Tokio
Los japoneses tendrán que reducir su consumo de patatas fritas de bolsa, después de que el fabricante Calbee suspendiera la venta de sus famosos potato chips por la mala cosecha del año pasado.
"Hemos suspendido de forma progresiva desde el 12 de abril en todo el país la venta de unas 30 variantes de chips y no sabemos en qué momento podremos reanudar" la venta, declaró este miércoles el vocero de Calbee, Masaya Kawase.
Calbee, que comercializa bolsas de patatas fritas con múltiples sabores, y su competidor Koikeya, utilizan patatas de Hokkaido, una isla agrícola en el norte del país. Pero los violentos tifones del año pasado hicieron estragos en la cosecha de agosto–setiembre.
Koikeya también tuvo que cesar temporalmente la venta de algunas de sus especialidades pero ya restableció una parte de la actividad.
"Las patatas solo se recolectan una vez al año en cada región y el suministro se va haciendo a lo largo de los meses según una línea sur-oeste/norte-este, como la floración de los cerezos", precisó Kawase.
Calbee disponía de materia prima hasta finales del 2016 y para principios del 2017, gracias a las patatas de las regiones más al sur, pero no para poder contrarrestar la reducida cosecha de Hokkaido.
La empresa, también conocida por sus cereales, importa una parte de las patatas de Estados Unidos pero "la normativa del ministerio de Agricultura limita las cantidades, el periodo de llegada y la zona en la que pueden ser transformadas", precisa Kawase.
Por ello, la empresa solo puede utilizar patatas de Estados Unidos en dos fábricas del suroeste, Kagoshima y Hiroshima, de ahí que la producción sea insuficiente.
Calbee, que empezó a vender aperitivo a base de patata hace más de medio siglo, estima en $2.264 millones los ingresos en 2016-2017, la mitad de los cuales corresponden a las ventas en Japón de sus potato chips y otras variedades preparadas a partir de patatas.