Riad. EFE. El rey saudí, Salman bin-Abdelaziz, emprendió ayer varios cambios importantes en su Corte y Gobierno con el relevo de los dos príncipes herederos y del ministro de Relaciones Exteriores, en una nueva demostración de la ruptura con las líneas marcadas por su predecesor, su hermano Abdalá, fallecido en enero.
En un decreto difundido por la agencia oficial saudí de noticias, SPA, se informó de que el monarca decidió relevar de su puesto al príncipe heredero, Moqrem bin-Abdelaziz, para sustituirlo por su sobrino Mohamed bin-Nayef , de 55 años, quien hasta ahora era segundo en la línea de sucesión.
Además, el hijo del monarca, Mohamed bin-Salman , también sale beneficiado con la reforma de la línea dinástica, al haber sido nombrado nuevo segundo príncipe heredero.
Con estos cambios, Salman rompe con la estrategia marcada por su medio hermano Abdalá, quien en marzo del 2014 había nombrado segundo heredero a Moqrem. Este se colocó a la cabeza de la sucesión tras la subida al trono de Salman, en enero anterior.
Con la decisión de ayer, Moqrem deja su cargo en beneficio del segundo príncipe heredero, bin-Nayef.
A partir de ahora, bin-Nayef ocupará los cargos de príncipe heredero, ministro del Interior y vicepresidente del Consejo de Ministros.
Nacido en Yeda en 1959 y con estudios en Ciencias Políticas en Estados Unidos, Bin Nayef es nieto del fundador del reino saudí, Abdelaziz al-Saud, lo que lo convierte en el primer príncipe heredero que no es hijo del creador de la saga.
La segunda persona en la línea sucesoria a partir de ahora, Mohamed bin-Salman, ocupaba el cargo de ministro de Defensa, puesto en el que fue designado por su padre poco después de acceder al trono.
“Los cambios que han ocurrido en Arabia Saudí se pueden considerar como un golpe de Estado dentro de la familia real para afianzar y estabilizar el poder del rey en el reino”, dijo el analista del Centro de Estudios Estratégicos egipcio Al-Ahram , Yosri al-Azbani.
No descartó más cambios con el objetivo de garantizar el control del poder por parte de los aliados del monarca.
Además de estos cambios en la línea sucesoria, el monarca decidió designar al actual embajador en Washington, Adel al-Yobeir, como nuevo ministro de Relaciones Exteriores, en sustitución del príncipe Saud al-Faisal, quien llevaba 40 años en el cargo y últimamente sufría problemas de salud.
Con respecto a este cambio en el seno de la representación diplomática del país, Al-Azbani mostró también su temor de que la nueva política exterior del reino se dirija hacia una mayor tensión con varios países en la zona, no solo con Irán.
En ese sentido, no descartó que al menos haya un aumento de la agresividad del discurso político en cuanto a la situación en Siria y en Irak, contrariamente a la política de contención de Abdalá con respecto a las cuestiones árabes.
También advirtió de que la nueva política exterior podría afectar a las actuales alianzas con los países árabes, sobre todo a la que mantiene con Egipto, “tras su rechazo (de El Cairo) a una intervención terrestre en el Yemen”.
Además del cambio de canciller, el soberano saudí efectuó varias modificaciones también en los ministerios de Trabajo y Sanidad.
Pese a las promesas de continuismo que realizó Salman bin Abdelaziz tras acceder al trono, luego de la muerte de su hermano en enero, el nuevo monarca ha emprendido varios cambios de calado.
Las primeras de esas modificaciones no se hicieron esperar y, a la semana de su designación, llevó a cabo una amplia remodelación que afectó a casi una decena de ministerios.
Además, como muestra de su actual poder e influencia regional, no en vano Arabia Saudí es uno de los principales productores y exportadores de petróleo, Salman bin Abdelaziz decidió el mes pasado liderar una coalición de países árabes contra el movimiento de los rebeldes chiíes del movimiento hutí en Yemen.
“Claramente, la política del rey Salman es totalmente diferente y tiene una dirección distinta a la del rey Abdalá, que era considerada como una política árabe", señaló Al Azbani.
La nueva élite del país, según el analista, es más cercana a las ideas de Estados Unidos y quieren presentarse a sí mismos ante Washington como un socio estratégico, especialmente en el actual contexto de acercamiento entre la Casa Blanca y Teherán.