tropas rusas despejar el último obstáculo para avanzar hacia Sláviansk y Kramatorsk, en una maniobra para rodear Severodonetsk y Lysychansk, más hacia el este. El presidente ucraniano Volodímir Zelenski acusó a Rusia de estar cometiendo un “genocidio” en el Donbás, en el este del país, donde la ciudad de Severodonetsk se encuentra bajo un diluvio de bombas.
“La actual ofensiva de los ocupantes en el Donbás podría dejar la región inhabitada”, afirmó Zelenski, en la noche del jueves al viernes, en su discurso televisivo cotidiano, en el que acusó a Rusia de querer “reducir a cenizas” varias ciudades de la región.
Rusia ejerce la “deportación” y “los asesinatos en masa de civiles” en el Donbás, insistió. “Todo esto (...) es una política evidente de genocidio”, agregó. Al lanzar su invasión el 24 de febrero, Moscú esgrimió, entre otros motivos, un presunto “genocidio” contra la población rusoparlante del Donbás, escenario desde el 2014 de una guerra entre Kiev y separatistas prorrusos.
En abril, la palabra “genocidio” ya fue usada contra Rusia por el Parlamento ucraniano o por dirigentes internacionales como el estadounidense Joe Biden o el británico Boris Johnson, aunque otros como el francés Emmanuel Macron o el alemán Olaf Scholz la evitaron.
Intento de cerco
El Ejército ruso también está bombardeando Severodonetsk, cuyo gobernador advirtió que podría sufrir el mismo destino que Mariúpol, un importante puerto del sureste devastado tras semanas de asedio. Al menos cinco civiles murieron en 24 horas en la región: cuatro en Severodonetsk y uno en Komychuvakha, a 50 kilómetros de allí, dijo el viernes el gobernador Serguéi Gaidai.
“Los habitantes de Severodonetsk han olvidado lo que es un alto el fuego de media hora”, escribió Gaidai en Telegram. “Los rusos bombardean constantemente las zonas residenciales”, aseguró. “Pensamos que las fuerzas rusas se han podido tomar la mayor parte del noreste de Severodonetsk, aunque hay todavía combates en marcha”, afirmó un alto responsable del departamento de Defensa de Estados Unidos.
El jefe de la administración civil y militar de Severodonetsk, Alexander Striuk, manifestó que todavía había entre 12.000 y 13.000 personas en la ciudad, que tenía 100.000 habitantes antes de la guerra. “Un 60% del parque de viviendas de Severodonetsk ha sido destruido. Un 85-90% de los edificios de la ciudad han sido dañados y necesitarán una restauración mayor”, aseguró citado por los medios ucranianos.
En Dnipro, ciudad industrial del centro-este de Ucrania, un responsable anunció el viernes “una decena” de muertos y unos 30 heridos en un bombardeo ruso contra un terreno militar.
Bombardeos en Járkov
Más al norte, en Járkov, las sirenas antiaéreas volvieron a activarse en la madrugada del viernes. En la víspera, un bombardeo dejó nueve muertos y 19 heridos, entre ellos un bebé de cinco meses y su padre, comentó el presidente Zelenski.
Los misiles cayeron en un sector residencial del barrio Pavlové Polé, según un periodista de AFP, que vio un joven fallecido y cuatro heridos trasladados al hospital, uno de ellos sin una pierna y un brazo. Rusia había abandonado su ofensiva sobre esta ciudad para concentrar sus efectivos en el este y el sur de Ucrania y su población intentaba un difícil regreso a la normalidad, reanudando el servicio de metro.
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Pero las fuerzas de Moscú todavía mantienen posiciones al este de Járkov, mientras los ucranianos cavan trincheras alrededor de la ciudad e instalan bloques de hormigón, sacos de arena y controles ante un eventual nuevo asalto.
Ucrania volvió a pedir a los países occidentales más armas. “Algunos socios evitan dar las armas necesarias por miedo a la escalada. Escalada, ¿en serio? Rusia ya está utilizando las armas no nucleares más pesadas, está quemando gente viva. Quizá sea el momento (...) de darnos MLRS (lanzacohetes múltiples)”, tuiteó Mijailo Podoliak, asesor de la presidencia ucraniana.
El Kremlin, que según los analistas quiere consolidar sus avances en el sur y el este de Ucrania antes de cualquier solución negociada, rechazó el jueves un plan de paz de Italia. La propuesta preveía un alto el fuego y la retirada de tropas bajo supervisión de la ONU, la entrada de Ucrania en la UE pero no en la OTAN y un estatuto de autonomía para el Donbás y Crimea bajo soberanía ucraniana.
‘Puente ferroviario’
La guerra entre Ucrania y Rusia, grandes exportadores de cereales y responsables de un tercio de la producción del trigo mundial, está afectando el mercado alimentario global y hace temer una escasez de comida. Los puertos de la antigua república soviética están bloqueados, con miles de toneladas de grano acumulándose en almacenes.
Según el próximo responsable militar estadounidense en Europa, el general Chris Cavoli, Alemania propuso desplegar un “puente ferroviario” con Ucrania para transportar esta mercancía. El presidente ruso Vladímir Putin se ofreció para ayudar a “superar la crisis alimentaria” que amenaza al mundo por este conflicto a cambio del levantamiento de las sanciones de los países occidentales contra Moscú.
Estados Unidos rechazó la oferta: “Ahora utilizan herramientas económicas como armas. Están convirtiendo la comida en arma”, reprochó el vocero del Pentágono John Kirby. Rusia se propone exportar 50 millones de toneladas de cereales en la próxima temporada, lo que supone un fuerte aumento con respecto al año actual.